Al PRI le gustan los eufemismos - La glorieta de la paz, donde el PRI agarro a madrazos a ciudadanos inconformes

Al PRI le gustan los eufemismos:

“Glorieta de la paz” es el nuevo nombre del famoso paso deprimido en el paseo de Montejo, en Mérida Yucatán. Los regidores priístas del ayuntamiento de la ciudad lo aprobaron en uno de esos actos de auténtico humor negro de los que está compuesto la política mexicana.

El paso deprimido fue escenario de actos violentos de represión el pasado 4 de julio de 2011, algo poco visto en el estado peninsular. Aquél día, un montón de simios priístas arremetieron contra un grupo de manifestantes que se oponían a la obra; algunos de ellos encadenados a árboles, otros apasiblemente sentados en sillas de jardín, confiados de su posición social y de que en Mérida estas cosas no suelen pasar…o no solían pasar.



Dichos manifestantes eran primordialmente panistas, muchos de ellos liderados por la ex candidata al ayuntamiento Blanca Alcalá (señoras copetudas, fresas y juniors diríamos algunos), otros verdaderamente preocupados por el impacto ambiental de la obra (cuestión planteada por el Colegio de Arquitéctos y que la administración de la priísta Angélica Araujo, actual diputada, ignoró campalmente) otros simples curiosos. A todos los madrearon por parejo, mientras los policías estatales miraban complacientes.

Las fotografías y videos inundaron la red mientras Angélica Araujo declaraba, patéticamente, que no hubo heridos; que no pasó nada. La mayoría de los medios callaron por el temor que tienen de la sátrapa gobernadora, heredera política del cacique Cerverca Pacheco; Ivonne Ortega. Sólo a nivel nacional, y el valiente (cuando le conviene) Diario de Yucatán, dieron cuenta de lo ocurrido. Un castigo ejemplar a todos los opositores al régimen de Ortega…por cierto el PRI ganó nuevamente la gobernatura del estado pero perdió el ayuntamiento de Mérida, recuperado por el PAN.
Ante todo esto, resulta macabramente gracioso que el paso deprimido sea nombrado “glorieta de la paz”: un nombre que, sin duda, evoca las viejas conductas cínicas del PRI durante su periodo más represor. !Felicidades Mérida, ciudad blanca!
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