BARRANCO CHAVARRIA:
Jaque de Coparmex al IMSS
Periodista, cronista de la Ciudad de México, hombre de letras y, al mismo, tiempo profesional de la economía. Analiza en la rad...
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Martes 29 de noviembre de 2011
Aduciendo como exposición de motivos su membresía que aglutina a los grandes aportantes del organismo, el sindicato de patrones reclama representación en tres núcleos de decisión del Instituto.
Estamos hablando del Consejo Técnico, los Consejos Consultivos Delegacionales y las Juntas de Gobierno de los hospitales de alta especialidad.
En el primer caso la representación, en un escenario de cuatro consejeros por cada uno de los tres sectores, la acapara la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin) con tres asientos, en tanto el último lo mantiene la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (Concanaco).
De acuerdo con la ley la exclusión de la Coparmex obedece a que el Estado sólo reconoce como órganos de consulta a los organismos constituidos por ley, en este caso la Ley de Cámaras de Comercio e Industria y sus Confederaciones, tras reformarse la Ley de Cámaras de Comercio e Industria que volvía obligatoria la afiliación.
En teoría el gobierno sanciona el funcionamiento de la Concamin, y la Concanaco, además de las cámaras nacionales que aglutinan una y otra.
La Coparmex surgió como un organismo de filiación voluntaria que se planteaba como instancia no oficialista para pelear frente a lo que ubicaba como excesiva injerencia del Estados en la economía.
Su fuerza se centraba en los intereses de las pujantes empresas de Monterrey.
De sus filas surgiría el que fuera candidato del Partido Acción Nacional a la Presidencia de la República, Manuel J. Clouthier, “Maquío” para sus íntimos, a quien se acusó en su momento de organizar una suerte de conspiración contra el gobierno del presidente Luis Echeverría, al fragor de la expropiación de tierras en los valles del Yaqui y Mayo en Sonora, además del asesinato del patriarca del Grupo Monterrey, Eugenio Garza Sada.
En su solicitud de amparo, el sindicato patronal aduce que la posibilidad de participar en los organismos de consulta del IMSS se le ha planteado tanto a los presidentes de la República en turno como a los directores generales del Seguro Social, sin haber encontrado eco alguno.
Lo curioso, sin embargo, es que en afán de evitar grietas en las cúpulas, su solicitud es que se le abra la opción con un asiento en los tres casos, sin lesionar la representación patronal actual.
Dicho con todas las letras, no se trata de despojar a la Concamin o a la Concanaco, sino que se agregue una silla a la mesa.
La Coparmex, pues, tendría un quinto asiento en el Consejo Técnico y un cuarto en los Consejos Consultivos Delegacionales, lo que necesariamente obligaría a hacer lo propio con la representación obrera y la del gobierno, digo, para mantener la paridad.
El problema es que, de ser así, quien reclamaría la quinta silla por parte de los obreros sería el propio sindicato del Seguro Social, lo que necesariamente convertiría a su representante en juez y parte.
Ahora que en la rebatiña entraría también la Unión Nacional de Trabajadores, dado el peso de su membresía.
Del otro lado de la mesa, el quinto representante gubernamental sería el secretario de la Función Pública, quien se convertiría en una voz incómoda.
En su periplo por ganar espacio en la representación tripartita ante el Infonavit, la Coparmex logró no sólo un asiento en su Consejo de Administración, sino en su momento nombrar como director Sectorial Patronal a uno de sus ex presidentes, concretamente a Bernardo Ardarín Magoni.
Segundo acto: Jaque al IMSS.
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