“Tal vez porque después de tanto tiempo puedo tomar distancia. Tal vez porque después de tanto tiempo ya no siento que se subleva mi corazón y se enloquece la vena de mi garganta ante tanta desfachatez de parte tuya y de los curas que te acompañan. Tal vez porque los años pasaron para vos
y para mi. Y al pasar, me dejaron esa desolada sensación que es extrañar. Yo te contesto. Y le contesto a ese solapado intento de trazar los caminos que al parecer debemos caminar para salvar el alma y vivir en un país en el que reine la concordia a partir de perdonarnos, o tal vez, reconciliarnos. Despojado en la humildad que debieras mostrar, por tener el culo sucio.
De reconciliación has hablado. Y te planteo: ¿Reconciliarnos? ¿Con quién o con quienes? ¿Con los que comulgaban de día y asesinaban de noche? ¿Con los que nos pasaban sus sucias manos por los pechos y pezones, mientras con sus lenguas nos baboseaban estando atadas y sin poder defendernos? ¿Con los que se robaban los hijos de las que parían para entregarlos a familias de milicos? ¿Con las que se burlaban de nuestras madres y las llamaban locas? ¿Con los que nos estrellaban las cabezas contra las rejas de las celdas para gozar sádicamente con los lamentos y los gritos de dolor que el hierro rompiéndonos la carne producían nuestros cuerpos?
Te has atrevido a sermonear teniendo el alma negra y el culo sucio. Y al hacerlo, lo has hecho desde la impudicia de la inmoralidad que debiera hacerte guardar un silencio recoleto. Porque debieras responder al silencio con el silencio que producen en mi alma la muerte de tantos compañeros que no aparecen. 30 mil compañeros que no volvieron. 30 mil silencios en el silencio de ese horror que fue que la iglesia delatara y entregara a los corderos a la muerte ¿Por qué hablas ahora y no lo hiciste entonces? Pudiste hacerlo, otros lo hicieron. Vestían la sotana y andaban por las villas, fueron mis compañeros. No regresaron. Desde este extrañar que se hizo costumbre en día de mis días. Desde este llora por las noches a escondidas. Desde este sentir de algún día volveré a abrazarme en un abrazo con tantos compañeros que se fueron. Desde esta convicción de saber que la iglesia fue una mierda delatora que entregaba y señalaba.
Desde este sentir a resistir a tanto inmoral vestido con sotana que cree que el discurso y las palabras han de callar los gritos que duermen en mi alma. Yo te contesto Bergoglio. Lo hago convencida de que hay otros como yo que sienten lo que siento. Teniendo el culo sucio. Teniendo el alma negra y habiendo pactado con el diablo no podés venir a hablar cuando callaste. Shhhh, silencio recoleto, mea culpa y muchas oraciones que tal vez perdonen tus pecados. Porque yo, que soy sobreviviente, no te perdono. Tampoco olvido. Y menos aún, me reconcilio.”
Texto de María Cristina Saborido Ex-detenida-desaparecida Pozo de Banfield/Quilmes/Argentina en Julio/1977
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