4 de febrero de 2012

ELSEMANARIO: INDÍGENAS TARAHUMARAS - Ancestral rezago o forma de vida

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INDÍGENAS TARAHUMARAS

Ancestral rezago o forma de vida
Usos y costumbres dificultan el desarrollo de los pueblos indígenas de Chihuahua. Ante las propuestas oficiales para mejorar sus niveles de vida, rechazan la ayuda para mantener sus tradiciones.




El 2012 empezó con un capítulo difícil en la Sierra Tarahumara de Chihuahua: indígenas se suicidaban, como una forma de evitar el hambre generada por la sequía de 2011, que destruyó su producción de maíz -recordar que el 98% se destina al consumo interno- además de que esta se vio agravada por las bajas temperaturas del invierno
El efecto fue inmediato: se enviaron toneladas de despensas con arroz, atún, aceite, leche, cereal, sal y ropa.

Sin embargo, la realidad es que la ayuda humanitaria de poco sirve a los indígenas de Chihuahua porque no están acostumbrados al consumo de arroz, desconocen cómo preparar el atún y tampoco son afectos al cereal.

Y es que la crisis que vive la Tarahumara, es sólo la punta del Iceberg de la amarga realidad que experimentan actualmente los indígenas en México.


Chihuahua no es la única entidad con indígenas, todos los estados tienen presencia de grupos étnicos ya sea por migración o por origen, siendo las principales entidades: Chiapas, Oaxaca, Yucatán, Tabasco, Veracruz, Michoacán, Puebla, Nayarit, Estado de México, Hidalgo, Sonora. El Distrito Federal es la delegación que cuenta con el mayor número de indígenas de diferentes etnias.

Cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi) señalan que en el país hay 13.7 millones de personas reconocidas como indígenas, es decir que hablan algún idioma o lengua diferente al español. Un millón de estas personas no hablan español.

Además informa que existen 85 lenguas, de las cuales, 12 están condenadas a la extinción, debido a que tienen menos de 50 parlantes.


Los números

De los 13.7 millones de indígenas en México, el 79.3%, viven en la pobreza según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), de los cuales 6.7 millones son hombres y 6.9 mujeres, pertenecientes a 62 diferentes grupos étnicos, siendo los náhuatl y los mayas, las etnias más pobladas en el país

En México, hay más de 60 grupos étnicos, de los cuales, las lenguas con mayor número de hablantes son el náhuatl (23%), seguida por el maya (11.5%), tzeltal (7%), tzotzil (6.9%) y zapoteca (6.4%), de acuerdo con datos del Inegi.

Estas personas habitan en 25,000 comunidades que suelen ubicarse en zonas de difícil acceso, lo cual repercute en la exclusión escolar y en el incumplimiento de otros derechos de los niños indígenas.

Otro indicador alarmante es que 33.2% de los niños indígenas menores de 5 años sufren de baja talla, mientras que la tasa de mortalidad infantil de la población indígena es 60% mayor que la de la población no indígena.

UNICEF explica que la tasa de analfabetismo entre los pueblos indígenas es cuatro veces más alta (más de 26% de la población de 15 años y más) que el promedio nacional (7.4%). Mientras que una de cada tres escuelas primarias generales es multigrado, y dos de cada tres escuelas indígenas tienen este nivel, es decir, sus docentes atienden más de un grado escolar.

Una de las razones por la que muchos niños y niñas indígenas dejan de ir a la escuela se debe a que tienen que comenzar a trabajar. Un estudio del Inegi sobre el trabajo infantil establece que, el 36% de los niños indígenas entre 6 y 14 años de edad laboran.


LA CRISIS EN LA TARAHUMARA
En la sierra Tarahumara, viven 120,000 indígenas, divididos en cuatro grupos étnicos: Pimas, Tepehuanos, Guarojios y Tarahumaras. La sierra está formada por elevadas montañas que alcanzan los tres mil 500 metros sobre el nivel del mar y profundas barrancas, lo que ha dificultado la construcción de caminos.
La zona se encuentra comunicada por la carretera La Junta-Creel-Guachochi-Balleza-Parral, construida en la década de los 70. La otra vía de acceso es el ferrocarril que atraviesa la sierra partiendo de la ciudad de Chihuahua con destino a Los Mochis, Sinaloa; pasando por Bocoyna-San Juanito-Creel-Divisadero Barrancas-San Rafael-Cerocahui-Cuiteco-Témoris.

Una de las curiosidades es que cuentan con pistas de aterrizaje para aviones y avionetas en varios lugares de la sierra, además de que existen vuelos comerciales que parten de la ciudad de Chihuahua a algunos puntos de la cordillera.

Servicios como energía eléctrica, correos, teléfono y televisión sólo llegan a las cabeceras municipales de San Juanito, Creel y Guachochi. En la montaña donde viven la mayoría de los grupos étnicos el acceso es imposible.

VIVIENDA
El profesor Ignacio López Miravete, del Instituto Nacional Antropología e Historial (INAH) explica que son pocos los tarahumaras que habitan en ranchos; detalló que la mayoría viven en una casa, granero, corral de madera o cuevas.

Señala que las casas se construyen con madera, adobe, cantera o piedra, dependiendo del material que haya en la región. “Lo más común es encontrar viviendas hechas de troncos de pino dispuestos de manera horizontal, uno sobre otro, con techo de canoa o de vigas de dos aguas; los troncos son ensamblados en las esquinas y las rendijas son tapadas con una mezcla de lodo”.

Precisa que las viviendas cuentan con un solo cuarto, mismo que sirve de recamará y cocina. El mobiliario consiste en un espacio para el fogón o estufa hecha de lámina, hay un metate para moler el maíz, utensilios de cocina, una estructura de madera que sirve de cama y cobijas. Cuando el clima lo permite la gente duerme y cocina a la intemperie.
ECONOMÍA
Un estudio realizado por la Secretaría de Economía (SE) indica que la producción agrícola es la principal actividad de las familias, pero más del 80% de sus recursos los obtienen de la venta de artesanías. Pese a ello, para los tarahumaras la principal actividad es el cultivo del maíz, su vida cotidiana y ceremonial depende de los ciclos agrícolas.
La Secretaría de Agricultura del gobierno del Estado, señala que la fragilidad del suelo, sólo permite el trabajo agrícola con instrumentos manuales y de tracción animal. Se utiliza el estiércol de ganado caprino y vacuno para la fertilización de los campos, aunque en algunos lugares se depende de los fertilizantes químicos.
Precisa que la región es problemática para el cultivo de maíz, la sierra es escabrosa y quebrada, con bruscos desniveles y profundas barrancas. En las partes altas de la sierra los suelos son generalmente muy “delgados” y están cubiertos de bosques de coníferas.
En cuanto estos terrenos, son abiertos para el cultivo, la materia orgánica se pierde en poco tiempo, dejando los suelos en condiciones de baja fertilidad.
Asimismo, se destacó que la explotación forestal de la sierra ha provocado la tala inmoderada de los bosques, con la consecuente desaparición de algunas especies de la flora y la fauna de la región.
Las tierras susceptibles de cultivo se localizan en pequeñas laderas y mesetas, donde las labores agrícolas se desarrollan en los meses de clima benigno de marzo a octubre, mientras que el resto del año, las bajas temperaturas impiden cualquier actividad.
Ante esta situación, las mujeres producen ollas de barro, cajetes, platos, vasos, tazas y jarros; y en algunos lugares también usan la palma y palmilla, con la finalidad de tejer canastas de diversos tamaños. Por su parte, los hombres fabrican violines, arcos, tambores, bateas, cucharas y tallan figuras con madera. Producto de este arduo trabajo, la artesanía nacional, se vende en las localidades de Creel, Carichí, Batopilas, Guachochi y Bocoyna.
Concepción Loperena, especialista en pueblos indígenas de la Universidad Autónoma de Chihuahua, explica que los Tarahumaras complementan su economía con el trabajo en los aserraderos y a través de la migración a los estados de Sonora, Sinaloa y Durango.
Detalla que el narcotráfico es una actividad importante en ciertas áreas de la sierra que influye en la cultura de los tarahumaras, debido al despojo de sus mejores tierras de cultivo y a problemas de violencia entre las diferentes etnias.
Así, Loperena, señaló que en cuanto a la migración existen 35 asentamientos de tarahumaras en las áreas marginales de la ciudad de Chihuahua. “En ese espacio urbano, reproducen buena parte de su cultura, pero sus asentamientos carecen de la mayor parte de los servicios”.
LA RESPUESTA GUBERNAMENTAL
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos define a los indígenas como aquellos que descienden de poblaciones que habitaban el territorio actual al iniciarse la colonización, y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas.
Al respecto, Jorge Iriarte Negrete, profesor en Derechos de la Universidad La Salle, dice que el marco legal de nuestro país dificulta el desarrollo de los pueblos indígenas, “tienen una autonomía mal entendida, sus usos y costumbres hacen que los programas sociales lleguen a cuenta gotas o no sean lo que ellos necesitan”.
Por ello, explica, se respetan sus usos y costumbres, porque son anteriores a la Constitución y bajo el concepto de que la “ley no puede ser retroactiva” los pueblos indígenas mantienen cierta autonomía en la elección de sus representantes y de sus autoridades locales”.
Cabe mencionar que los gobiernos federal, estatal y municipales, tienen en sus áreas programas de apoyo, como el de Pisos Firmes, Emprendedores Indígenas, a jóvenes estudiantes, apoyos al campo, a la difusión de cultura. Pese a ello, todas estas acciones se encuentran supeditadas a que la comunidad las acepte.
Uno de los claros ejemplos de esta cultura en México es la comunidad de los Reyes, en Acaxochitlán, Hidalgo, la cual tiene entre sus usos y costumbres que todos los habitantes deben participar en trabajos en la comunidad. Además. Se establece que las únicas personas exentas, son las mayores de 60 años y los jóvenes que estudian.
Sin embargo, cuando un estudiante termina la secundaria o la preparatoria tiene la obligación de perder un año de estudios para hacer servicio a la comunidad en la escuela primaria.
Así, es evidente que la problemática de los pueblos indígenas no se resuelve con ayuda humanitaria. Los programas de todas las dependencias de los tres niveles de gobierno están sujetos a los usos y costumbres.
El reto es conciliar la tradición y visión con el desarrollo, pero sobre todo saber qué quiere el país de sus indígenas.
Por Oscar A. Medina


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