LA REGRESIÓN QUE REGRESA Y LA LUZ QUE ASOMA.
Aunque usted no lo crea, hubo una vez en que los partidos políticos fueron cosa respetable. De hecho, nacieron para darle respetabilidad a la política. Nacidos a inicios del siglo dieciocho, los partidos políticos adquieren legitimidad con la definición de un tal Burke, en 1770, que declara a los partidos necesarios y respetables: “Partido es un cuerpo de personas unidas para promover, con su común compromiso, los intereses nacionales a partir de un específico principio sobre el que todos están de acuerdo” (1).
Gente que se une para promover los intereses nacionales a partir de un específico principio. La definición de partido político va a cumplir 250 años y se sigue oyendo, y leyendo, muy bonita. Burke aboga por el partido, que supera y sustituye a la facción, que “representa sólo una lucha mezquina e interesada por la conquista de puestos y remuneraciones”. Así pues, en su definición, el partido es una conexión honorable de personas en pos del interés nacional; la facción, en contrario, es la colusión de los intereses personales, siempre en detrimento de la comunidad.
No es abusivo plantear, a partir de las definiciones anotadas arriba, que en México asistimos a un proceso de involución política (o sea, regresamos pa´ tras). Partidos que dejan de serlo y regresan a su condición de facción, en tanto que se olvidan del interés nacional, comunal. Prueba reciente y palpable de ello es la “reforma política”. El ratoncito que han parido, después de tanto trueno, en la que vimos a cada partido abogar por sus propios intereses, como las facciones que ahora son.
Los partidos dejaron de ser agrupaciones honorables, formadas a partir principios comunes. Ahora son simples cuevas, donde se refugian cuarenta. Por eso observamos que alguien se acostó amarillo y se levantó azúl; otro más desayunó siendo tricolor, comió azul y cenó amarillo. No es que cambien de principios (¿qué es eso?), cambian de cueva. Pero no siempre ha sido así, y no siempre será así; como al gato y al garabato, veamos un poco al pasado y un poco al futuro.
Cuando estalló la guerra de independencia, una familia de prósperos rancheros se sumó a la causa americana: eran los Galeana, el más famoso de ellos, Hermenegildo, brazo derecho de Morelos. Murieron en la guerra Luis, Juan Antonio y el propio Hermenegildo, el “Tata Gildo”. Cuando, por acuerdo entre Iturbide y Guerrero, se declaró la independencia, quedaba vivo Pablo Galeana, que encabezaba una partida de guerrilleros en las montañas del sur. Vicente Guerrero le mandó avisar a Pablo que la guerra ya había terminado. Luego le ofrecieron a Pablo, el sobreviviente de los Galeana, cargos civiles y militares. Rechazó los ofrecimientos con una frase sencilla: “Me voy tal como vine”, y se retiró a su rancho (2).
La historia de México está llena de gestos como el de Pablo Galeana. Desde luego que esa historia también está llena de ratas, como Salinas, como Fox y Martita, como cierta parentela de Margarita Zavala, como los Larrazabal en Monterrey. Pero ha habido y seguirá habiendo muchos Pablos Galeana, para hacer prevalecer el interés colectivo sobre la mezquina suma de intereses privados.
Como ejemplo de que no todo está perdido, y lo perdido no lo está para siempre, tenemos la asistencia de Elena Poniatowska, René Drucker y Bernardo Batiz a la presentación del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). Nadie puede dudar de que esas personas están más allá de intereses personales o de grupo. Doña Elenita, Don René y Don Bernardo representan lo mejor de nuestra vida pública: la pasión desinteresada, la claridad conceptual y la participación política por el bien común. Resulta paradójico que estas personas de edad representen lo mejor de nuestro futuro.
Independientemente de quién resulte ser el candidato de la Izquierda, si Andrés Manuel o Marcelo, independientemente del resultado del 2012, tenemos partido para el futuro, en el sentido en el que lo definía Burke. Tenemos con quién compartir la búsqueda de un mejor futuro para México.
Martín Vélez
(1) La sociedad multiétnica. Sartori. Taurus. 2001
(2) El cura Hidalgo y sus amigos. Paco Ignacio Taibo II. Zeta. 2007¡AMLO 2012! PARTICIPA Y DÉJANOS UN COMENTARIO
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