10 de enero de 2012

RUBÉN MARTÍN: Psicosis en Guadalajara | El Economista

Psicosis en Guadalajara | El Economista:

Psicosis en Guadalajara
9 Enero, 2012 - 22:50
CREDITO:
Rubén Martín

Nunca nadie vio la manta con el supuesto mensaje, pero la versión de que un grupo amenazó con secuestrar niños si no se dejaba libre a un familiar involucrado en un asesinato cobró la consistencia de una piedra. Y como una piedra en un estanque, el rumor de esta supuesta manta con amenazas corrió en apenas una semana por todos los puntos de la zona metropolitana de Guadalajara.

A tal grado de que el lunes 9 de enero hubo un ausentismo de hasta 30 por ciento en algunas escuelas de colonias de la zona metropolitana, como Miravalle, Las Juntas y la Zona Industrial, según admitió el secretario de Educación de Jalisco, Antonio Gloria Morales.


Esta es la forma que ha cobrado la psicosis colectiva en Guadalajara, en el contexto de inseguridad y crisis que vive el país.

A diferencia de otros casos de psicosis en otras ciudades del país, los rumores sobre supuestos ataques del crimen organizado a la población no circularon por redes sociales, sino que transitaron por el método tradicional del comentario boca a boca.

Hasta ahí la difusión del rumor, pero el hecho cierto es que desde el viernes pasado hubo ausentismo en varias secundarias de la ciudad, lo que motivó a la autoridad estatal a emitir un comunicado en el cual se desmentía la aparición de mantas con amenazas de secuestros. Pero el boletín del viernes de la Secretaría de Educación Jalisco (SEJ) no detuvo las versiones divulgadas por padres de familia preocupados por la seguridad de sus hijos. De hecho el ausentismo escolar aumentó el lunes 9.

¿Cómo nació este rumor, cobró tal consistencia y se expandió de tal forma que motivó a miles de padres de familia a no enviar a sus hijos a la escuela?

Como todos los rumores, es probable que se haya generado en un hecho cierto, pero cuyos contornos definidos se fueron modificando hasta terminar en convertirse en un relato distinto al original.

Lo que ocurrió es que al principio del año, aparentemente el 1 o 2 de enero, hubo una riña de dos pandillas en la colonia El Sauz (ubicada al sur de la ciudad en los municipios de Guadalajara y Tlaquepaque), riña que dejó como saldo la muerte de un muchacho.

El presunto asesino fue detenido, y lo que sí ocurrió es que familiares del detenido amenazaron con secuestrar niños en caso de no liberar a su familiar. Se dijo que la amenaza apareció en una manta colocada en el templo de la colonia El Sauz, sin embargo el mismo cura de dicha parroquia desmintió la colocación de la manta. También se propagó la versión de que se secuestró a dos menores de edad de la escuela de la misma colonia, versión desmentida posteriormente por la directora del plantel.

De modo que estamos ante un caso típico de psicosis colectiva, tal como se han presentado en los dos últimos años en ciudades como Reynosa, La Laguna o Veracruz.

Pero el episodio de Guadalajara recuerda más a un caso presentado en Lima, Perú en noviembre de 1988. Se le conoció como el caso de los sacaojos, y consistió en que un supuesto grupo de médicos gringos ayudados por matones negros, recorrían barrios de la periferia limeña para secuestrar niños y sacarles los ojos. El rumor cobró tal consistencia que los días 28 y 29 de noviembre miles de madres se dirigieron a las escuelas a sacar a sus hijos y estuvieron cerca de linchar a sospechosos de pertenecer a los sacaojos.

El episodio es recuperado por el uruguayo Raúl Zibechi en su libro Autonomías y emancipaciones. América Latina en movimiento (Lima 2007) y cita a los académicos peruanos Gonzalo Portocarrero e Isidro Soraya quienes en una investigación de 1991 encontraron que la psicosis colectiva se creó en un contexto marcado por la crisis económica, la inseguridad, los ataques de Sendero Luminoso y una fuerte represión estatal en el primer gobierno de Alan García.

El caso de los sacaojos, escribieron los autores peruanos, “permitió desahogar la tensión, sentir colectivamente el miedo y la desesperación que la misma situación generaba, incluso tratar de defenderse de él. La sensación de que tenía que pasar algo se disipó”.

¿No estaremos ante contextos socio-históricos semejantes en México?

Tenemos los ingredientes: una espiral de violencia desconocida desde la Revolución, la peor crisis económica en 120 años, además de una “normalización” de los hechos de violencia, cuyas formas y modos no habíamos vivido hace unos años.

Todo indica que este caso de psicosis social en Guadalajara es el modo particular mediante el cual la población actúa ante la incapacidad de las autoridades para ofrecer expectativas ciertas y creíbles de que las cosas mejorarán para bien, aquí y ahora.

Twitter: @rmartin1110

rubenmartinmartin@gmail.com


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