25 de febrero de 2013

100MIL muertos, 25mil desaparecidos pero FECAL se niega a irse a la basura de la historia

Ernesto Zedillo y Felipe CalderónCalderón, el omnipresente - Yahoo! Noticias México:

Martín Moreno

Enrique Salazar y 1 otro leyeron esto

Calderón instruye sobre cómo enfrentar al crimen organizado en México. Calderón vocero de Yoani Sánchez. Calderón evalúa al meteorito ruso. Calderón pontifica sobre la renuncia de Benedicto XVI. Calderón felicita a los Yaquis de Obregón, campeones de la Serie del Caribe. Calderón aquí. Calderón allá. Calderón en todas partes.
El ex presidente tiene ya el síndrome de Juan Pablo II: “Me voy, pero no me voy; me voy, pero no me ausento; me voy, pero de corazón me quedo…”. Y Felipe ni se fue ni se quiere ir. Sigue aquí, omnipresente, activo y reactivo.

Calderón rompe la regla hipócrita de los ex presidentes priistas —el que se va, se calla—, y vía Twitter, en conferencias desde Harvard o mediante la divulgación de textos en los que recomienda al gobierno de Peña Nieto cómo enfrentar al narcotráfico, hace sentir su presencia.
Se ve, se siente, Felipe está presente.
A muchos les gustará que Calderón opine sobre cualquier tema. Como un ciudadano más, tiene ese derecho. En Estados Unidos son valiosas y recibidas con naturalidad las recomendaciones de George W. Bush o de Bill Clinton, que aparecen junto a Obama sin ningún prejuicio o condena pública o mediática.
Pero ni Bush ni Clinton emprendieron una guerra contra el narco que le costó a su país —en lo interno— la muerte de 60 mil personas, acusan los malquerientes de Calderón. (A W. Bush se le reprocha la muerte de más de cuatro mil soldados estadunidenses en Irak, lo que lo ha mantenido un tanto al margen de la opinión pública, aunque tampoco se le crucifica).
¿Tiene derecho Felipe Calderón de expresar sus opiniones y recomendaciones, sobre todo en cuestiones de combate al narco, herida aún abierta, episodio doloroso, con cientos de muertos civiles y desaparición de alrededor de 27 mil personas durante su gobierno, según Gobernación?
Si se pretende aprovechar la experiencia de Calderón en el combate a la criminalidad —lejos de prejuicios o de insanos juicios—, el gobierno de Peña podría acudir a las orientaciones del ex presidente sobre el tema, y a partir de ahí, utilizar lo que considere valioso y desechar lo que no crea útil. Sencillo. Y sería un ejercicio democrático, aunque ya sabemos que a los priistas no se les da la democracia.
Calderón no es Carlos Salinas, hoy delirante por obtener el perdón de los mexicanos como responsable directo de la crisis económica más dolorosa de la historia. Tampoco es Fox, enredado con su propia locuacidad y astuto, sí, pero carente de luces intelectuales y culturales. Felipe manda el mensaje de que, como el Papa polaco, “me voy, pero no me voy…”.
¿Cómo recibe el gobierno de Peña Nieto al activismo del ex presidente?
Hasta hoy no ha habido ninguna reacción oficial o velada —muy al estilo priista—, en contra de Calderón, que con sus declaraciones tensa la cuerda. Sin embargo, de continuar las “recomendaciones” del panista, no nos extrañe que haya una respuesta.
Por lo pronto, desde Harvard, Calderón publica un texto titulado Una estrategia innovadora para golpear la violencia y el crimen, en el que recomienda al gobierno peñista cómo enfrentar al narco. Y a través de su cuenta de Twitter, tan sólo del tema Ciudad Juárez, emitió 14 tuits respecto a la lucha contra el crimen organizado y lo que su gobierno hizo en aquella ciudad fronteriza.
Calderón tiene derecho, como ciudadano, a expresar libremente sus opiniones.
Empero, no todos los ciudadanos son ex presidentes.
Y Calderón sabe que los priistas son vengativos y que lo pueden atacar por dos flancos: la onerosa y opaca Estela de Luz y los manejos en Pemex.
Veremos.

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