English: Humberto Moreira. (Photo credit: Wikipedia) |
Jorge Ledesma*
El 3 de octubre pasado, en las cercanías de Ciudad Acuña, Coahuila, fue descubierto el cuerpo de José Eduardo Moreira Rodríguez, hijo del exgobernador Humberto Moreira. El asesinato cimbró a la clase política del país, donde la criminalidad, desde la irrupción de la pareja presidencial Fox-Sahagún, ha sentado sus reales de sanguinaria manera, corrompiendo estructuras medulares de funcionarios gubernamentales, socios de los capos, quienes los consideran iguales entre los suyos.
La ejecución del joven Moreira es resultado –según distintos medios de información– de una venganza del líder de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño Morales, por la muerte de su sobrino Alejandro Treviño Chávez, quien cayó en combate contra la policía estatal una semana antes en la zona, justificando el móvil con narcomantas con el lema: “familia por familia”.
El control absoluto de la delincuencia sobre la autoridad fue desnudado grotescamente por la participación “aleatoria” –término novedoso en la jerga, mas qué incoherente, utilizado por la Procuraduría General de Justicia de Coahuila– del subdirector operativo de la policía de Ciudad Acuña, Rodolfo Castillo, y de elementos a su mando, quienes entregaron a la víctima a sus asesinos, según los resultados de las investigaciones.
La villanía irreparable cometida en contra del indefenso muchacho de 25 años debe ser castigada con la máxima severidad de la ley. Sin embargo, es una deferencia que raya en burla a las familias de otras miles de víctimas inocentes, cuyas demandas de justicia no han sido atendidas. Conducta elitista que causó la repulsa popular en las redes sociales, cuando se trata además de una muestra de solidaridad a un político estigmatizado como depredador en el ejercicio de la función pública, irónicamente expuesto rudamente con fines electorales hace dos años por el mismo gobierno que ahora lo apoya públicamente en forma desmesurada.
Esto confirma que en México sólo los encumbrados son proclives a la distinción de recibir justicia y a la mera lambisconería política de Felipe Calderón al gobierno priísta entrante.
El crimen de Jorge Ledesma Rojas
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http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2012/11/11/los-otros-son-hijos-de-moreira/
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