5 de julio de 2012

El fraude, aquí y allá, ¿triunfará?   Por Leticia Puente Beresford

El fraude, aquí y allá, ¿triunfará?

Por Leticia Puente Beresford

Nueva York.- Es imperfecta e imprecisa la traducción y la interpretación  del proceso electoral de este 2012 en México. Una vez más vivimos un proceso electoral vicioso, con los mismos vicios que he observado desde que tuve edad para ejercer  mi “derecho a votar o a ser votada”.

Mi primer voto, recuerdo, fue en por Rosario Ibarra de Piedra, ama de casa que se convirtió en activista luego de que su hijo fue desaparecido durante el gobierno de Luis Echeverría y que, como parte de su lucha, años después, decidió convertirse en candidata a la presidencia por el Partido Revolucionario de los Trabajadores...

Luego, además de votar, me tocó cubrir y reportear los procesos electorales: ninguno ha sido limpio. Primero, tras las trampas y vicios, dijeron que era necesario un Instituto, se hizo; luego, que faltaba un órgano que impartiera justicia electoral, ahí está. Pero no bastó, no basta, porque en este 2012 se vivió una jornada electoral viciosa, tramposa, chapucera, sucia... 

Y aunque digan que en la guerra y en el amor todo se vale, me arde la cara de vergüenza de que después de tantos años no se logren revertir los vicios de la política mexicana, lo cual es lamentable, una desgracia, porque lo que continúa imponiéndose es el modus operandi del priismo, quien gobernó 70 años, descansó 12 y ahora intenta retomar el camino, el mismo camino... 

Y nuevamente se muestran los priistas tal y como son, siempre abusando de los más frágiles, comprando su voto, aprovechándose de su necesidad, de su hambre. Los tratan como muertos-de-hambre.

Y la gente vende su voto porque hoy necesitan comer, porque hoy es necesario llenar el estómago y  mañana... dios dirá. Ahí están los testimonios videograbados de las señoras que aceptaron vender su voto por una tarjeta para comprar comida en la tienda Soriana.

 Y vemos también, del lado de la izquierda, la misma demanda que hace seis años, que se cuenten otra vez los votos, porque –el colmo- seguramente no se hizo bien, con alevosía o sin ella.

Por eso el ejercicio de contar, de revisar, se debe hacer públicamente, de forma simple, para quitar dudas, ya que, como decimos en México, “lo que es parejo no es chipotudo” y dos más dos son cuatro. 

Así no sería necesarias marchas y marchas, protestas, plantones,  reiteradas expresiones de inconformidad  alimentadas por las mismas causas y que se repiten pese a leyes y reglamentos.   

Andrés Manuel López Obrador, como cualquier otro mexicano o mexicana, tienen derecho a ejercer sus derechos, su derecho a la inconformidad, su duda legal y a no ser violentados sólo por cuestionar, por dudar como lo hacemos muchos.

Son  días de dudas y sospecha, de evidencias que se multiplican en las redes sociales y que hacen surgir múltiples voces de mexicanas y mexicanos, aquí en Estados Unidos y allá en México: “La crisis los despertará o los matará de hambre”, “ La vía pacífica ya no es opción”, “Puras promesas”, “Si perdió, pues se perdió y ya”, “ Pus ya qué”, “No hay quien aguante un cañonazo de dinero cuando la panza está con hambre”...
Y yo resumo así la jornada poselectoral: Aún nos quieren seguir dando “atole con el dedo”... 

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