7 de junio de 2013

En Día de la Libertad de Expresión en México, periodista Ana Lilia Pérez recibe reconocimento desde el exilio

En Día de la Libertad de Expresión en México, periodista Ana Lilia Pérez recibe reconocimento desde el exilio | Knight Center for Journalism in the Americas:
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Cortesía de Ana Lilia Pérez
El Club de Periodistas de México reconoció hoy 7 de junio, el Día de la Libertad de Expresión en México, el trabajo de la periodista Ana Lilia Pérez con la medalla "Defensora de la libertad y promotora del progreso". Pérez -- quien se encuentra viviendo en el exilio en Alemania tras denunciar corrupción en la empresa paraestatal Pémex y recibir amenazas de muerte -- fue incapaz de viajar a Xalapa, Veracruz, donde se llevó a cabo la ceremonia. En su lugar, la periodista escribió la siguiente carta que republicamos con el permiso de la autora.

Pérez es autora de los libros Camisas azules, manos negras y El cartel negro y fue galardonada con el Premio Leipziger Medienpreis 2012 en Alemania. Ha trabajado con publicaciones nacionales como La Jornada, El Universal y Excélsior.

* * * * *

Ingeniero Mario Méndez Acosta, presidente del Club de Periodistas de México.

Admirada Celeste Sáenz de Miera, secretaria general del Club de Periodistas de México.

Estimado José Uriel Rosas Martínez, presidente del Consejo de Directores del Club de Periodistas de México, A. C. y sus organismos filiales.

Maestro Mouris Salloum.

Colegas y amigos:

Hace unos meses fui notificada acerca de la decisión del Consejo de Directores del Club de Periodistas de México de otorgarme la medalla “Defensora de la libertad y promotora del progreso”. El honroso reconocimiento me llenó de alegría, y es para mí un aliciente en estos aciagos tiempos que me han tocado vivir, como consecuencia de ejercer mi trabajo como periodista en un país donde no se respeta la libertad de expresión y que se ha convertido en uno de los más peligrosos del mundo para el periodismo.

Hace más de un año que me encuentro fuera de México, en un asilo temporal, obligada por la circunstancia de salvaguardar mi integridad. Sin embargo, desde que me fue notificado el otorgamiento de este reconocimiento, y hasta el último momento, hice todo lo posible por acudir a recibirlo de manera personal. Resulta por demás simbólico que se entregue precisamente en el Día de la Libertad de Expresión, y en el estado de Veracruz, una de las entidades más lastimadas por los enemigos de la prensa, la libertad de expresión y la democracia.

Desgraciadamente, me fue impedido viajar, debido a las condiciones de alto riesgo que ello implicaba. He de explicarles que me encuentro en el estatus de protección como exilio político, y bajo resguardo con medidas de seguridad proporcionadas por organizaciones internacionales, así que debo acatar las precauciones que consideren pertinentes.

Desde hace 16 años ejerzo la profesión de periodista, y durante los últimos tiempos he debido practicar el oficio lidiando con abusos de poder, bloqueos informativos, acosos judiciales, agresiones, amenazas de muerte, persecuciones, vigilancia, seguimientos, intercepciones telefónicas… sólo por ejercer mi profesión.

Y a pesar de todo, me he mantenido en pie. Y lo he hecho por una sola razón: estoy convencida de que el periodismo honesto —que representa la voz, los ojos y los oídos de la sociedad— es un pilar indispensable para la construcción de una democracia sólida y para el futuro de un país: yo anhelo para mi país un mejor futuro.

Son tiempos sombríos los que vive la prensa mexicana, como sombrías son las cifras de los más de 80 colegas asesinados cobardemente en la última década, cuyos cuerpos han sido exhibidos como parte del infame mensaje de que el periodista debe callar. Terribles son también los casos de periodistas desaparecidos. En estos días debemos recordarle a México y recordarle al mundo que no se mata la verdad, matando periodistas.

Hoy, esta medalla no es para Ana Lilia Pérez, sino para un gremio que está en pie, a pesar de nuestros muertos, de las amenazas, y del riesgo que corre nuestra propia vida. Hoy, esta medalla se llama Regina Martínez, Miguel Ángel López, Yolanda Ordaz, Noel López, Roberto Marcos, Marcela Yarce, Rocío González… se llama periodista, se llama esperanza.

Hay quienes dicen que la única manera de garantizar la vida es dejar de escribir, retirarse de la profesión de manera prematura. Pero también hay quienes creemos que dejar el oficio es tanto como estar muerto, y yo no quiero morir. Me resisto a morir, por eso escribo.

Aun a la distancia, no pasa un solo día sin que deje de pensar que no es insalvable la triste historia de violencia, corrupción y fallida democracia que vive México en la actualidad. Es por ello que la sociedad requiere de información veraz, objetiva y oportuna, y es justamente cuando los periodistas debemos estar a la altura de las circunstancias y cumplir a cabalidad con nuestro deber.

Durante años he trabajado como periodista bajo dos principios personales: la ética y la defensa de la libertad de expresión y el derecho a la información. Insisto, en México ser periodista es una profesión de muy alto riesgo, sin embargo quienes ejercemos la profesión considerándola como la esencia de nuestra vida, estamos convencidos de que cualquier riesgo que se corra vale la pena si con ello abonamos a un régimen democrático, a una sociedad crítica, independiente y que practique el libre pensamiento.

Si el modesto trabajo que he hecho ha ayudado a mi país, eso es aliento para seguir adelante en mi profesión. Recibir esta medalla es un cálido abrazo que me confirma que, pese a todo, he cumplido íntegramente con mi deber.

Ana Lilia Pérez, Alemania, 7 de junio de 2013
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