No olvidar que Holder, quien ahora declara
que hay conexión entre "zetas" y "extremistas islámicos", es el fiscal
que también está implicado en la Operación Rápido y Furioso la cual
parece ser parte de un operativo que desde EEUU se consolidó y llevó a
cabo para armar a los grupos criminales que operan en México, es decir,
es parte de una conspiración real contra México. Es muy probable estén
en acciones urgentes para tratar de consolidar la invasión que se viene
dando vía "Iniciativa Mérida" -desestabilización del país mediante
violencia provocada tanto por el narco, mercenarios (que bien pudieran
ser parte de los miles de agentes estadounidenses que operan en el país,
paramilitares ) y militares. Estas acciones urgentes se están dando
ante la respuesta del pueblo de México de no creer al gobierno de Felipe
Calderón que se encuentra al servicio del gobierno de EEUU, ante el
crecimiento de la organización del pueblo en apoyo al Movimiento de
Regeneración Nacional que de ganar en las elecciónes 2012 cambiaría las
reglas del juego afectando a los intereses estadounidenses y ante el
anuncio sobre la demanda internacional por crimenes de lesa humanidad
que el pueblo de México presentara en la Corte de La Haya contra
Calderón y otros funcionarios. En virtud de que la actuacción del
gobierno de EEUU tiene un enorme peso en la implementación de la
"guerra" que desde hace 5 años asola el territorio mexicano, es
importante que su complicidad sea señalada en la denuncia que se
presente.
"Operaciones de bandera falsa" , excelente documental alemán que nos permite analizar como gobiernos, corporaciones u otras organizaciones llevan a cabo operaciones falsas para originar causas para justificar ciertas acciones.
Los ataques terroristas en algunas ocasiones son operaciones de bandera falsa, como la estrategia italiana de tensión en la cual varias explosiones de bombas en los años 1970 se atribuyeron a organizaciones de extrema izquierda, y que fueron en realidad llevadas a cabo por organizaciones de extrema derecha en cooperación con los servicios secretos italianos para desacreditar a los movimientos sociales y justificar la represión hacia estos.
Dar click sobre enlaces para entrar al video documental:
http://www.youtube.com/watch?v=bzBT5e9fGGc&feature=player_embedded Parte 1
http://www.youtube.com/watch?v=kdCdajWcwjI&feature=player_embedded Parte 2
http://www.youtube.com/watch?v=K1C5siDulUM&feature=related Parte 3
http://www.youtube.com/watch?v=K1C5siDulUM&feature=related Parte 4
http://www.youtube.com/watch?v=1hxwFIIVSJc&feature=related Parte 5
http://www.youtube.com/watch?v=qokw2CNdMQ4&feature=related Parte 6
http://www.youtube.com/watch?v=LlD0smbq95I&feature=related Parte 7 (última)
EU: el juego de las conjuras
El fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, informó ayer que la FBI y la DEA lograron frustrar
un importante acto terrorista en Estados Unidos, urdido por
facciones del gobierno iraní, que incluía el asesinato del embajador de Arabia Saudita en Washington, Adel Al-Jubeir, y ataques con bomba contra las embajadas de ese país y de Israel. De acuerdo con la acusación presentada por el gobierno estadunidense, uno de los detenidos, el ciudadano iraní Manssor Arbabsiar, sostuvo varias reuniones en México con un agente infiltrado de la DEA que se hizo pasar por integrante de algún cártel del narcotráfico y a quien pagaría por llevar a cabo el atentado.
Es pertinente recordar que uno de los rasgos característicos de la proyección internacional de Estados Unidos, particularmente en lo que se refiere a seguridad nacional, ha sido la difusión –con ayuda de los círculos de pensamiento cercanos al poder y de los principales medios de comunicación de ese país– de presuntos vínculos entre enemigos reales o imaginarios de Washington, independientemente de si tales nexos se corresponden con la realidad. El ejemplo más célebre de esa tendencia es la invención del llamado
eje del malpor George W. Bush, que incorporaba a los gobiernos de Corea del Norte, Irak e Irán, los cuales eran presentados por el político texano como regímenes aliados entre sí –lo que no podía ser más falso–, además de cómplices del
terrorismo internacional.
En el caso concreto de nuestro país, desde hace tiempo el gobierno de Washington ha venido jugando con la idea de alianzas entre las organizaciones delictivas que operan en el territorio y grupos terroristas internacionales: baste citar, como botones de muestra, las declaraciones de la secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano, quien en febrero pasado sostuvo que la administración de Obama “ha estado pensando qué pasaría si Al Qaeda se uniera con los Zetas”; los dichos formulados un mes después por el director de Inteligencia estadunidense, James Clapper, quien aseguró que la narcoviolencia en la frontera con México supone una potencial amenaza terrorista para Estados Unidos y, más recientemente, las expresiones del senador republicano de Texas Michael McCaul, quien sostuvo que los niveles de violencia extrema al sur de la frontera
se ajustan totalmente a la noción de terrorismo.
Estas
afirmaciones, a su vez, han de ser contrastadas con lo asentado por el
embajador Carlos Pascual en un cable diplomático fechado en febrero de
2010, filtrado por Wikileaks y difundido por este diario:
Ninguna organización terrorista internacional conocida tiene presencia operativa en México ni han tenido lugar incidentes terroristas dirigidos contra personal o intereses estadunidenses en territorio mexicano u originados en él.
La supuesta conjura contra las embajadas israelí y saudiárabe en
Washington es poco verosímil por sí misma, pero resulta preocupante que
las propias instancias del gobierno vecino se empeñen en involucrar a
México en ella, así sea mediante falsos narcotraficantes.
No debe olvidarse que, aunque lo dicho ayer por Holder carezca de
elementos de sustento en la realidad, el telón de fondo ineludible de
ese presunto atentado frustrado es el creciente protagonismo de Estados
Unidos en la
guerra contra el narcotráficoemprendida por el gobierno calderonista y la correspondiente abdicación de este último a potestades y responsabilidades soberanas en materia de inteligencia y seguridad. Así pues, no puede descartarse que el propósito real de esta revelación sea potenciar el injerencismo estadunidense en el proceso de violencia que se desarrolla en México y dar sustento a las cada vez más desembozadas propuestas de intervención militar por parte de diversos políticos y funcionarios estadunidenses.
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