La corrupción, la impunidad, la negligencia, o simplemente el pendejismo siempre han estado aunados a las desgracias de este terruño, y nunca han faltado muestras de eso. Estamos en lo que se llama una “crisis postelectoral”, lo cual muy amablemente el Sr. Slim nos hizo favor de desmentir ante empresarios internacionales en pro de sus jugosos negocios. Así mismo en estos días se empezará a sentir el cálido amor a la patria que solo puede ser generado por una olimpiada o una copa del mundo, ese amor que nos hace usar uniformes tricolores, estar pendientes de la tv y soñar con que dejarán de sobrarnos dedos pa’ contar las medallas y que nos tendrá idiotizados en falso nacionalismo producto de los poderes facticos.
Pero a fin de cuentas nosotros tenemos la culpa y la tenemos por dejados, huevones y valemadristas y nada ejemplifica mejor nuestra realidad que la fábula que contó un político canadiense de nombre Clarence Gillis, y que se llama “Mouseland”, que quiere decir algo así como tierra de ratones, en nuestro caso verdes, pero verdes de inmaduros nada que ver con los motes futbolísticos aunque bien pudieran aplicar.
La historia versa más o menos así (adaptación de su servilleta):
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http://rdstarrockandroots.blogspot.mx/2012/07/ratones-verdes-fabula-de-nuestra.html
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