26 de octubre de 2011

Rafael Loret de Mola: El peor fracaso

   Crónicas de la Otra Esquina
                                               Rafael Loret de Mola (TÍO del peón de televisa llamado Carlos)






El peor fracaso


                               En su ensayo “El Hijo Desobediente” –Grijalbo, mayo de 2006-, Felipe
 Calderón Hinojosa, resume en la fase final de su campaña presidencial
cómo imagina el 2012. El contraste de los sueños es tan agudo que
rogamos a los amables lectores un poco de consideración al autor de la
obra citada porque, como él mismo ha dicho, “todavía seré presidente
quince meses más”, anotando, al mismo tiempo, que lo será de a de veras,
 esto es con la prerrogativas máximas del establishment acaso como una
advertencia a sus opositores o el anuncio, antidemocrático, que velará
por la continuidad de su partido, el PAN, más allá de lo que cuenten las
 urnas de votación. Así lo hicieron los Fox y, desde luego, él no quiere
 pasar a la historia como el mandatario que devolvió la pelota al PRI.
Lástima de sus fracasos.



Por ejemplo, cita, en la visión de 2006, cómo rendirá su último informe
de gobierno –hoy apenas entregará el quinto al Congreso de la Unión sin
posibilidad de leerlo ante el pleno y establecer un debate formal con
los legisladores, temeroso de la reforma concerniente para convertir el
viejo monólogo en diálogo fructífero-, y dice:



--“En un balance de seis años muy intensos hay, desde luego, enromes
desafíos y retos por enfrentar, pero también evidentes logros que se
pueden constatar. Resumo los principales.



.Veamos, según Calderón, en 2012 la perspectiva sería ésta:



 --Cuando asumí la Presidencia había “unos” cincuenta millones de pobres
 y 22 millones en pobreza extrema. Hoy –hipotéticamente- hay 35 millones
 de pobres y 10 millones en pobreza extrema.



Comentario: no es así, por desgracia. Los Fox, idearon la manera de
reducir drásticamente la pobreza extrema modificando las mediciones de
la misma: Así, quienes percibían dos dólares al día ya no fueron
considerados miserables. Y con ello inició su mandato Calderón. Pese a
ello, los resultados son deplorables: La propia Secretaría de Hacienda, y
 su presidenciable Ernesto Cordero Arroyo, reconocieron que la pobreza
extrema aumentó, en términos reales, en cuatro millones de personas más
aun cuando bastaban “seis mil pesos al mes” para pagar... hasta las
colegiaturas en las escuelas privadas. Tal es la distorsión enorme que
interpreta la derecha como su derecho a defenderse.



--Se ha librado –continúa Calderón en la prospectiva de 2012- una
batalla frontal contra la inseguridad; se ha depurado el Ministerio
Público y las policías federales, y hemos encontrado colaboración en
“algunos estados” para depurar los cuerpos policiacos locales.



Comentario: según la Secretaría de Seguridad Pública en el país se
cuenta con cuatrocientos treinta y tres mil cuarenta y dos efectivos
policiacos, de los cuales ciento sesenta y siete mil novecientos treinta
 y ocho son municipales y ciento noventa y ocho mil trescientos
veintiuno, estatales, además de los ministeriales. La Policía Federal
“sólo” registra a treinta y cinco mil cuatrocientos cincuenta agentes.
Por ello, es mucho más sencillo, cada vez que hay un incidente con
fuerza publicitaria –digamos los tiroteos a las afueras del estadio de
fútbol de Torreón-, buscar la manera de involucrar a los elementos
locales, muy mal pagados en comparación a los federales, y justificar
las redadas del gobierno central. La depuración, por cierto, ha sido
efectiva más en los estados que a nivel federal en donde los búnkers,
construidos con inversiones multimillonarias, no han logrado frenar la
oleada criminal.



--Por ello –aduce Calderón percibiéndose en 2012- hemos bajado los índices de delincuencia considerablemente.



Comentario: Falso. De 2007 a 2010, los homicidios se han incrementado
noventa y seis por ciento, los secuestros ciento ochenta y ocho por
ciento, las extorsiones ciento uno por ciento, los robos con violencia
cuarenta y dos por ciento y los robos de vehículos el ciento veintitrés
por cierto. Tales son los saldos reales de la fracasada administración
calderonista. ¡Y falta un año!





Debate

Es interesante que Felipe Calderón, en su obra de campaña, visualice el
2012 “como un país de leyes”. La realidad es otra: A cuatro meses del
inicio del año electoral, una de las más severas afrentas contra la
sociedad es, precisamente, la ausencia de justicia como efecto de dos
hechos incontrovertibles:



1.- La tremenda corrupción de los actores judiciales, desde los
Ministros de la Corte hasta los agentes ministeriales, se ha detonado
como nunca antes. La avaricia, acaso como efecto de los “salarios” y
prestaciones más altos en el mundo en este renglón, y la propensión al
dinero mal habido, sucio –como resultado de la marcha imparable de las
mafias que dominan buena parte del territorio nacional-, han sido
exhibido, rotundamente, por algunos contrapesos periodísticos y
cinematográficos. Pese a ello, no han sido suficientes para paliar la
tendencia considerando que el titular del Ejecutivo federal requiere de
estas fuentes suficiente oxígeno... para llegar al 2012 y asegurar la
continuidad política en términos semejantes a los utilizados en 2006.



2.- La matanza indiscriminada de civiles, la cifra fluctúa entre
cuarenta mil y cincuenta mil víctimas a lo largo de estos años de
horror, ha rebasado a los responsables de las indagatorias necesarias:
Sólo se da seguimiento, aproximadamente, al cinco por cierto de los
homicidios por ejecuciones sumarias, esto es unos dos mil casos, en
medio del caos general. ¿Cómo podría complacerse alguien de resultados
tan amargos?



Incluso, en su personal descripción de cómo avizoraba el 2012 en mayo de
 2006, a mes y medio de las elecciones manoseadas, Calderón insiste en
que “se ha cumplido con la meta de crear un millón de empleos” –meta
imaginaria muy remota-, y “el flujo de inversión ha permitido que los
últimos tres años (esto es de 2009 a 2012), hayan sido los de mayor
crecimiento económico”. Nada más contrario a la realidad a pesar de que,
 eso sí, los inversionistas extranjeros han hecho caso omiso de la
oleada de criminalidad para comprar muy barato en espera de una
plusvalía gigantesca. Todo ello, claro, con la complicidad del régimen y
 sin que los tales “blindajes” financieros hayan paliado las presiones
del exterior en sendas crisis recesivas en las que los banqueros
foráneos –de Estados Unidos y España, sobre todo- se han llevado
nuestros dólares para hacerlos valer en sus respectivos mercados.



Y qué nadie ose hablar de soberanía.





La Anécdota

Pero el fracaso mayor de Calderón no es ninguno de los reseñados
puntualmente -hay bastante más, desde luego-, sino lo apunta al final de
 aquel libro de campaña que no se sostiene en renglón alguno. Cuando le
habla del orgullo que siente cuando sus hijos, en 2025, reconocen la
obra de su padre.



¿Cómo explicarles que entró por la puerta falsa de un fraude comicial,
él que se decía tan demócrata, y salió con el peso enorme de las miles y
 miles de víctimas inocentes cuya sangre ni siquiera sirvió para
disminuir los flujos del narcotráfico hacia la poderosa nación vecina?



De hacerse una nueva edición del libelo... debería procurar borrar
algunos de estos rastros y misivas con sabor a autoexaltación personal y
 a cursi empalagamiento electoral

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