17 de octubre de 2011

Crónicas de la Otra Esquina Rafael Loret de Mola : Peligros y tragedias

Crónicas de la Otra Esquina Rafael Loret de Mola : Peligros y tragedias:
Rafael Loret de Mola
Crónicas de la Otra Esquina
Rafael Loret de Mola



En 2006, no pocos ciudadanos nos indignamos cuando comenzaron a circular los mensajes sobre “el peligro para México” señalando a Andrés Manuel López Obrador como tal, de acuerdo a la exitosa estrategia del español Antonio Solá, cuyos altísimos honorarios siguen siendo un misterio a resolver por cuantos le pagan y se dicen sus amigos. Por cierto, recientemente el senador coahuilense Guillermo Anaya Llamas, quien fue candidato del PAN al gobierno de su entidad, reconoció abiertamente que el mencionado personaje, beneficiario ahora de la nacionalidad mexicana por decisión discrecional de Felipe Calderón, estuvo con él durante su campaña ideando la manera de golpear a los Moreira mortalmente. Y lo logró más allá de las urnas y el pronunciamiento electoral. No se le va una. Repaso los diarios de estos días y encuentro, de cara al proceso federal de 2012, una soberana declaración de Marcelo Ebrard Casaubón, jefe del gobierno defeño, en el sentido de que una presunta victoria del PRI en julio del año próximo deberá ser considerada una verdadera “tragedia” para México. No existe mucha diferencia entre los eslogans utilizados ayer y hoy, salvo por los conductos: el PAN hace seis años y un precandidato del PRD ahora. Como si los extremos se tocaran lo mismo de acuerdo a las leyes físicas que con relación a las políticas. En esencia, se descalifica a los adversarios a priori sin medir que en una democracia quienes concursan deben aportar ideas y no adjetivos. Lo enfadoso es que lo haga Ebrard, quien para este columnista es quien tiene una visión a futuro de mayor peso, en ausencia de proyectos válidos y razonables. Ello no quiere decir, de modo alguno, que por ello merecería ganar porque existen otros factores en juego. También en este mismo espacio, desde hace ya varios años, manifestamos que el posible retorno del PRI a la Presidencia, tras doce años de equívocos monumentales y torpezas criminales de una derecha que de plano no sabe gobernar, debería verse como el “triunfo de la antehistoria”, esto es un andar hacia atrás por la incapacidad de todos los actores de la vida pública, incluyendo a los electores y a la sociedad en general, de encontrar en la alternancia una oportunidad para renovar cuadros y superar vicios. Ninguno de los partidos, ni el gobernante PAN, lo hizo para desgracia de cuantos creyeron en un cambio institucional razonable. Así y todo, el PRI, sin superar vicios y anclado en el amafiamiento bajo la férula de dos ex presidentes –Carlos Salinas y Ernesto Zedillo-, cuyo pulso tensa las interrelaciones entre postulantes y grupos, marcha a la vanguardia de las preferencias generales y se perfila, sin duda, hacia la recuperación de la Presidencia que sólo “prestó” al PAN sin modificar ninguna de las interrelaciones entre quienes ejercen el poder real. Los reacomodos confirmaron que cuantos fueron cómplices del PRI hegemónico se hicieron aliados, así fuese hasta comprobar la inutilidad de ello, del panismo paralizante y con aires continuistas. Ya lo hemos dicho: el PAN, en ausencia de proyecto propio, sólo se convirtió en una versión, corregida y aumentada, del viejo PRI en busca de recuperar sus fueros y privilegios. De una manera u otra, la decisión está en los votantes aun cuando se prevé una enorme abstención como rechazo a las fórmulas partidistas y, sobre todo, al sectarismo que ha anclado al Congreso en un sinfín de debates bizantinos –y hasta grotescos- con millonarias cargas en sueldos y prestaciones, amén de la edificación de un pomposo nuevo Senado con demasiadas aristas en cuanto a las concesiones y las comisiones onerosas entre los amigos de los integrantes de la cúpula del poder presidencial, con la primera familia en sitio preponderante y la sabia administración de Margarita Zavala, la primera dama, quien lleva sobre sus hombros la dura tarea de asegurar el porvenir financiero de los suyos... hasta por varias generaciones. Igual ayer que hoy. Pero, cuando menos, ¡qué no nos hablen de peligros y tragedias como argumentos torales! Vale más plantear hechos concretos y visiones definidas hacia el futuro antes de inducir, atemorizando a los electores, que los adversarios representan un riesgo per se por el sólo hecho de no poder contrarrestarlos inteligentemente. Debate Ya hemos hablado de que en los regímenes parlamentarios, digamos en España con la que tenemos tantos nexos –sobre todo financieras en esta etapa de reconquista-, los acuerdos poselectorales son obligados para formar gobierno: esto es si ninguno de los partidos logra la mayoría absoluta, el ganador requiere reunir los votos necesarios de las minorías para asegurar, con la mitad más uno, la gobernabilidad de la nación y no, como sucede en México, su penoso estancamiento. En México, por desgracia, nos hemos entrampado por los usos facciosos y las actitudes viscerales de la clase política, incapaz de reconocer virtudes y razones en los adversarios. De allí que la propuesta para integrar un “gobierno de coalición” parezca un paso más hacia la meta: el parlamentarismo en donde el jefe de la planilla ganadora está destinado a serlo también del gobierno... aunque en México, claro, detestaríamos a un monarca como jefe del Estado y a una familia real beneficiaria de parte del erario por sumisión de los plebeyos. El mundo ya no está para arrogancias aun cuando se asegure que las testas coronadas son símbolos aglutinadores. La discusión al respecto sería interminable. Desde luego, dar un paso así sería restringir al presidencialismo autoritario y, por ello, no debe desestimarse de donde provino la iniciativa: precisamente de un priísta, el senador Manlio Fabio Beltrones, quien dejó la Mesa Directiva del Senado incluso con el reconocimiento de sus pares rivales, lo que implica, por tanto, la irracionalidad de considerar una “tragedia”, como la consideró Marcelo Ebrard, el regreso de este partido a la Presidencia... siempre y cuando, insisto, se determine el fin del absolutismo presidencial y el inicio de la marcha hacia una legislatura más firme y vigorosa, no cerrada a las consignas partidistas sino abierta a la pluralidad de la sociedad mexicana. No olvidemos, igualmente, que fue Luis Donaldo Colosio, unas semanas antes del drama de Lomas Taurinas, quien habló de la urgencia de realizar una “reforma integral al Estado” restándole funciones al titular del Ejecutivo y haciendo más democrática el quehacer legislativo e incluso la vida judicial en donde la corrupción parece haberse desarrollado, sin remedio, como una especie de mal endémico producido por una pandemia de intereses económicos asfixiantes. No hay, pues, peligros ni tragedias. Historia y antehistoria, sí. Pero México es una nación de hondos contrastes acaso por nuestra condición de pueblo conquistado, y por ende sumiso, y no de conquistadores. Pero de ello hablaremos otro día. La Anécdota Cuando, hace años, pregunté al maestro Ignacio Burgoa Orihuela, uno de los grandes sabios del constitucionalismo mexicano y del Juicio de Amparo, sobre los males de nuestra estructura gobernante y las fórmulas para salir de ellos, me confió dos asertos cuya vigencia continúa, a seis años de la partida del ilustre doctor en Derecho: 1.- El presidencialismo autoritario es el mal más ponzoñoso de nuestro sistema y es necesario extirparlo. 2.- No puede darse cambio más notable en México que el seguimiento cabal de las normas constitucionales porque allí se encuentra cuanto por lo que ahora se lucha: la autonomía entre los poderes de la Unión, la soberanía de las entidades federativas, la consolidación de una democracia plural, etcétera. Sólo hace falta cumplirlas. Y en el mismo punto seguimos, como si hubiésemos derrochado el tiempo...pero éste se nos acaba sin remedio.


¡AMLO 2012!PARTICIPA Y DÉJANOS UN COMENTARIO

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

#Dontriananews gracias por escribirnos