No sé si por desconocer nuestra Carta Magna el secretario Blake Mora supone que la Ley permite ejecuciones, detenciones, violación a los derechos humanos y todo lo que policías y militares tengan a la mano para llevar a cabo la brillante estrategia de Calderón, cuyo saldo es a todas luces negativo: más de 50 mil muertos mientras el tráfico de drogas, la violencia y la delincuencia avanzan a pasos agigantados.
Recuerdo aquella declaración del general Carlos Bibiano Villa Castillo, hoy director de Seguridad Pública de Quintana Roo designado por el gobernador priista Roberto Borge, que hizo a la periodista Sanjuana Martínez en el mes de marzo de este año.
La transcribo por si alguien no la escuchó o la ha olvidado:
“El personal militar está adiestrado para el combate. No se raja. Hemos tenido civiles que a la hora de los chingadazos se les frunce. Antes aquí correteaban a los policías, ahora ni madres, los correteamos a ellos y donde los alcanzamos los matamos. Aquí hay que romperle la madre al cabrón que ande mal. Me gusta la adrenalina. Venir a patrullar. Cuando agarro a un Zeta o Chapo lo mato. ¿Para qué interrogarlo? Que le vaya a decir a San Pedro lo que hizo. El Ejército tiene seguridad e inteligencia, no necesita información. El día que ellos me agarren a mí no me van a agarrar a besos.¿Verdad? Me van a hacer pedazos. ¿Y qué? A eso estoy expuesto. El día que me toque, allí nos amarramos y punto”.
Después de la exhibición PÚBLICA que hizo el general Villa sobre los códigos de mano dura y la falta de legalidad de la actuación de los militares en tareas policiacas, y desde luego de la omisión del gobierno federal sobre una aclaración o sanción al general, éste fue premiado con la Secretaría de Seguridad Pública en Quintana Roo.
¿A qué legalidad en el combate al crimen se refiere el secretario de Gobernación?
De ninguna manera defiendo con esto a criminales y delincuentes que deben ser detenidos, juzgados y sentenciados, cosa que no ocurre ni con ellos ni con los delincuentes de cuello blanco, lo que quiero aclarar es que el verdadero y trágico error de la estrategia de militarización no busca ejercer la justicia sino alimentar la venganza. Apagar el fuego con fuego, por lo que no puede considerarse legal.
No hay manera de entender las palabras de los miembros del gabinete actual que se llenan la boca con la palabra legalidad cuando violan permanentemente la Ley, no sólo en materia de seguridad nacional sino en todo.
Para ejercer la autoridad es necesario, indispensable, respetar la ley. Quien vive fuera de la legalidad no puede llamar a cuentas a nadie, su único recurso es aprovechar el poder para alimentar la venganza y sembrar el miedo y el terror.
México necesita una transformación de fondo, no una limpia, y sólo puede lograrse si partimos de pequeños actos de justicia que reivindiquen poco a poco el deterioro del Estado y sus instituciones, y que nos permitan mantener viva la llama de la esperanza.
Sí se puede, entre todos podemos lograrlo, sólo es cosa de no cansarnos de luchar pacíficamente por un futuro mejor para los que vienen detrás.
Nos vemos en el Auditorio Nacional el próximo domingo a las 10:00 am.
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