Lunes 09 de enero de 2012
Los medios de comunicación fueron precipitadamente convocados el sábado al mediodía a lo que, se nos dijo, sería un ensayo de la inauguración de la Estela de Luz, prevista para el día siguiente, es decir, ayer domingo.
Pero no fue un ensayo. Fue la ceremonia oficial de inauguración del monumento conmemorativo del Bicentenario de la Independencia: la Estela de Luz, cuya terminación se retrasó 16 meses.
Por eso resultó de risa que ante semejante demora, la inauguración se adelantara, como se adelantó, poco menos de 24 horas, acaso para evitar las protestas que organizaciones no gubernamentales habían planeado realizar ayer, por la opacidad y las profusamente documentadas irregularidades de una obra cuyo costo final fue cinco veces mayor al proyectado y autorizado.
El encendido de la Estela de Luz fue espectacular, es cierto. El monumento enriquece, también es cierto, el paisaje urbano del Distrito Federal. Pero es un derroche en momentos de crisis económica como la que enfrentamos los mexicanos y una bofetada a los millones que son víctimas de la desigualdad y la pobreza.
La estructura levantada hasta 104 metros de la superficie, con ocho columnas de acero cubiertas por mil 704 panales de cuarzo, cimientos fincados a 50 metros de profundidad y un peso total de mil 700 toneladas, costó mil 35 millones de pesos, monto cinco veces mayor, le decía, que los 200 millones de pesos originalmente proyectados y autorizados para su construcción.
Ese costo, para que usted se dé una idea, es de poco más de la mitad del que tuvo el puente El Baluarte que une, por encima de la sierra Madre Occidental, los estados de Sinaloa y Durango, y que también fue inaugurado la semana pasada.
Pero estará usted de acuerdo que El Baluarte —el puente con tirantes más alto del mundo— atiende a una necesidad económica y social apremiante que beneficia a cientos de miles de mexicanos. No así la Estela de Luz que, es cierto, fortalece lo simbólico, lo que es un ámbito que bien podría ser atendido una vez remontadas las apremiantes carencias de la actualidad.
De manera que estamos, por lo pronto, frente a un monumento a la nada que, además, servirá para recordar dos ausuntos muy concretos y nada simbólicos: la ineficacia de un gobierno que entrega obras a un año y cuatro meses después de lo programado, y la pestilente corrupción que se percibe por el simple hecho de que la obra no costó los 200 millones de pesos que se nos había dicho, sino mil 35 millones de pesos.
¿Cómo explicar semejante incremento? No se ve manera verosímil. Es más, ya hay funcionarios cesados y empresas sancionadas por las irregularidades de la Estela de Luz a la que el ingenio popular la conoce como la estela de pus por la podredumbre que su proceso de construcción nos muestra.
Instantáneas
1. DESAFANE. La premura con que se invitó el sábado a la inauguración de la Estela de Luz permitió al jefe de gobierno Marcelo Ebrard evadir el compromiso. Respondió a la invitación con el argumento de que tenía problemas de agenda y pudo así evitar estar presente en el evento inaugural de una obra que, le decía, va a quedar irremediablemente ligada a la idea de la corrupción. Otro ausente, pero este por problemas de salud, fue el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio. Él cargó con la responsabilidad de terminar el proyecto al ocuparse de los festejos de los centenarios pocos días después de que se supo que la Estela de Luz no sería terminada a tiempo y que se requeriría para su conclusión de más presupuesto.
2. ATAQUES. “Víbora con el mismo veneno”, llamó Diego Fernández de Cevallos a Andrés Manuel López Obrador, pero dice que no lo odia. El calificativo fue inmediatamente comprado por el ex presidemte Vicente Fox, quien ya se lo aplicó, pero tampoco lo odia. Y sin originalidad ni para eso, el aspirante panista Ernesto Cordero ya también llamó “víbora” al tabasqueño.
3. REGISTRO. El ahora ex procurador Miguel Ángel Mancera se registró ayer en la mañana como precandidato de los partidos de izquierda a la jefatura de gobierno del Distrito Federal. Después lo hizo el ex secretario de Seguridad Pública capitalina, Joel Ortega. Junto con ellos, Martí Batres, Alejandra Barrales, Carlos Navarrete y Gerardo Fernández Noroña participarán en la encuesta que definirá quién será el candidato.
#AMLO2012
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