En el Senado se dio un gran acto de simulación, ya que el PAN cerró filas con las izquierdas para votar a favor de la democracia y transparencia sindicales, en el discurso, se pretendía forma un “bloque legislativo” para impedir el “regreso del autoritarismo” del PRI. Sin embargo, todo quedó ahí ya que en la revisión de los artículos 371, 373 y 388 bis de la reforma laboral, se vio la verdadera vocación del PAN de pactar con el poder.
Los artículos que regresaron a la cámara baja, y que contemplaban ciertos atenutantes a la reforma laboral nociva para los trabajadores, fueron echados para atrás gracias a los votos de PAN, PRI y PVEM. Indignados, los representantes de la izquierda, como el PRD, llamaron traidores a los legisladores del PAN y anunciaron el regreso del PRIAN, en alusión a los pactos que dichos partidos realizaron durante los sexenios panistas para sacar adelante las reforma neoliberales.
Las reformas a los artículos mencionados obligarían a los líderes sindicales a dar cuentas de sus finanzas, a elegirse democráticamente y a dar a conocer el contenido de los contratos colectivos: al no revisarse, se abre la puerta a la perpetuación de los charros como Elba Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamos. Tenemos un panorama en donde los retrocesos a las conquistas laborales se han consumado, mientras los pocos avances en materia de democracia sindical no han sido modificados.
El PRI ha conseguido nuevamente poner al PAN de su lado, por lo que nos esperan seis años de nuevas reformas “estructurales” impulsadas por este bloque político sin que nadie parezca oponerse a elllos.
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