7 de septiembre de 2011

LAS MENTIRAS DE CALDERON: Cobertura universal Luis Javier Valero

Cobertura universal

Luis Javier Valero
Analista político | 05-09-2011 | 22:15

A sí lo dijo Felipe Calderón el viernes anterior: “Hoy estamos convirtiendo muchos de esos derechos en realidad: el derecho a la salud, el derecho a la educación, el derecho a la vivienda, el derecho a la alimentación… Hoy, quiero anunciar que este mismo año, 2011, alcanzaremos la cobertura universal de salud, que es un logro singular al que aspiran todas las naciones y que pocas lo han conseguido”.

Es decir, en voz de Calderón México será una de las muy pocas naciones que habrá otorgado al total de su población tan ansiada prestación social. Estaremos, y no están ustedes para dudar, en niveles semejantes a Suecia, Noruega, Dinamarca, Inglaterra, Alemania y otras naciones de esos rangos, y por encima de Estados Unidos, Italia, España, Australia y quizá, de Suiza, Francia.

N’ombre, ora sí que entramos de lleno al primer mundo, estaba loco Salinas de Gortari cuando nos anunció que ya éramos de la élite mundial, ora sí, con el gobierno del PAN, sí que somos de los meros, meros.

Días atrás, en el curso de la más reciente de sus visitas a Chihuahua, se había ufanado de haber logrado, en concordancia con el gobierno estatal, la cobertura universal en materia de salud, al lograr que todos los chihuahuenses estuviesen amparados por algún sistema de atención medica, a partir de su incorporación al Seguro Popular.

Si estas noticias coincidieran con la realidad deberíamos tocar las fanfarrias. Como en el resto de lo informado por Calderón, no es cierto.

Tomemos como referencia lo acaecido en nuestra entidad. Puede llevarnos a imaginarnos la verdad acerca de la situación en materia de salud y aportarnos elementos para dudar de los verdaderos avances ocurridos en el país a lo largo del actual sexenio. Días atrás El Diario publicó una noticia estremecedora. Los recursos médicos son insuficientes para atender a la población inscrita en alguna de las instituciones públicas de salud en la capital del estado.

Resulta que Chihuahua ocupa el lugar 30 de 32 entidades, en cuanto al número de médicos por cada mil habitantes en instituciones públicas; y el sitio 23 en lo referente a unidades de consulta externa. (Nota de Luis Alonso Fierro, El Diario-Chihuahua, 1/IX/11)

“De acuerdo con el Censo Nacional de Población y Vivienda 2010, en la capital hay 664 mil personas con derecho a algún servicio médico público, ya sea IMSS, ISSSTE, Pensiones, Seguro Popular u otros; pero sólo se cuenta con mil 100 médicos para atenderlas”. (Ibídem).

En la práctica cada médico debería atender a poco menos de 660 personas, pero con las mismas instalaciones medicas, con el mismo equipo y, además, a distancias mayores de sus domicilios para la mayoría de los derechohabientes.

No es el único aspecto preocupante, tales carencias abarcan al sector privado pues en esta materia Chihuahua ocupa el último lugar nacional en hospitales de especialidades privados, “de acuerdo con el Inegi en la Perspectiva Estadística junio 2011… superado incluso por estados con importantes carencias sociales como Chiapas, Oaxaca o Guerrero”.

Y la tendencia de una parte de la iniciativa privada chihuahuense, de los últimos años, la de incorporar la atención médica a sus negocios, se aprecia en los indicadores. “En el número de especialistas por cada mil habitantes, las instituciones públicas se ubican en el sitio 28 nacional, con una tasa de apenas 0.5; mientras que en los servicios privados se alcanza el cuarto sitio del país, con una tasa de 71.1”, es decir, la salud también es su campo, pero solamente la requerida por quienes cuentan con altos ingresos económicos.

En el otro lado de la tortilla lo existente son las enormes carencias, basta recorrer los centros hospitalarios los fines de semana para darse cuenta de ellas, y si eso ocurre en zonas urbanas, y no cualquiera, estamos hablando de la capital de Chihuahua, una de las urbes consideradas como de mejor calidad de vida, imaginémonos lo que ocurre con la cobertura universal en las entidades con menores índices de bienestar.

Y es que no basta con la simple declaratoria de la cobertura total en cualquier materia, es necesario que se acompañe del resto de los recursos económicos, administrativos y humanos necesarios para que sea real tal aspiración; de lo contrario, como ocurre en esta materia, son declaraciones demagógicas que juegan con la vida de las personas y que no guardan concordancia con las largas filas de derechohabientes, sean del ISSSTE o del IMSS, esperando la dotación de medicinas, sólo para que les digan, con mucha frecuencia, no hay, no hay, no hay. Como si las medicinas fueran azúcar, frijoles, o cualquier otra mercancía que se puede prescindir temporalmente de ella.

¡Ah, pero qué bonito se oye decir, ya alcanzamos la cobertura universal

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