12 de octubre de 2011

Puebla Peje: Ricardo Rocha : Coalición: país en vilo

Puebla Peje: Ricardo Rocha : Coalición: país en vilo:


Ricardo Rocha : Coalición: país en vilo



Ricardo Rocha

Coalición: país en vilo

No es solamente el tema de una forma de gobierno acorde al actual

escenario, ni siquiera la importancia indiscutible de la gobernabilidad;
es el país el que está en juego. Es el futuro, diría la frase hecha; es
el presente, diría la urgencia.

Y es que no hay una sola señal luminosa en un horizonte cada vez más
oscuro. Ni un solo indicador económico o social que nos dé aliento. Así,
como está, la nación ha cancelado su porvenir. Y no se requiere ser
catastrofista. Desde un presente tan doloroso como caótico es imposible
mirar hacia adelante. Lo hemos dicho una y otra vez: con seis millones
de analfabetas, ocho millones de ninis, 60 millones de pobres y 20
millones de miserables, la nación está a punto del desastre. Así que
quien gane la presidencia caminará al borde del precipicio.


Por eso es fundamental que, más allá de la propuesta de gobierno de
coalición, los abajo firmantes abran su grupo a la discusión e
implementación de un plan de gobierno que atienda la emergencia nacional
del ahora y proponga un proyecto viable para los años que vendrán.



Siguen siendo los grandes pendientes: una reforma del Estado en serio
que replantee el pacto federal y el equilibrio entre poderes y se aboque
a la redacción de una nueva constitución en el Congreso; la
implementación de un nuevo modelo económico que genere riqueza desde la
pobreza, que evite la concentración desmedida que ni a los mercados
conviene y que comience al fin la gran revolución educativa que sea la
palanca del desarrollo como ha ocurrido en otros ámbitos del mundo. Una
especie de Pacto de la Moncloa a la mexicana.


Por eso creo que, con todo lo valiosa que es la propuesta de los 46, no
basta. Por supuesto que ha tenido el mérito enorme de poner en el centro
del debate el tema de la coalición. Que entre otras cosas, me explican,
establecería la construcción de una mayoría en el Congreso para darle
gobernabilidad al presidente a cambio de la aprobación de cargos clave
del gobierno; igualmente, crearía la figura de jefe de gabinete y, por
supuesto, el compromiso de una especie de contrato para el cumplimiento
de un programa gubernamental previamente consensuado entre todos los
partidos, que es por donde, creo, se debiera empezar.


Sin embargo, estoy convencido de que “Los 46” tendrían que aprovechar la
cresta de la ola que han levantado para erigirse en una suerte de
asamblea ciudadana que convoque a una discusión abierta y plural no sólo
sobre la propuesta de coalición, sino sobre el país que queremos,
podemos y merecemos ser. Creo que si los firmantes del desplegado ya
impactaron a la opinión pública con su impreso, enviarían un mensaje muy
poderoso a todo el país sentados todos en torno a una mesa.


Por lo pronto, ya hay quienes se manifiestan abiertamente como
coalicionistas argumentando que se trata de la propuesta a un nuevo
sistema político que siga siendo plural pero que a la vez sea eficaz y
evite la parálisis desgastante, así como la guerra fría con el
Ejecutivo. Por supuesto, previendo que nadie obtendrá mayoría ni en la
presidencia ni en el Congreso. Recuérdese que entre los suscribientes
están tres precandidatos —uno de cada partido—: Manlio Fabio Beltrones,
Marcelo Ebrard y Santiago Creel.


Enfrente están los halcones de Peña Nieto, que sueñan con que no sólo es
ya el candidato del PRI, sino que puede alcanzar el 51% de los votos o
al menos el 35% y en paralelo aprobar la llamada Ley Peña —en la Cámara
de Diputados, que es de su propiedad— que le permita una mayoría
artificial, lo que en opinión de los coalicionistas sería un retroceso
gigantesco al presidencialismo autoritario, por lo que el ex gobernador
mexiquense tendrá que evaluar si no corre el riesgo de quedarse solo. Y,
peor aun, de estigmatizarse como una cara nueva pero con cerebro
antediluviano. Un joven viejo. Un bebé-saurio, pues.


En medio están los del gobierno actual, como el secretario de
Gobernación, que se sale por la tangente diciendo que ya no hay tiempo.
En eso tiene razón. El tiempo, para México, se está agotando.

ddn_rocha@hotmail.comTwitter: @RicardoRocha_MX


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