30 de octubre de 2011

PROCESO SUAREZ COPPEL Desastrosa, la aventura Sacyr-Repsol JESUSA CERVANTES

Desastrosa, la aventura Sacyr-Repsol
JESUSA CERVANTES
2011-10-29 23:32:17 · COMENTARIOS DESACTIVADOS
PEMEX
Después de perder 650.7 millones de dólares por una mala compra de acciones de la petrolera española Repsol en 2003, Pemex acaba de adquirir en mil 120 millones un paquete accionario que la ata a otro inversionista, la inmobiliaria Sacyr, durante 10 años, sin ventajas inmediatas ni estratégicas. El diputado federal Mario di Costanzo; el presidente de Transparencia Nacional, Gabriel Reyes Orona, y el consejero independiente de Pemex Rogelio Gasca Neri desmadejan la trama de un quebranto financiero del que públicamente se ha hecho responsable el director general de la paraestatal, Juan José Suárez Coppel.
La operación entre la empresa inmobiliaria española Sacyr y Petróleos Mexicanos “está tocada de ilegalidad”, se violaron las leyes de Pemex, la de Presupuesto y la de Deuda, y además se incrementó en forma innecesaria el pasivo de la paraestatal en mil 120 millones de dólares y se generó una actitud “hostil” hacia la empresa española Repsol.

Así resumió el consejero independiente de Pemex Rogelio Gasca Neri, en dos documentos entregados al Consejo de Administración de la paraestatal, su rechazo al acuerdo entre Pemex y Sacyr firmado el pasado 29 de agosto y a la compra de 4.6% de acciones más de Repsol, ambas decisiones del director general, Juan José Suárez Coppel, al margen del consejo de la paraestatal.

Única voz disidente entre los 13 integrantes del órgano administrativo, Gasca Neri califica de “acción especulativa” la adquisición de las nuevas acciones y destaca que la Comisión Nacional del Mercado de Valores de España investigará, “bajo la sospecha de una presunta irregularidad de Pemex en la adquisición de 4.6%, en la que podría haber una supuesta irregularidad de uso de información privilegiada o de manejo fraudulento de las acciones”.

Y mientras el consejero independiente desliza en sus documentos la posibilidad de que Pemex sólo esté rescatando de sus deudas a Sacyr y pide que se revendan las nuevas acciones, el diputado federal Mario di Costanzo y el presidente de la agrupación Transparencia Nacional y exprocurador fiscal de la federación, Gabriel Reyes Orona, lo dicen con todas sus letras: es un rescate a Sacyr y Pemex no obtendrá beneficios.

Di Costanzo y Reyes destacan que desde la llegada de los gobiernos panistas –y con Juan José Suárez Coppel como operador financiero– se ha manipulado la participación de Pemex en Repsol, generando primero, en 2003, un quebranto de 650.7 millones de dólares y, después, en 2011, una deuda por mil 120 millones más, sin que hasta ahora se conozca quién se benefició con las maniobras.



Oscuro designio



Repsol es una empresa trasnacional de origen español que explora y explota hidrocarburos. Sus acciones están divididas entre diversos inversionistas: Pemex con 4.8%, La Caixa con 13% y Sacyr con 20%; el 62% restante está fraccionado entre una serie de empresas y bancos, cada uno con menos de 1%.

En 2006, el entonces presidente de Sacyr, Luis del Rivero, decidió comprar 20% de las acciones de Repsol y para ello adquirió con diversos bancos un crédito por 5 mil millones de euros con vencimiento al 21 de diciembre de 2011.

El gobierno mexicano, que desde 1979 tenía en su poder 4.8% de las acciones de Repsol, decidió en 2003 –cuando Felipe Calderón era secretario de Energía, y Juan José Suárez Coppel, director de Finanzas de Pemex– pignorar o rentar a precio de remate su participación accionaria por mil 373.7 millones de dólares. En 2008 la empresa mexicana recompró las acciones que tenía rentadas y ahora, entre agosto y septiembre pasados (no se tiene con precisión cuándo se hizo la compra), “acordó” con Sacyr y Luis del Rivero adquirir 4.6%, llegando así a una participación accionaria de 9.4%.

Desde julio pasado Suárez Coppel y Del Rivero sostuvieron encuentros privados en México; en completo sigilo, sin informar y mucho menos pedir la autorización al Consejo de Administración de Pemex –máximo órgano de decisión de la paraestatal–, se suscribió un acuerdo entre las dos empresas.

El acuerdo privado, firmado el 29 de agosto, tuvo que publicitarse el mismo día debido a que la Comisión Nacional del Mercado de Valores de España así lo demandó. Entre los compromisos de Pemex destacan tres: pasar de 4.6% a 9.9% de participación accionaria, es decir, que compraría 5.3% más de acciones; sindicar su voto durante los primeros 10 años con Sacyr –es decir, sumar las dos participaciones, llegando a 29.9%, con lo que tendrían mayoría de votos durante los siguientes 10 años en Repsol– y redistribuir los dividendos o ganancias entre cada uno de los socios.

Un par de días después de conocerse el acuerdo, los consejeros independientes de Pemex Héctor Moreira Rodríguez, Fluvio Ruiz Alarcón y Fortunato Álvarez, “indignados”, demandaron a Suárez Coppel una explicación y la urgente reunión del Consejo de Administración, argumentando que “este tema resulta preocupante para lo suscritos, en virtud de que conforme a las facultades otorgadas por la Ley de Petróleos Mexicanos y a las prácticas del gobierno corporativo, el Consejo de Administración debe ser informado previamente, y aprobar en su caso las decisiones que por su trascendencia e importancia incidan en la dirección energética y en la creación del valor de Pemex”.

El consejo se reunió el martes 18 y, con una breve explicación apoyada en nueve láminas y la interpretación del abogado de Pemex, Marco Antonio de la Peña, Suárez Coppel insistió en que no requería la autorización del consejo para firmar el acuerdo y comprar nuevas acciones. Acto seguido, los consejeros sólo “tomaron conocimiento” del informe sobre Repsol, pero no lo discutieron debido a que la mayoría lo respaldó.

El único que cuestionó y rechazó la operación, además de pedir la venta de las acciones para quedar solamente en 5%, fue el doctor Rogelio Gasca Neri, quien entregó un documento de 23 cuartillas donde fundamenta su inconformidad; además, el lunes 24 entregó su voto particular en contra porque nunca estuvo de acuerdo en que sólo se les “informara” y no se les hubiera convocado para “autorizar o no” la operación.

En la página cinco, Gasca Neri devela los motivos de Sacyr: obtener dinero fresco para pagar sus deudas a través de la obtención de mayores dividendos en contubernio con Pemex.

Sacyr “tendrá que negociar un crédito por 4 mil 908 millones de euros a más tardar el próximo 21 de diciembre. Esta situación implica la necesidad apremiante de Sacyr por aumentar dividendos –ordinarios y extraordinarios– mediante la venta de activos de Repsol. Recientemente, después del anuncio de la operación, un informe de Crédit Agricole sobre la situación financiera de Sacyr nos da una situación aún más apremiante.

“Decía en esencia que Sacyr tiene una deuda impagable en el estado en que se encuentra, que sólo genera alrededor de 100 a 200 millones de dólares anuales, cuando sus compromisos de flujo anuales son de 750, y los de 2012 son de mil 250 millones, aun suponiendo que su deuda con Crédit Agricole se reestructure totalmente. Recomienda vender activos, entre ellos una parte importante de las acciones de Repsol. Ahora Sacyr apuesta a que suba el precio de la acción de Repsol gracias a la iniciativa emprendida conjuntamente con Pemex y a la posibilidad de forzar a Repsol a una mayor distribución de dividendos ordinarios y el decreto de dividendos extraordinarios.”

En esa reunión de consejo, Gasca se quejó de que no se les diera información: “Ni siquiera trae el convenio con Sacyr ni una secuencia de los actos financieros para la compra de las acciones de Repsol ni los compromisos legales, financieros, corporativos y de otro tipo que se hayan adquirido con las partes”.

Luego sostuvo que había más preguntas que respuestas, más dudas que certezas, y alegó: “Esta operación no debe seguir la ruta inercial planteada en su origen”. Pero no recibió respuesta.

Aclaró que no estaba en contra de que se realizaran operaciones fuera de México, “pero apegadas al marco legal”, y “no es aceptable, y de hecho está fuera del marco legal, llevar a cabo operaciones como la que nos ocupa, ajenas al consejo, decididas sólo por el director general”.

En el documento, que leyó en la reunión, Gasca Neri reclamó a Suárez Coppel por sus declaraciones a los medios: “No es aceptable que se argumente que (estas operaciones) se llevan así porque el marco jurídico no permite hacerlas en México, y que se hacen a espaldas del consejo porque éste no es ágil y hay información delicada que podría fugarse, ocasionando que se ‘cayera’ la operación”.

Luego acusó: “Los objetivos (del acuerdo) no pueden avalar el compromiso de Pemex en un convenio con una empresa ajena al sector petrolero, y menos aún para dedicar mil 600 millones de dólares de recursos públicos de Pemex”, por lo que señaló “ilegalidad de ambas operaciones: la compra de acciones y la firma del acuerdo”.

Repsol, añadió el consejero independiente, es un tema estratégico “por el monto de las transacciones, su naturaleza y las implicaciones para Pemex. Me preocupa que pueda haber otros temas como éste que no hayan sido considerados estratégicos por el director general y no hayan sido informados al consejo”.

Resumió: “Las decisiones de inversión en acciones de otra empresa, de financiamiento de la transacción, de coberturas y de suscripción de un acuerdo de accionistas a largo plazo en cualquier empresa del mundo, se presentan ante el consejo para su discusión y aprobación”.



Pemex, atada a Sacyr



En el acuerdo con la inmobiliaria española, Pemex se compromete a votar durante los siguientes 10 años junto con Sacyr, “según una misma visión”, y esto se puede prorrogar otros cinco años. No obstante, de acuerdo con Gasca Neri no existe ningún documento que defina esa visión, por lo que “en todo caso se ataría el voto de Pemex en Repsol a los intereses de Sacyr”. Y enfatiza que el acuerdo se vio en Repsol como “una acción hostil”.

En su extensa y solitaria participación, el consejero le aclaró a Suárez Coppel que “el director general tampoco puede comprometer el voto de Pemex en Repsol a los intereses conjuntos de Sacyr, empresa ajena a Pemex, sin, por supuesto, la autorización y el acuerdo del Consejo de Administración, como sí lo hizo Sacyr con su propio consejo”.

Argumentó que el director de Pemex “tampoco tiene autonomía para disponer de la caja de Pemex, contratar nuevo endeudamiento o comprar acciones” y que la paraestatal no puede realizar inversiones especulativas ni otras que no vayan en el sentido de la naturaleza de su objeto social”, pues la Constitución y sus leyes reglamentarias lo prohíben.

Suárez Coppel ha sostenido públicamente que no necesita la autorización del consejo para firmar el acuerdo y comprar las acciones. Sin embargo, admitió también que para la compra de las acciones se tomaron 480 millones de dólares de la caja de Pemex y el resto (mil 120 millones) mediante la contratación de créditos con cuatro bancos: el Grupo Financiero Inbursa de Carlos Slim, Crédit Agricole CIB, Natixis y HSBC.

“Esto nos revela la insistencia de la administración en elevar los techos de endeudamiento para 2011 y 2012”, subrayó Gasca Neri.



Acuerdo inservible y problemático



Ante la recomendación del Crédit Agricole a Sacyr para que venda sus acciones de Repsol como única salida a su endeudamiento, Gasca Neri consideró que el convenio tendría que cancelarse, pues ya no podrían alcanzarse los objetivos de tener 29.9% de acciones en conjunto.

Además, puntualizó, si Pemex se comprometió a hacerse de 9.8% de las acciones y sólo tiene 9.4%, entonces ya se violó el acuerdo, y si a ello se suma que no hay un dictamen del abogado general de la paraestatal sobre la operación, se tienen elementos suficientes para indicar que “la suspensión de la operación es el camino adecuado”.

Se remediaría así la situación actual creada por estas decisiones unilaterales: “En general se percibe un ambiente negativo y de desaprobación en los medios financieros, empresariales y políticos”.

El malestar generado por Sacyr y Pemex tuvo sus primeras consecuencias el viernes 21, cuando el promotor del acuerdo, Luis del Rivero, fue destituido como presidente de la inmobiliaria, y días después el consejo de Repsol lo retiró también como consejero, en tanto que Pemex informó de la sustitución de Suárez Coppel por José Manuel Carrera Panizzo en el consejo de Repsol, lo que se atribuye al propósito de disminuir el descontento hacia la paraestatal.

El presidente de Transparencia Nacional, Reyes Orona, y el diputado Di Costanzo coincidieron en que el acuerdo tendrá que disolverse ante los cambios ocurridos en Sacyr y en que se debe regresar a 5% de acciones en Repsol, pues incrementarlas no le traerá beneficios a Pemex.

Lo único que ha generado esta compra de acciones y los movimientos accionarios de 2003 en Repsol, detalla Di Costanzo, es un quebranto de mil 770.7 millones de dólares a Pemex: “650.7 millones de dólares que perdimos por la operación de 2003 en Repsol, y ahora invertimos mil 120 por la compra de acciones que no nos servirán para la toma de decisiones, y menos si el acuerdo se desintegra”.

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