Sobreviviendo Juárez: Residentes toman medidas ingeniosas para protegerse de la narcoviolencia y la criminalidad
By Gilda Moriel on August 12, 2011
CIUDAD JUÁREZ — María, madre de cuatro hijos y administradora de varios negocios en Ciudad Juárez, ha tenido que tomar medidas para “sobrevivir” y protegerse de la violencia a su alrededor.
“Tuvimos que poner un sistema de cámaras que monitoreamos de casa a través del Internet”, dijo María de 54 años, que pidió no se revelara su apellido o detalles de su familia y negocios.
Esto, después de la extorsión de varios de sus negocios, el pago de la ya conocida “cuota”, un “secuestro exprés” de un familiar, y la vigilancia constante por parte de grupos delictivos.
Como consecuencia, contrató un guardia de seguridad para uno de los negocios e instaló alarmas. Ahora cierra las puertas de todos los negocios con seguros a media tarde y cuando empieza a obscurecer las abren sólo a clientes conocidos. También quitó todo tipo de anuncio publicitario del directorio telefónico y privatizó las líneas para que no aparezcan los números de teléfono publicados en ningún sitio.
A pesar de tomar estas medidas, María tuvo que cerrar uno de sus negocios hace dos meses debido a que el pago de la “cuota” absorbía todas las ganancias y ya no podían pagarla.
“Llegaron con metralletas y (uno de ellos) dijo traigan a su jefe en media hora”, comentó María, con voz consternada. Durante el asalto, ella y su familia veían el asalto a través de las cámaras en su casa. “Con todo y cámaras nos han robado dos o tres veces”, explicó.
“Tú puedes tener cámaras, puedes tener guardias y a ellos no les importa”, dijo María. “Si van a robarte roban, si van a secuestrar, te secuestran”.
Desde 2006 cuando el Presidente Felipe Calderón declaró guerra contra el narcotráfico, Ciudad Juárez se ha convertido en una de las ciudades mas peligrosas del mundo. Tan sólo éste año se han registrado más de mil casos de asesinatos; en el 2010 se registraron 3,042 homicidios.
Con una población total de 1.3 millones, entre 30,000 y 125,000 residentes, muchos de ellos negociantes y profesionales, han huido de Ciudad Juárez en los últimos cinco años debido a la criminalidad, según varios estudios académicos y gubernamentales.
Residentes adaptan sus vidas para sobrevivir la violencia
Como María, muchos residentes de la cuidad fronteriza han adoptado medidas de seguridad para protegerse contra la violencia y la criminalidad diaria. Han instalado cercas de metal, casetas de seguridad y otras barricadas como barriles grandes para evitar la entrada de personas desconocidas a sus calles residenciales.
En algunos casos, los vecinos colectan dinero para pagarle a una compañía de seguridad para poner un guardia a la entrada a su calle. Poco a poco, los juarenses han ido cambiado sus rutinas diarias, tomando diferentes rutas al trabajo y a la casa, cambiando números de teléfono, saliendo menos a restaurantes, bares o ciertos centros comerciales. Al salir de casa, algunos visten de forma modesta, no muestran prendas, y algunos hasta han descartado su carro de año para uno más viejo o menos lujoso.
Rosa Beltrán Cazarez, sicóloga infantil juarense, dice que los niños son vulnerables a la constante violencia – especialmente si han presenciado un homicidio o tiroteo, o si se enteran de algún crimen a través de sus amigos de escuela.
“Lloran mucho, dejan de comer, bajan en calificaciones, presentan crisis de ansiedad y depresión”, dijo la sicóloga. Agregó, que algunos no pueden conciliar el sueño porque no viven en una ciudad tranquila.
“Les da miedo el entorno o tienen un amiguito en la escuela que les habla mucho de eso y les afecta su seguridad”, dijo Beltrán Casarez.
Quedan huérfanos cientos de niños por la violencia
Además, cientos de niños han quedado huérfanos porque sus padres han sido víctimas de homicidio. Según El Diario de Juárez, se han presentado 1,400 peticiones a nivel nacional solicitando ayuda financia por parte de niños huérfanos a través de un programa federal especial, Niños y Niñas Hijos de las Víctimas de la Lucha Contra el Crimen. Un alto porcentaje (el 70 por ciento) de las peticiones son por parte de niños de Juárez, reporta el periódico.
Beltrán Casarez añadió que los niños que han huido de la violencia en Juárez con sus padres para Estados Unidos o al interior de México también sufren de problemas emocionales como la “pobre auto estima” por el cambio drástico de escuela y residencia. Sugiere que los padres juarenses se mantengan atentos a los cambios emocionales en sus hijos, que eviten que vean imágenes de violencia en los medios de comunicación y que traten de mantenerse calmados cuando salen a la calle con sus hijos.
A consecuencia de los delitos que ha sufrido su familia, María dice que todos se mantienen alertas a quienes se encuentran a su alrededor cuando ellos entran y salen de su casa o negocios. También se llaman por teléfono durante el día para verificar que están bien.
“Llamo para reportarme que estoy bien, que estoy normalmente trabajando, que todavía existo”, explico María. “Procuramos refugiarnos en casa”.
Por su parte, Salvador, un ingeniero electrónico de 37 años, dice que él y su esposa le han prohibido a sus hijos que contesten el teléfono para evitar que revelen alguna información personal, por ejemplo si se encuentran solos en casa o donde están sus padres, para evitar que esta caiga en manos de un maleante. Tienen un número de teléfono privado y quitaron el mensaje personal de la contestadota.
“Mi esposa administra el acceso a la colonia, para tenerla de una manera restringida, con claves personalizadas que se cambian periódicamente”, dijo Salvador explicando que esto evita que algún desconocido entre a su calle residencial.
Escuelas toman precauciones para proteger los alumnos
En la escuela de sus hijos, los oficiales también han tomado medidas drásticas de seguridad, con guardias armados y encubiertos que se presentan vestidos de civiles a dicho instituto. Además, a los padres de familia se les proporcionaron identificaciones para sólo con éstas tener la autorización de recoger a los niños.
“La medida más drástica es que ya prácticamente dejamos de salir a actividades nocturnas”, dijo Salvador. Agregó que únicamente salen de compras a centros comerciales donde aún no se tienen identificados grupos delictivos operando y evitan los centros que no pagan por seguridad. Dice que cuando salen a la calle no cargan bolsas ni tarjetas de crédito.
“Ya no participamos en ningún tipo de encuesta que se haga en los centros comerciales porque esa fue una nueva forma de extorsión”, dijo Salvador.
La familia ha desechado la posibilidad de adquirir un carro de modelo reciente. Cuando salen en coche mantienen los vidrios cerrados y la distancia entre los otros automóviles en los altos y semáforos para tener espacio de salir en caso de ser necesario.
“Quitamos los polarizados de los carros para que no haya una confusión de las personas que buscan matar y confunden los carros”, concluyó.
Quemar papeles con datos personales
Por su parte, Irasema, auxiliar de contabilidad de 29 años, dijo que al ver como extorsionan a sus vecinos utilizando información personal, aún y teniendo líneas privadas, decidió quemar todos los documentos donde se encuentren sus datos como recibos de servicios y de tarjetas de crédito.
“Ya quemo todos los papeles a la basura. El teléfono de la casa lo cancelé porque a mis vecinas dos veces las extorsionaron y tuve miedo”, dijo Irasema.
Añadió que solo asiste a fiestas en casas de personas que conoce bien, no frecuenta centros nocturnos y sólo va a restaurantes si se encuentran en centros comerciales seguros.
“Muchas de mis amistades no saben donde vivo ahora”, dijo Irasema.
Al igual que Irasema, Juan José, universitario de la carrera de Ingeniería en Manufactura, no sale a centros nocturnos y prefiere visitar a sus amigos en sus casas. Esto lo decidió cuando presenció un asesinato en el parque cerca de su casa.
“No mas pasaron y rafaguearon (sic)”, dijo el joven de 19 años.
Ese día, Juan José iba caminando al gimnasio que estaba en frente del parque, cerca de una escuela, cuando oyó disparos. “Dije mejor corro y me resguardé entre una casa y un carro”. Cuando terminaron los disparos se fue al gimnasio donde el instructor estaba platicando que acababan de matar a una persona.
Dice que este no es el primer homicidio que sucede en dicho parque ya que anteriormente le dispararon a unos jóvenes que se encontraban en este mismo lugar. Por dicha violencia, Juan José ya no frecuenta más ese parque. Cuando quiere salir a jugar fútbol, va a un parque que se encuentra hundido debajo de la calle y protegido por paredes.
“Te evitas que pase un loco a rafaguear (sic)”, exclamó.
Luis, de 32 años, dice que a veces se siente “paranoico” cuando maneja dentro de la cuidad, especialmente cuando está parado en un semáforo. “Miras para ver quién esta a tu alrededor”, dijo.
Porque los SUV’s son blanco para los que roban carros, Luis ha cambiando el suyo por un Nissan Tsuru, compacto y modesto. A pesar de eso, él y su esposa han presenciado un acto de violencia. Cuando estaban comiendo hamburguesas con Esteban, su hijo de nueve meses, en un restaurante de comida rápida hace poco oyeron una balacera en el parqueo.
“Corrí hacia el baño con mi hijo”, dijo Luis.
Aumento de seguridad en centros comerciales
Los centros comerciales también han aumentado sus medidas de seguridad con el fin de mantener a su clientela en un ambiente más seguro.
“Instalamos unos botones de pánico donde inmediatamente sabes qué local es, y todos los guardias se enfocan a ir a ese local”, dijo Miguel Ángel Esquivel Villa, gerente administrador de Plaza Juárez Mall.
Explicó que la mayoría de los locales cuentan con uno y añadió que aumentaron la plantilla de guardias de seguridad, invirtieron más en cámaras y modificaron el horario de cierre del centro comercial.
“Ya no cerramos a las 10 de la noche, lo recorrimos una hora, a las 9”, dijo Esquivel Villa.
Agregó que en las entradas de los negocios distribuyeron trípticos con consejos de seguridad para los clientes. Por ejemplo, no llevar objetos de valor en la bolsa, cerciorarse de que nadie esté cerca al bajar del vehículo, no ir solo, no llamar la atención y tomar diferentes rutas a casa.
También, el centro comercial manda información a los locatarios de cómo manejar una contingencia de seguridad.
Además de accionar el botón de pánico, que puede ocultarse fácilmente en la bolsa del pantalón, les dan consejos de como revisar los candados de sus establecimientos en caso de que hayan sido violados, y lo reporten inmediatamente a la oficina de seguridad.
Por su parte, el Centro Comercial San Lorenzo, cerró su estacionamiento e instaló casetas para evitar los robos de autos y facilitar la detención de algún delincuente.
“Se hizo estacionamiento de cobro para controlar las entradas y las salidas de los vehículos”, dijo Julisa Ginen González, administradora del Centro Comercial San Lorenzo.
Por su parte en el Centro Comercial Las Torres, tienen algunos guardias de seguridad encubiertos que rotan constantemente para que la gente no los detecte.
“Se cambian los guardias y se visten de civiles”, dijo Francisco Rodarte, administrador de Plaza Las Torres.
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Nota del editor: Los apellidos de algunos de los residentes de Juárez han sido omitidos por seguridad.
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