Por: Jose Sobrevilla, Martes, 25 de Junio de 2013
El dirigente de Morena estuvo unas horas en Nuevo Laredo y su presencia fue tan notoria como la de un artista
NUEVO LAREDO.-Estuvo unas horas en Nuevo Laredo y su presencia fue tan notoria como la de un artista, pero sin la banalidad de éstos.
Su trayectoria política, aparentemente es muy conocida, pero después de hablar con él, uno se da cuenta que en realidad no lo conocemos.
Es Andrés Manuel López Obrador, el presidente y fundador del Movimiento de Regeneración Nacional.
Eran aproximadamente las 6:00 de la tarde cuando arribó a El Rancho, Su Majestad El Taco (Guerrero y Juárez) y todavía no entraba cuando ya se tomaba fotos con admiradores.
Adentro, apenas íbamos sentándonos cuando llegan otros. Una a una, las personas le pedían una fotografía con él. Sencillo y atento, accedía a saludar, retratarse y charlar con quien lo pidiera.
Después de veinte o treinta imágenes, pregunto a César Yáñez, su coordinador de prensa, ¿Así es siempre? No, responde.
Por fortuna a veces es peor. “En ocasiones ha tenido que hacer a un lado el bocado por atender a la gente”. Su entrega tiene sus recompensas; al retirarnos del restaurante rumbo al aeropuerto, cuando se paró, el 90% de los comensales le brindaron un respetuoso aplauso que conmovió a todos.
- ¿Te dejan dormir los problemas del país?
Tengo que descansar, porque si no, no podría llevar a cabo mi labor.
- ¿Cómo es un día en la vida de López Obrador?
Hoy, por ejemplo, me levanté a las 6:00 de la mañana. A las 8:40 tomé el avión para ir a Monterrey. (Cuando digo “tomé el avión” me refiero a uno comercial.
Jamás uso aviones ni helicópteros privados). Luego hicimos dos reuniones en Monterrey, muy similares a la de Nuevo Laredo.
A las 14:00 horas salimos de la última reunión y tomamos carretera a Nuevo Laredo. No dio tiempo de comer y llegamos directo a la Asamblea.
Pues ya viste, Ninfa nos invitó a comer y ahora voy de regreso a la Ciudad de México. Ayer en la mañana estuve en Salamanca. En la tarde en Guanajuato.
Esa es mi vida. Recorro cuatro días a la semana el país, de jueves a domingo y en el DF estoy lunes, martes y miércoles.
- ¿Cómo ve tu familia este ritmo de vida?
Pues… (Dice con sonrisa pícara) “Ya hemos avanzado en ese sentido”.
- ¿Negociaron?
Sí; ya hemos llegado a un acuerdo. Claro, después de varios motines emocionales, jajajaja. Les digo: A ver, ¡Diálogo, diálogo, vamos a dialogar…! ¡Sí, me responden, pero queremos diálogo con compromiso! Jajajaja.
Pero bueno, mis hijos grandes ya lo han entendido; y ahora Beatriz y Jesús. Ya me dan permiso. Van entendiendo que cuando uno tiene esta responsabilidad, hay que sacrificar muchas cosas personales.
Un líder ya no se pertenece. Debe actuar más en función del interés general. O sea, elevas a un objetivo superior tu responsabilidad pública.
- Cuando te acuestas y piensas en esto, antes de dormir ¿Nunca te han dado ganas de llorar?
Me entra mucho sentimiento. No precisamente cuando voy a dormir, porque -por lo cansado- casi no tengo dificultad para conciliar el sueño. Mis emociones más fuertes son cuando estoy con la gente.
Al ir a una asamblea saludo gente y me dicen muchas cosas… ¿Te digo algo aunque parezca increíble? Hay quienes lloran de sentimiento.
Son hombres; sí, hombres que lloran por lo que está sucediendo. ¡Eso sí me conmueve. Me parte el alma!-dice conmovido-.
Estas y el cariño de la gente son las emociones más fuertes. ¿Te imaginas cuando te dicen? “Andrés Manuel: no nos dejes solos.
No nos traiciones. No abandones la lucha y sigue adelante.
Está mal que lo diga, pero tú me vas a entender: han llegado a decirme que somos la esperanza, la única esperanza. Eso es muy fuerte.
Que oran por nosotros… nos entregan estampitas, reliquias. Siempre llego después de una gira con estampitas nuevas. “Amor con amor se paga”, escribió José Martí a propósito de una obra de teatro.
Eso es mi vida.
- El movimiento ¿va bien, con todas las expectativas?
Sí, pero no ha sido fácil porque no hay democracia en el país. Nunca la ha habido. Es enfrentarte a un régimen antidemocrático y a grupos de interés muy poderosos.
Es remar contra corriente. Afortunadamente la gente está despertando.
No fue poca cosa obtener 16 millones de votos sin entregar despensas, materiales para construcción, sin entregar tarjetas Soriana. Dieciséis millones de ciudadanos libres, que quieren un cambio.
Tenemos que dar continuidad a este trabajo, y la gente nos ayuda convenciendo a otros.
Si nosotros no vemos consumado el triunfo, la obra de transformación, le vamos a dejar avanzada a nuestros hijos, a las nuevas generaciones. Se está construyendo una nueva corriente de pensamiento fincada en la honestidad, la justicia y el amor al prójimo.
- ¿Qué tal las zancadillas? Recuerdo la de Bejarano…
Esa fue una gran lanzada… la organizó nada menos que Salinas y Diego; o sea los jefes de la mafia política de México. Recuerdo que, cuando tenían armados los videos y todo, en un restaurante Diego encontró a una persona, y agarró una servilleta y la enrolló así e hizo una bolita frente a él, y le dice: así lo vamos a dejar…
Fue una gran lanzada pero salimos bien porque no establezco relaciones de complicidad con nadie. Eso ayuda mucho. Mira, si fuera corrupto ya no estaría en esto.
Me hubieran hecho polvo. Pero hemos salido adelante de esas y del desafuero…
Salir adelante del fraude del 2000, del de 2006, 2012… No es fácil. ¿Cómo enfrentar un fraude? ¿Cómo lo rechazas? ¿Cómo no aceptas el resultado? ¿Cómo aplicar resistencia civil pacífica o desobediencia civil? Lo más importante: si tienes principios, si tienes ideales, luchas por una causa justa, eres casi, casi indestructible políticamente hablando.
- Has tenido importantes acercamientos con empresarios. Se habló mucho de tu relación con Carlos Slim, Alfonso Romo…
Se han portado muy bien. Alfonso Romo, incluso, ayudó en la campaña. Estuvo convenciendo a otros empresarios informándoles quién soy, quitándoles el miedo, hablándoles del cambio.
Hace diez días me invitaron a cenar empresarios de Monterrey. Intercambiamos puntos de vista. Yo no estoy contra los empresarios; estoy en contra de la riqueza mal habida; de los traficantes de influencias, de los que de la noche a la mañana se hacen inmensamente ricos.
- ¿No te ha dado por ser empresario?
No. Estoy muy contento con el trabajo que llevo a cabo. Mi vida es otra. Creo que hace falta un sector empresarial; que es importantísima la iniciativa privada.
No se podría sacar al país adelante sin la inversión privada. La pública no alcanza.
- ¿Qué escenario ves para México?
Va a ser muy difícil reconstruir el país, pero hay que hacerlo. Desde luego hay que sentar primero las bases; pensar en la producción y en el trabajo.
Se tiene que impulsar la actividad productiva, generar empleos. Rescatar el campo del abandono. Reactivar la economía agropecuaria. Hay muchas tierras ejidales abandonadas porque, por muchos años no se ha apoyado al campo.
La gente se está desacostumbrando a la actividad productiva. Hay un proceso de descampesinización; hay un desarraigo con la tierra. Si seguimos así ya no habrá campesinos.
El daño hecho al país es mayor.
- ¿Te acuerdas de la mofa que hicieron de tu persona por el “Rayito de Esperanza”?
Sí. Se podría hacer una lista… Cómo me cuestionaron lo de los segundos pisos y ahí está. Me copiaron. Recuerdo cuando tomé la decisión de apoyar a los adultos mayores con una pensión mensual, Fox dijo que era populismo, que había que ponerlos a trabajar; y, ¿Qué es el Setenta y Más? Una copia mala... y así te puedo enumerar muchas cosas.
Cuando hablé del complot, tenía yo la información de que era Salinas y Diego Fernández quienes estaban detrás de esto.
Bueno, una vez, en una entrevista radiofónica, iban a llevar a un pejelagarto a un acuario del Estado de México, y empiezan: ¿Cómo le vamos a llamar? Entonces alguien salió y dijo: Complotito…
Llevábamos unos 25 minutos platicando en el auto, cuando le avisaron que tenía que abordar el avión. Al terminar la anécdota, apenas alcanzo a preguntar:
- ¿Y qué pasó al final?
Que sí era cierto; que Ahumada había hecho las grabaciones y se las había entregado a Salinas y a Diego para afectarme. En fin, muchas cosas de estas.
-Se despide con un fuerte abrazo y me dice: “¡Cuídate mucho José, y dale un abrazo solidario a mis amigos de El Mañana!”-.
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