100 mil jóvenes contra la derecha Por José Luis Hernández Ayala La #MarchaYoSoy132

100 mil jóvenes contra la derecha

Escrito por José Luis Hernández Ayala

En un acto inusitado en el acontecer político nacional, 80 mil jóvenes en la capital del país y por lo menos otros veinte mil en otras tantas ciudades del interior, se movilizaron para expresar su rechazo a la candidatura de Enrique Peña Nieto (EPN), representante del otrora dominante Partido Revolucionario Institucional. Esta es la primera vez que una convocatoria surgida desde las redes sociales cuenta con una respuesta tan abrumadora. La protesta, sobre todo jóvenes universitarios de escuelas públicas y privadas, fue ante lo que consideran una lucha en contra de la posible imposición –a través de los medios de comunicación, especialmente de los monopolios televisivos Televisa y TV Azteca-, del principal candidato de la derecha.

Esta candidatura ha gozado de un excesiva exposición en medios, desde hace cinco años, y de una más que sospechosa ventaja en encuestas que le atribuyen un cincuenta por ciento de las preferencias. Estos datos contrastan con la capacidad de convocatoria del candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), con las encuestas realizadas en medios alternativos y centros universitarios, que muestran resultados exactamente opuestos a los oficiales, y con el apoyo con que cuenta en las redes sociales. Durante el concierto gratuito de Paul McCartney, realizado en la plaza central de la capital el pasado 10 de mayo, alguien saco desde un balcón una manta en apoyo de EPN que provocó el desprecio generalizado y gritos a favor de López Obrador.

También se repudió a los otros dos candidatos derechistas, Josefina Vázquez Mota (oficialista) y Gabriel Quadri de la Torre, y se exhibió un discreto apoyo a la candidatura de AMLO. Esto no es un rayo en cielo sereno. Desde del inicio de la campaña electoral, muchas fueron las señales que mostraron un enorme descontento popular en contra de treinta años de constante reducción del poder adquisitivo y de empleos, de corrupción rampante, de privatizaciones de empresas públicas, de ataques a las libertades democráticas y por la militarización del país, de las embestida en contra del sindicalismo democrático, del intento de socavar la Ley Federal del Trabajo y de la errada “guerra” emprendida en contra del crimen organizado, que lleva un saldo trágico de 70 mil muertos en casi cinco años.

A principios de abril la candidata oficialista se llevó un duro revés, en su lanzamiento de campaña, cuando en pleno discurso presenció el retiro del miles de sus seguidores desesperados por el retraso del acto y la salida inminente de los autobuses que los habían llevado. Posteriormente recibió otros reveses, como cuando debió confrontar a una vendedora de comida que le reprochó por el despido injustificado de miles de trabajadores electricistas.

Al tercer candidato de la derecha, Gabriel Quadri, también le han llovido reproches. El principal por ser el candidato del Partido Nueva Alianza, que no es más que el brazo político de la corrupta lideresa del poderoso Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), con más de un millón 200 mil afiliados. Sus principales impugnadores han sido jóvenes estudiantes que ha denunciado su hipocresía al criticar a los “políticos de siempre” y por sus propuestas ultra neoliberales y represivas.

Enrique Peña Nieto tiene en contra su dependencia hacia uno de los personajes más siniestros de la política nacional, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, y su extraordinaria estupidez. Durante su participación en la reciente Feria del Libro de Guadalajara no supo responder a una pregunta sobre cuales habían sido los tres libros que más habían influido en su vida. Además ha sido muy puntual en ratificar su compromiso de continuar con las políticas neoliberales. Pretende la privatización de la principal empresa de la nación, Petróleos Mexicanos. Pero lo que desató la furia de los jóvenes universitarios fue que durante su participación en un foro en la Universidad Iberoamericana (privada), defendió a ultranza la brutal represión que ejerció, durante su paso como gobernador del Estado de México, en contra de los habitantes del poblado de San Salvador Atenco, que se defendían del despojo de sus tierras para instalar un Aeropuerto.

El candidato de la izquierda, López Obrador, se ha visto favorecido por haber sido despojado de su triunfo en las fraudulentas elecciones presidenciales de 2006, por su incuestionable imagen de honestidad (rara avis de la clase política mexicana), y presentar una propuesta de gobierno basada en terminar con la austeridad salarial, recuperar el estratégico sector energético, resolver los conflictos sociales existentes (electricistas, mineros, del sector aéreo, magisterio e indígenas), aunque sin poner en cuestión el orden social capitalista.

Es evidente que el proceso electoral se está convirtiendo en válvula de escape del enorme descontento nacional y se expresa en la voz de millones de jóvenes. La irrupción de la juventud, en el gris escenario electoral, es algo fantástico ante la terrible descomposición social y el conservadurismo de la sociedad mexicana. Es oxígeno puro que debe ser saludado y estimulado por la izquierda revolucionaria mexicana.

En la movilización de la Ciudad de México fue notaria la participación de contingentes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y de los campesinos de San Salvador Atenco. El primero se distinguió por su masiva presencia, cerca de 5 mil participantes, por estar involucrado en la campaña de López Obrador y proponer la construcción de un partido político de la clase trabajadora (Organización Política del Pueblo y los Trabajadores, OPT). Su presencia fue saludada por todos los participantes, que reconocen su digna resistencia después de casi dos años y medio de haber sido despedidos.

A pesar de la enorme trascendencia de las movilizaciones del día de hoy, aún es prematuro dar por muerto al PRI y a su candidato. Ellos aún cuentan con el control caciquil de organizaciones obreras, campesinas y populares, además de un ejército de gánsteres expertos en fraudes electorales. Es necesario profundizar las movilizaciones y la campaña en favor del candidato de la izquierda, participar en la vigilancia de los comicios y contar con plan de acción efectivo en caso de fraude electoral.

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