La regulación bancaria es muy costosa para el gobierno, los reguladores, los bancos y los clientes de éstos, quienes llenan todo tipo de formas y presentan documentos una y otra vez, según les exigen las instituciones.
Si todo esto sirve para los fines que la autoridad marcó, qué bueno. Pero si aun con estas reglas ocurren cosas como el lavado de dinero y quedan las instituciones como débiles ante el mercado global, algo más hace falta.
Los reguladores se pueden valer no sólo de la ley, sino también de su autoridad y del respeto que les deben los bancos. Por eso el gobernador del Banco de Inglaterra llamó por teléfono al presidente del Consejo de Administración de Barclays para solicitarle la renuncia de su presidente ejecutivo, renuncia que desde luego tuvo lugar. Esto, al descubrirse que dicho banco participó en la manipulación de la tasa de interés “libor”.
En México, un caso emblemático fue la admisión por HSBC de que permitió el lavado por 7 mil millones de dólares en 2007-08 desde México a EU. Un hecho embarazoso es que esto lo hizo público el informe del Comité Permanente de Investigación del senado de EU. La CNBV de México aclaró que ellos habían detectado las fallas antes y que la ley les impedía darlo a conocer.
http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2012/08/60003.php
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