Lunes 11 de julio de 2011
• Cuentas y cuentos de Elba Esther
• Malas calificaciones de la maestra
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En la víspera de importantes procesos electorales, en la política mexicana siempre hay quien se encarga de hacer el ridículo y presentar espectáculos denigrantes de corrupción, abuso e injusticia.
Hace unas semanas ese papel lo hicieron el Ejército y Los Pinos con el caso Hank Rhon, ya divulgado en todos los medios. Y apenas la semana pasada, otros dos políticos, la maestra priista, panista y panalista Elba Esther Gordillo y su pupilo el veracruzano Miguel Ángel Yunes, se encargaron de darnos otra prueba de cinismo y desfachatez, sin descartar el ejemplo de corrupción que envuelve al sistema político mexicano.
En este nuevo circo político que apenas empieza, Gordillo y Yunes se acusaron verbalmente del desvío de cuantiosos recursos públicos y confirmaron su complicidad en acuerdos políticos sucios con la Presidencia de la República.
Primero, Gordillo acusó a Yunes de haber desviado 50 mil millones de pesos de las arcas públicas cuando fungió como director general de una de las instituciones más importantes en materia de salud de México, como es el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), y pidió a las autoridades federales investigarlo y abrirle un proceso penal.
Yunes respondió y acusó a Gordillo de exigirle desviar 20 millones de pesos mensuales de los fondos del ISSSTE, para financiar el Partido Nueva Alianza (Panal), fundado por la dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Aquí además de fraude hay peculado, delitos electorales, abuso de poder, tráfico de influencias y mucho cinismo.
La inmundicia de estos dos políticos forjados en el sistema priista es vieja y muy conocida por muchos, y en los próximos días se esperan más acusaciones que sólo confirmarán cómo se ha ejercido el poder político en México desde el siglo pasado, en perjuicio de todos los mexicanos.
Con tales señalamientos, Felipe Calderón debería ordenarle a alguno de sus empleados en el gabinete, por ejemplo al secretario de la Función Pública, Salvador Vega Casillas, y al secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, que investiguen las cuentas personales de ambos políticos y las finanzas de las instituciones públicas en las cuales han estado involucrados. Seguramente se encontrarían con muchas sorpresas, pero a Calderón lo que menos le interesa es abrir un frente contra la maestra Elba Esther, quien según sus declaraciones, operó de todas las formas posibles para llevarlo a Los Pinos. Y eso, en política, no tiene precio, aunque ella misma se lo esté cobrando con cargos públicos para su yerno y otros empleados.
La inamovilidad del presidente de la República ante el balconeo que le hizo su amiga y aliada Elba Esther Gordillo obedece a nuevas presiones de la maestra para obtener más poder, más cargos públicos y más beneficios económicos. Calderón ha hecho uso de esa de vieja práctica de los políticos de agazaparse ante las críticas y dejarlas pasar hasta que se agoten, para después cínicamente levantarse como si nada hubiera pasado.
Calderón sabe que si Gordillo cuenta todo lo negociado, le daría la razón a las críticas de Andrés Manuel López Obrador, quien desde hace más de cuatro años los ha señalado como la mafia del poder.
En el revire mediático de Yunes, el viejo político jarocho dio un indicio a la autoridad que podría ser una mina informativa para llamar a cuentas a la lideresa magisterial. El exdirector del ISSSTE advirtió que la profesora debe aclarar los manejos sobre sus cuentas personales y las del magisterio.
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http://oficiodepapel.com.mx/contenido/?m=20110711
¡AMLO 2012!
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