A LA OPINIÓN PÚBLICA,
A LOS MILITANTES DEL PRD,
A LAS ORGANIZACIONES Y MOVIMIENTOS SOCIALES.
México vive una profunda crisis que abarca todos los ámbitos de la vida nacional. Las elecciones del 2012 y los primeros meses del gobierno de Peña Nieto nos hablan de la continuidad del modelo neoliberal, la profundización de las graves condiciones de violencia, pobreza y falta de resultados económicos.
A 9 meses de gestión de Peña Nieto y el PRI al frente de la Presidencia de la República, tenemos un gobierno sin resultados positivos para el grueso de los mexicanos. En ningún rubro se han alcanzado soluciones para atender los grandes problemas nacionales. Es un gobierno que hoy se sostiene de la propaganda, la manipulación mediática, el apoyo de los poderes fácticos, el intento de control de la oposición de izquierda a través del llamado Pacto por México y la represión.
México padece un proceso de caída y desaceleración del crecimiento del Producto Interno Bruto nacional, que ha llevado al gobierno a ajustar a la baja sus expectativas económicas para este 2013, estamos en el umbral de caer en una posible recesión económica. Esto se refleja en el deterioro de las condiciones de vida de la gran mayoría de los mexicanos, sin que se atisbe en el horizonte ninguna intención del gobierno federal de revisar y salirse de los dogmas neoliberales. Actúan como acólitos y empleados de los intereses oligárquicos.
La violencia y la inseguridad se recrudecen día con día. Sólo hemos visto ajustes cosméticos de una estrategia que no genera resultados positivos en materia de seguridad. La tesis del Estado fallido se confirma y para muestra está la situación de Michoacán, Guerrero, Morelos y el norte del país. Son insostenibles las condiciones de violencia, violación de los derechos humanos y la criminalización de la lucha y la protesta social.
El Pacto por México se ha convertido en el “Producto milagro” del gobierno peñista. Cumple cuatro funciones estratégicas para el gobierno: 1) ser un instrumento de propaganda; 2) ser un instrumento de control y domesticación de la oposición de izquierda; 3) avanzar en la profundización de las reformas neoliberales privatizadoras, y 4) conformar gobiernos de coalición de los partidos firmantes bajo la hegemonía del actual gobierno priísta. La contrarreforma educativa es un claro ejemplo de ello, además de las iniciativas del PRI y el PAN en materia energética.
El PRI y el PAN pretenden avanzar en la privatización del sector energético nacional. La iniciativa de Peña Nieto de reformar los artículos 27 y 28 de la Constitución va en ese sentido: abrir toda la cadena productiva de los hidrocarburos y la energía eléctrica al capital trasnacional; eliminar el carácter exclusivo que tiene el Estado mexicano en estas áreas y enajenar nuestra soberanía y nuestros recursos en aras del interés y los negocios de los grandes capitales.
Es una regresión histórica de gran calado, una contrarreforma conservadora, privatizadora que atenta contra nuestra historia y contra el patrimonio y la soberanía de México.
La reforma fiscal que ha presentado Peña elude el cobro de IVA en medicinas y alimentos ante la fuerte presión social que sacude al país encabezada por la CNTE en protesta por la reforma educativa. Sin embargo, plantea una serie de modificaciones que atentan contra las clases medias y toca sólo superficialmente a los grandes capitales.
Después de la imposición de la Contrarreforma Educativa en el Congreso de la Unión que contó con el indigno y repudiable apoyo de una parte del PRD, y del diálogo de sordos del gobierno federal con la CNTE; ayer vimos la verdadera cara del gobierno de Peña Nieto. Vemos a los espíritus de Salinas de Gortari y Díaz Ordaz juntos, actuando en contra de los movimientos y las voces disidentes a sus políticas neoliberales y regresivas.
El desalojo del zócalo capitalino es la más clara expresión del autoritarismo, la simulación democrática que padecemos, y la falta de disposición del gobierno federal de escuchar y tomar en cuenta a quienes no coincidimos con sus visiones y proyectos.
Desgraciadamente al interior del PRD quienes hace unos días avalaron la contrarreforma educativa, hoy respaldan y aplauden la política represiva del dinosaurio priista. El extravío político y la incongruencia son graves e insostenibles por parte de esos dirigentes y legisladores perredistas.
Reiteramos nuestro respaldo a las justas y legítimas demandas del magisterio democrático del país en defensa de la educación pública y sus derechos laborales. Rechazamos la violencia y la represión institucionalizada como forma de resolver los conflictos políticos y sociales del país.
La unidad y la congruencia son valores esenciales que deben guiar el actuar de las fuerzas progresistas, patrióticas y de izquierda en el país. Son tiempos de definiciones claras, de actuar sin sectarismos y con claridad hacia el pueblo de México.
La defensa del interés nacional y de la economía popular deben ser obra del propio pueblo de México. En esa ruta debemos caminar, crear un frente de acción común y actuar sobre las coincidencias para enfrentar y cambiar la política neoliberal y así recuperar la senda del crecimiento, del empleo, la recuperación salarial, la soberanía alimentaria, y la distribución equitativa de la riqueza.
Hay que actuar en unidad para recuperar la paz y la tranquilidad en todo el país. Para ampliar y fortalecer la defensa de los derechos humanos, para garantizar justicia, seguridad para todas y todos, para combatir la corrupción, la inseguridad y la violencia.
Unidad para defender la educación pública, gratuita, laica y de calidad en todos los niveles educativos. Unidad con el magisterio democrático, unidad con los movimientos sociales y populares en torno a una plataforma común para defender los derechos de todas y todos y transformar a México.
La defensa del sector energético nacional, de PEMEX y la CFE, demandan la articulación, la acción común, la defensa de la Constitución y del legado del General
Conformemos un gran Frente Patriótico que articule a partidos, movimientos, intelectuales, liderazgos, ciudadanos en general que estemos en la lógica de asumir la defensa del sector energético, los intereses del país y de la gran mayoría de los mexicanos.
Demos la batalla por evitar que se consume este atraco en el Congreso de la Unión, y asumamos también el reto de impulsar y promover la Consulta Popular que establece el artículo 35 de la Constitución del país. La soberanía popular recae en el pueblo, el pueblo es el poder soberano, y es el que debe decidir legal y legítimamente el futuro de México.
En congruencia el PRD requiere una reforma de fondo, un viraje en su política, en su práctica, en su articulación y vinculación con la sociedad. El PRD es el principal partido de la izquierda mexicana, surgido del más grande esfuerzo unitario de los últimos 30 años. Es un patrimonio del pueblo y un instrumento del mismo para lograr la transformación de México con una visión democrática, justa, igualitaria, libertaria y soberana.
Hay que recuperar y reorientar al PRD como una verdadera oposición de izquierda. La oposición se hace con propuesta, con el debate público, con la organización y la movilización, con la articulación y la construcción de acuerdos con los movimientos sociales y populares, dialogando y acordando de cara a la nación, con transparencia, con independencia, con visión patriótica y de futuro.
Requerimos democratizar la vida interna del partido, impulsar la política de organización territorial en todo el país, abrir el proceso de afiliación interna, rescatar el voto universal, directo y secreto de la militancia para la elección de dirigentes y candidatos, fortalecer una dirección plural y unificada que dure 3 años en su responsabilidad, desarrollar la formación de cuadros, fortalecer el vínculo con nuestros gobiernos, y estrechar los lazos con la izquierda latinoamericana y la agenda internacional.
Ese es el PRD que queremos y en el que creemos, junto con la gran mayoría de sus militantes en todo el país. Por eso el PRD debe retirarse del llamado “Pacto por México”, por eso debe cambiar de raíz, y convertirse en una alternativa para la mayoría del pueblo de México.
La realización de nuestro Congreso Nacional en el próximo mes de Octubre es una oportunidad para avanzar en este sentido. Con una definición clara de nuestra línea política y mecanismos de decisión y dirección que garanticen la viabilidad del PRD como un partido democrático, con claro compromiso con la sociedad.
Ante los grandes retos que nos demanda la nación actuemos con vocación unitaria, con vocación de servicio y convicción democrática para transformar a México.
Ante la necesidad de tener un PRD renovado y una izquierda fuerte actuemos con vocación unitaria, con congruencia democrática, con resultados, con lealtad a nuestra historia, a nuestros militantes y a los principios que nos dan identidad.
Ese es nuestro compromiso y nuestra convicción.
¡Democracia ya, Patria para todos!
IDN, IRM, UDENA, REDIR
14 de septiembre de 2013.
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