23 de noviembre de 2011

Carlos Antonio Villa Guzmán: Avemus Peje

Avemus Peje:

Es posible suponer que el respeto al duelo por la tragedia acaecida el viernes 11-11, en la que perdieron la vida siete personas, junto con el secretario de gobierno Blake Mora, aplazó la fecha para dar a conocer la decisión que, según nos dicen, por medio de encuestas tomaron los perredistas Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador. Tal vez fue algo planeado con antelación, es decir, más o menos acordado con el propósito de que Marcelo cosechara simpatías en aquellas parcelas negadas a AMLO y finalmente se trajera la suma al campo moreno, que ahora será un frente progresista. Si es así, la estrategia política resultó impecable y si no fue de esta manera como se llegó a lo sucedido el martes quince de octubre, los resultados de cualquier forma ubican a ambos personajes como inteligentes y éticos, dos cualidades casi extrañas a la política mexicana.


Sin dejar de estar ni un solo día en actividad política desde mucho antes de las elecciones que lo dejaron sin alcanzar la presidencia, López Obrador hace un reestreno del papel que le corresponde desempeñar hasta el dos de julio de 2012. Regresa a la contienda atemperando el discurso, se pudiera decir que a menores revoluciones empero sin perder la potencia. Anda estable, con mucha seguridad del panorama que tiene por delante porque, entre otras rectas para ir de bajada, Calderón no se cansa de darle la razón a él, a su iniciativa y a sus seguidores, de que el peligro para México estaba del otro lado.


Alguien que debe estar muy atento a lo que sucede en el campamento del Sol Azteca es Enrique Peña. Seguramente pasa por su mente la “película” de lo sucedido antes de las elecciones presidenciales de 2006, cuando AMLO encabezaba la contienda según las encuestas de aquél entonces. Se le daba por seguro ganador puesto que había conquistado la preferencia de un número considerable de registrados en el Padrón Electoral. Ya era un favorito cuando el PAN ni siquiera había elegido a su candidato, hecho que tuvo lugar después del polémico destape en Tlajomulco, Jalisco, cuando se impulsó a Felipe Calderón en una avanzada orquestada por el ex gobernador Ramírez Acuña. Fox hizo el berrinche de su vida, por cierto.


Ahora las circunstancias los colocaron al revés: Peña Nieto ocupa el lugar que tenía Andrés Manuel cuando era el favorito en las encuestas y muchos lo daban por seguro presidente, en tanto que López Obrador inicia oficialmente como candidato con márgenes de preferencia de veinte puntos debajo de Peña Nieto. Los mismos que tenía Calderón cuando comenzó su campaña. Sin embargo, vimos los resultados; la candidatura se cayó debido a los yerros del propio candidato y su equipo, pero también con la intervención de una serie de agentes externos, quienes finalmente alteraron a su favor el proceso en forma evidentemente irregular, por lo que se grabó en la historia nacional como “el fraude electoral del 2006”. Pudiera ser que Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador llegaran al día de la votación con márgenes muy cerrados de diferencia en cuanto a número de electores y enfrascarse por ello en una guerra pos electoral, si las cifras no dan por ganado a cualquiera con una diferencia suficientemente convincente. Este sería un probable escenario.


Otro ingrediente que pudiésemos ver en las próximas semanas, es la persona de Josefina Vázquez Mota sumada a la contienda política rumbo a 2012. Si fuera Cordero el elegido por el PAN, no habría el mismo efecto, tendrían que exorcizarle primero de Felipe Calderón y gastar fortunas en propaganda en los medios y en mejorar la imagen y el discurso, algo totalmente inviable a tan pocos meses de las elecciones. Ella sí sería el factor del proceso al convertirse en contendiente con altas posibilidades. Si tuvimos un 2006 divido en dos, básicamente, (Madrazo ni siquiera pudo dar un manotazo) ahora tendríamos una división en tres partes de la sociedad interesada en lo relacionado con el acto de votar. Una competencia bastante reñida entre estos tres candidatos es lo más probable que vamos a ver en dentro de unos meses más.


¿Y Marcelo?


Es evidente que sucedió un fenómeno predecible más no por ello menos interesante; el posicionamiento vertiginoso de Marcelo Ebrard, quien para muchos hubiese sido una elección más estratégica para darle por fin un triunfo a la izquierda en México, a ese nivel. Seguramente no todos los que apoyarían a Ebrad, van a dar su voto al Peje, este es un cálculo que seguramente realizan en el equipo de campaña que comandará Marcelo. Por lo que él deberá estar también bajo los reflectores e impulsando con su propio discurso la nave progresista. Sería el único no candidato con alto grado de protagonismo en el proceso electoral.


El PRD y la izquierda más o menos tuvieron un respiro aunque habrá otro competidor más, de acuerdo con lo que comentan los dirigentes del PRD y PT Jesús Zambrano y Alberto Anaya. Desde luego que esta posibilidad obedece fundamentalmente a la reforma del IFE que prohíbe la promoción de un candidato único en los medios de comunicación. No es concebible despreciar los tiempos en los medios, por lo que sin duda se tomará una decisión que permita la utilización de los mismos.


Es una tercia tremenda, aunque todavía no definida, únicamente avemus peje.


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