Alto a la Violencia (Photo credit: Rosaura Ochoa) |
CARTA A QUIÉN ME QUIERA ESCUCHAR
Tengo 16 años; algunos o tal vez muchos dirán que a mi edad es muy sencilla la vida más aún para una chica como yo, que durante mucho tiempo he tratado de entender este mundo, algunos otros dirán que es normal que a mis años me encuentre en esta disyuntiva de vida, pero es muy difícil tratar de describir los sentimientos que quedan cuando alguien se va. Muchas veces cuando vemos en las noticias que millones de personas mueren, decidimos cambiar el canal porque es horrible ver ese tipo de cosas, porque nos agobia el mundo en el que vivimos, y los medios de comunicación, nuestra sociedad nos ha enseñado que es mucho más fácil hacer esto, cambiar el canal a uno que nos enseñe cosas superfluas, como las modas o una novela rosa que dice que el amor es dejar que todos te pisen o tal vez un canal que te diga cuál es el último grito de la moda. Sin embargo, la realidad esa que nuestros gobernantes dicen que es la delincuencia organizada y la lucha por derrotarla ya no nos deja cambiar de canal, porque ahora pasa en tu casa, en la escuela, el trabajo, la oficina y ahí no puedes cambiar de canal, tenemos que enfrentar nuestra realidad.
Me dolió enterarme de la muerte de mi profesor Carlos Palmeros que ahora descansa de este horrible país en el que se ha convertido México, de pronto dentro de mi cuerpo, mi mente, mi corazón de 16 años llego la impotencia cuando supe cómo había muerto. En manos de un delincuente, decidido a quitarle el vehículo que manejaba. ¿Quién manejaba? Un ser humano tan imperfecto como todos los demás pero tan humano como pocos hoy, mi profesor de ética, consejero, amigo, compañero, hermano, hijo, esposo, padre de familia, fue arrebatado de su vida por algo material que de cualquier forma el día que muriera no se iba a llevar, el punto aquí es porque esa gente tiene el derecho de quitarle la vida a otro ser, ¿qué los haces sentir tan omnipotentes?
No voy a hablar de lo que cada quien merece, nadie es perfecto pero sin duda por lo que una persona decidió hacer con una vida, ocasionó otras cosas en muchas más vidas.
Yo voy a hablar de lo que esta muerte ocasiono en mi vida.
Al llegar a mi clase, nos dieron la lamentable noticia. No recuerdo las palabras exactas con las que lo hicieron pero hubo una en particular que me ofendió ‘falleció’. ¿Falleció? Realmente, sí, pero alguien ocasionó eso, no fue una muerte natural y eso fue lo que me ofendió. Encubrir al individuo que lo ocasionó. Lo mataron. Independientemente de la tristeza pude sentir asco por esa acción, no intencional claro pero me molestó.
Por la tarde llegamos algunos profesores y alumnos a su funeral. Al llegar vi el ataúd cerrado con muchos arreglos de flores blancas debajo de él y se me erizo la piel. Pero eso no fue todo, al ver uno de los arreglos con una cinta que decía ‘gracias’, en ese momento rompí en llanto. Pasaron por mi mente cosas que nunca creí pensar, gracias, que palabra tan valiosa. Al final queda un agradecimiento y mucho de lo que me enseñó, dentro de mí.
Hubo otro suceso en particular que me cambio totalmente la forma de ver la vida en ese funeral. Y después de tantas cosas buenas y la enseñanza que ha dejado tanto la estancia como la partida de ese ser humano, pasan por mi mente las más de 60 mil muertes que durante este tiempo se han dado solo en mi país, ellos se han ido y han dejado una huella en tantas personas. Todos tenemos que morir, lo sé no es algo que no nos toca decidir. Sin embargo esa forma de morir, me parece totalmente terrible, no nos toca decidir. Si es una decisión que no podemos tomar nosotros, ni los seres que nos aman ¿Por qué sí pueden tomarla quienes no nos conocen o quienes no nos quieren?.
Más tarde hable con mis compañeros y sentí un disgusto muy grande, comencé a quejarme y a hablar de lo que sucedía en la sociedad. Mis compañeros, como todo buen ciudadano, me dijeron ‘Pero así es México ¿Qué le vas a hacer?’ , por supuesto, dije ‘¡No es sólo México, es el mundo, esto pasa en todos lados!’ (Cuando digo ‘el mundo’ me refiero a la sociedad y a las personas que habitan, en general, el mundo). Peor aún fue su respuesta ‘Menos, vas a poder cambiar al mundo’.
Llego a mí un momento de tristeza, decepción, asco. No era el asesino de mi profesor, no son los delincuentes, son las personas por quienes estoy rodeada, quienes no están dispuestos a hacer nada, quienes se conforman ante el hecho de no poder hacer nada tú contra la injusticia y prefieren entonces, ser parte del mundo.
No pude creer que convivo a diario con personas que no están dispuestas a hacer algo que no sea darle un abrazo a quien sufre por la pérdida de esos seres que sí estaban dispuestos a hacer algo.
Incito a las personas que han sufrido este tipo de pérdidas y a quienes no las han sufrido con el deseo de que no lo sufran y de que éste sufrimiento no sea necesario para darnos cuenta que las cosas están mal, a que hagan algo. Llamo a nuestros gobernantes que yo no he decidió quien me gobierna pero, ya están ahí que hagan justicia por todos los asesinados de manera injusta, por los niños, por las madres, por las esposas y los hijos que se han quedado solos; como sociedad, como jóvenes, como los que seguimos en este país, en este mundo es invitarlos a Expresarse, no ser parte de quien se queda callado porque ese, es el primer paso. No ser cómplices.
Yo, tengo 16 años y ya estoy cansada de que haya personas viviendo con miedo y con justa razón porque he visto que de pronto, un día ya no vuelves a tu hogar.
Estoy cansada de que personas que no lo viven, pretendan que todo está bien, por el simple hecho de no ser ellos los afectados. Estoy cansada de pretender que no pasa nada con tal de alcanzar la ‘paz’. Eso, no es paz, es fingir, es mentir, es encubrir, es estar de lado de las personas que ocasionan éste sufrimiento.
Y como diría un gran hombre ; "No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos"
MARTIN LUTHER KING.
#AMLO2012
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