Así luce ahora la cúspide de la pirámide de CuicuilcoFoto José Antonio López Pantoja
De pronto, yendo por la avenida Insurgentes Sur, a la altura de la pirámide de Cuicuilco, la más antigua de nuestro continente, aparece en el ángulo visual exacto en la punta de la pirámide un espectacular del Partido Verde Ecologista: el close up de Enrique Peña Nieto como un mal presagio.
Además de violar el entorno visual protegido por la Carta de Venecia, firmada por México, el anuncio es un insulto a la cultura mesoamericana y una bofetada a los mexicanos.
El gobierno de Enrique Peña Nieto en el estado de México junto con el gobierno federal son los responsables del daño irreparable a las pirámides de Teotihuacán, porque en el año de 2009 perforaron las pirámides del Sol y de la Luna con 6 mil 575 taquetes expansivos y perforaciones de al menos 20 centímetros de profundidad.
Hay perforaciones que dañan la estructura porque se trasmina el agua hasta el fundamento del edificio, basta consultar el dictamen de Rubén Cabrera, director de Investigación de Arqueología de Teotihuacán.
En cualquier otro país, el daño a Teotihuacán hubiera causado la salida del gobierno de Peña Nieto, pero en nuestro país, su rostro corona sonriente la cúspide de nuestro vestigio más antiguo: Cuicuilco.
El tesoro más valioso de nuestro país son los 10 millones de indígenas vivos que los gobiernos han pisoteado durante más de 500 años, pero también la herencia tangible e intangible de nuestros ancestros ha sido y sigue siendo despreciada.
Estudios muy recientes de Arqueoastronomía (geraldinepatrick. wordpress.com/category/ uncategorized/) demuestran que nuestros calendarios: el maya, el mexica y el otomí-hñahñu marcan con claridad el fin de una era para el 3 de mayo de 2013. Esperamos que esto signifique el fin de la explotación de los indígenas, de la falta de respeto a su cultura, del saqueo de sus riquezas; el fin de esta etapa de corrupción, impunidad, complicidad y encubrimiento.
Alrededor de la pirámide de Cuicuilco, la mancha urbana, la ceguera de quienes construyeron la Escuela Nacional de Antropología al igual que Plaza Cuicuilco en plena zona protegida, la codicia de empresarios como Slim y Salinas Pliego, entre otros, y el enorme descuido del Instituto Nacional de Antropología e Historia han acabado con tres cuartas partes de este primer gran ejemplo de urbanismo en nuestro continente. A pesar de todos ellos, la pirámide se yergue triunfante y sobrevivirá a los edificios de pacotilla que la rodean.
Por ahora, quien pase frente a Cuicuilco o visite la pirámide tendrá que tragarse la sonrisa irónica de un pobre político, ¿Peña pobre? no, Peña Nieto que parece decir:
Todo esto es nuestro y en breve les vamos a ordenar a los mexicanos, con todo respeto, que desalojen nuestro país.
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