10 de mayo de 2012

9mil madres lloran a sus hijos a causa de la guerra estúpida de CALDERÓN en Ciudad Juarez

Por violencia en Ciudad Juárez, México, 9.000 madres de luto - Terra Colombia:

Más de nueve mil madres en Ciudad Juárez, Chihuahua, se encuentran actualmente en duelo como consecuencia de la crisis de violencia. Foto: Reuters/ ArchivoMás de nueve mil madres en Ciudad Juárez, Chihuahua, se encuentran actualmente en duelo como consecuencia de la crisis de violencia.
Foto: Reuters/ Archivo
ANTONIO REBOLLEDO

Chihuahua.- Más de nueve mil madres en Ciudad Juárez se encuentran actualmente en duelo como consecuencia de la crisis de violencia que les arrebató a uno o más de sus hijos en los últimos cuatro años, de acuerdo con estadísticas de organismos de ayuda locales.
Y la mayoría de esas mujeres no ha recibido atención psicológica integral que las rescate del proceso de pérdida cercana, advirtió la Asociación Civil Centro Familiar de Integración y Crecimiento (CEFIC).



En Juárez se cuentan ya más de 10 mil muertos desde el inicio de la ola de violencia y homicidios, que además atrajo delitos como secuestro, extorsión, asalto y “carjacking”.
“Si son más de 10 mil las personas que han fallecido en la ciudad de una manera violenta, de menos debe haber nueve mil madres que no han podido atender su pérdida. A los talleres de duelo que organizaciones civiles e instituciones públicas convocan han acudido alrededor de cuatro mil personas para atenderse, pero no todas son madres: unos son padres, otros hermanos y muchas son viudas”, detalló a El Diario de Juárez Silvia Aguirre Lomelí, directora de CEFIC.
La agrupación basó sus cifras en la estadística de muertes violentas desde 2008, según el seguimiento periodístico de casos y el cruce de los comunicados de la anterior Procuraduría y la actual Fiscalía General del Estado, datos que fueron publicados por El Diario en su edición del martes.
Aguirre Lomelí indicó que estas mujeres en Juárez se encuentran devastadas, perdieron el sentido de sus vidas, la seguridad en sí mismas, están muy lastimadas, y de manera especial tienen un rompimiento con la sociedad y con la relación con otras personas.
“De ser vecinas e integrantes o protagonistas de una comunidad, de pronto pueden ser el enemigo en cualquier momento ... se cuestionan qué caso tiene seguir con vida, seguir luchando”, describió.
Expuso que la atención pública en los procesos de duelo es insuficiente porque son muchas las mujeres que requieren apoyo psicológico y emocional.
“Por eso creamos el Programa Renacer, enfocado directamente a la atención emocional de los padres y de las madres que han perdido a un hijo. Por eso hemos tratado de llegar al mayor número posible de mujeres a través de las iglesias, escuelas e incluso clínicas del Instituto Mexicano del Seguro Social, para ayudar a todas las madres posibles, pero necesitamos que la gente se informe más de los programas de atención tanatológica”, señaló.
Ivonne Miranda Andreu, tanatóloga y coordinadora de Renacer, explicó que perder a un hijo es tan complicado que ni siquiera hay un término para sustantivarlo como viudo o huérfano. Estamos preparados para morir primero y que sean nuestros hijos quienes nos entierren, no al revés, esa es nuestra idiosincrasia”.
Explicó que en el caso de que el hijo fallecido sea una persona vinculada a un hecho delictivo, la madre tiene qué cargar además con el morbo de la gente.
“Es ahí cuando la mujer reacciona en forma agresiva, cuestiona qué le importa a la gente a qué se dedicaba, o si se lo merecía o no, y entonces exalta que a final de cuentas, malandro o no, era su hijo y duele igual. Pero eso la gente no lo comprende y la mujer recibe más peso en el duelo, lo que provoca molestia porque se habla de una persona que ya no está. Este cúmulo de sentimientos es el que se debe de tratar ante todo, porque de lo contrario se acumula el rencor”.
Delia Carrasco Núñez, tanatóloga y también coordinadora del grupo Renacer, explicó que la mujer tiene que pasar por el proceso doloroso de la pérdida hasta iniciar la búsqueda de ayuda psicológica, y es ahí cuando se percata que no está sola y que puede entenderse, pues las madres que pierden hijos se sienten incomprendidas ante un dolor profundo.
“En los grupos de ayuda se entienden porque lo han vivido. Hablan, se quitan las culpas, se trabaja en sus emociones, porque afuera la gente no quiere tocar el tema de la muerte de sus hijos, les dan la vuelta, y aquí la persona puede hablar mil veces del caso, es su espacio, no hay censura. Un día se cansará de hablarlo y será el momento para cambiar la página de su vida tras la aceptación de la pérdida”.
La especialista advirtió que no hay un tiempo límite para superar la pérdida de un hijo, pues el duelo es personal está relacionado con la actitud que se asume, con las creencias religiosas, aunque estimó que una mujer en promedio puede recuperarse de la muerte de un hijo en un transcurso de dos años.
“Tras la ayuda tanatológica se termina un ciclo de atención, pero debe continuarse con la contención para seguir hablando de sus hijos, cuando estaban en vida, o de lo que provocó su muerte. Eso es sano en el total de los casos, y si en dos años si no se llega a la aceptación total, al menos se llega a una postura diferente bajo una terapia psicológica continua”.
Separación y menopausia
Las especialistas coincidieron en que hay una problemática adicional durante la pérdida de un hijo: 70 por ciento de los matrimonios termina en divorcio por la falta de comunicación, pues la mujer se siente incomprendida, no se siente acompañada en la pérdida, se aísla y comienza a repartir culpas con su cónyuge.
En el proceso de una muerte violenta, la mujer además de perder al hijo, pierde al esposo. Hay una doble pérdida, una directa y otra implícita en la mayoría de los casos, y a esta pérdida se agrega el factor hormonal, pues las mujeres que han perdido un hijo joven, entre los 15 y 35 años de edad, están en un proceso menopáusico que complica su estado emocional.
“La pérdida del marido se da porque creen sentir el duelo de una manera diferente. Cuestionan por qué al esposo no le importa que se murió su hijo, y a su vez, el marido cuestiona a la mujer que no lo educó, no lo regañó. Hay culpas que no se hablan, que no se dicen, pues las mujeres pretendemos que nos adivinen el pensamiento y es ahí cuando truena la relación marital, pues un duelo abre un baúl de tu vida y salen rencores y corajes que hacen más vulnerable a la mujer”, concluyó Carrasco Núñez.

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