Profesores de Quintana Roo, México, están en huelga de hambre demandando justicia
Pedro Echeverría V.
1. Los compañeros profesores de Quintana Roo que están en huelga de hambre en la ciudad capital de Chetumal, desde hace seis días son, sin duda, un ejemplo para los profesores de la Península de Yucatán y Campeche. Son un ejemplo por ser quienes han estado ayudando a la lucha nacional que encabeza la Coordinadora (la CNTE) desde hace años y, al mismo tiempo son una muestra del valor que tienen los educadores para defenderse de la represión de sus muy ignorantes autoridades que creen que la represión es el medio de acabar con el descontento. Habría qué decirles: señores funcionarios les elegimos y pusimos en ese lugar para resolver los problemas no para ignorarlos y reprimirnos.
2. Lo que puede verse es que los habitantes de ese lugar –que creció en número de pobladores a partir de 1972 cuando dejó de ser Territorio para convertirse en Estado- han demostrado mayor conciencia de lucha que los últimos estados nombrados. Ese nivel de pensamiento se atribuye a que la mayoría de los habitantes de Cancún –el centro turístico más importante del país por su nivel internacional- y Chetumal, son de varios estados de la República y no sólo de origen maya cuyas características han sido de mucho pacifismo y hasta de sometimiento. Por ello cuando los profesores se deciden a la huelga de hambre sólo debemos decir que son dignos de nuestro apoyo y aplauso.
3. Son ustedes los profesores en huelga de hambre y los compañeros que los apoyan los que deben decidir cuándo levantan ese movimiento decidido en colectivo. Los organismos humanos son diferentes y pueden resistir una huelga de ese tipo de 6 días a sesenta días. No hay que esforzarse mucho porque la huelga es de convicción política-ideológica. Siempre los primeros dos o tres días son difíciles, pero después se olvida uno de ello. Yo he hecho huelga de hambre de una semana y de 15 días, pero mi amigo Julio Macosay la hizo en Mérida de 60 días estando en la cárcel. Se dice que nuestros indígenas y campesinos mexicanos de las regiones miserables están en permanente huelga de hambre “alimentándose” con un poso de maíz, frijol y chile.
4. Pero las huelgas deben servir como “chispa para encender la pradera”, deben ser un instrumento de agitación y para poner en ridículo a las autoridades que se dicen democráticas y justicieras. Si una huelga no está logrando extender el descontento o por lo menos denunciar una situación no tiene mucho caso hacer el sacrificio. El equipo que rodea a los huelguistas debe estar editando volantes, interviniendo en los medios de información, paralizando carreteras y calles o, por lo menos haciendo un mitin permanente. Cuando el compañero Julio que era asesor jurídico de trabajadores (fallecido muchos años después por otra cosa) realizaba su huelga en el penal. más de 15 activistas –junto con sus familiares- estábamos en asambleas, mítines y marchas.
5. Se que Chetumal es una ciudad difícil de movilizarse, pero son ustedes los que conocen bien la situación. Parece que Cancún tiene mejores condiciones para desarrollar la lucha; pero lo que ustedes hacen con nuestro aplauso, servirá como experiencia para otras luchas. Espero que los compañeros de la CNTE nacional estén totalmente enterados de su lucha; deseo que los pocos compañeros de Yucatán y Campeche estén también colaborando con ustedes. Lo importante es que estén convencidos de que lo que están haciendo (su huelga de hambre) sólo la hacen seres especiales que han entendido que las batallas ayudan a despertar a la gente que la tienen dormida o enajenada por los medios de información. No hay mayor calidad humana que la lucha por la defensa de los derechos colectivos.
6. La CNTE, junto con ustedes, está batallando nacionalmente en defensa de los maestros del país. Desafortunadamente el 60 por ciento de magisterio siempre ha pertenecido a esa “mayoría silenciosa” que ha sido educada en el individualismo capitalista. Pero ni modo: somos las minorías las que tenemos que mover el pequeño motor para ver si arrastramos a esos que se resisten a luchar para defender sus derechos. ¡A los huelguistas de hambre mis respetos! Y a los compañeros que los acompañan tratando de extender el descontento, igual. NO se desanimen ni caigan en ninguna trampa de las autoridades que siempre prometen y nada cumplen. Fuertes abrazos compañeros: si hoy el triunfo es sólo la lucha, mañana mejor organizados podremos barrer la podredumbre política y sindical. (16/VII/13)
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