6 de julio de 2011

NUEVAS zazaoth: Grecia, experimento criminal

NUEVAS zazaoth: Grecia, experimento criminal

Grecia, experimento criminal


Grecia, experimento criminal
Posted: 05 Jul 2011 11:17 AM PDT
Por Jorge Canto Alcocer
Los parlamentarios “socialistas” se abrazaban jubilosos, aplaudían frenéticamente y hasta humedecían sus rostros con emocionadas lágrimas: pese a las milenarias e incansables protestas populares, con sus votos habían aprobado un catastrófico plan que pondrá en la calle a miles de personas y destrozará la calidad de vida del pueblo griego al menos por la próxima década.
Pero ¿realmente un pequeño problema de deuda de una de las economías más reducidas de Europa puede provocar la catástrofe planetaria que pintan en sus amenazantes discursos prácticamente todos los ministros de finanzas, los funcionarios del FMI, los del Banco Central Europeo, las calificadoras de créditos y los santones de la economía neoliberal, y que es la coartada esgrimida para implementar las draconianas medidas contra el pueblo helénico?
Por supuesto que no. El problema de los vencimientos de la deuda griega es apenas significativo, pues su monto es de sólo una quinta parte del total de las obligaciones, esto es, unos 85 mil millones de euros con vencimientos sucesivos desde ahora y hasta julio de 2014. Además, toda esta deuda -como todas las obligaciones superiores a 10 millones de dólares en el mundo financiero actual- está protegida por los famosos swaps o contratos de incumplimiento crediticio, por lo que los bancos acreedores no corren ningún riesgo, aún a pesar de una moratoria, a menos de que se reconozca –como ya lo han señalado no pocos analistas económicos- que los swaps son un enorme fraude especulativo en el que están involucrados los propios acreedores, las diversas instituciones financieras e incluso los gobiernos.
Sea como fuere, una breve suspensión de pagos por parte de Grecia no generaría en sí misma mayores consecuencias. En cambio, las medidas recesivas impuestas por el FMI sí producirán el desplome del mercado interno, la quiebra de centenares de empresas, la expansión del ya enorme desempleo y el sinfín de calamidades económicas que estos planes de choque han producido en todos los Estados donde se han aplicado. Golpeada por la crisis, la economía griega quedará devastada en unos pocos años, tal como saben todos los teóricos del FMI, los políticos “socialistas” y cada uno de los tenderos de esquina del país balcánico.
El problema real no es Grecia y su minúscula y protegida deuda. El quid está en el deseo de la oligarquía financiera por minimizar los costos sociales de su dominio, en su intención por desmantelar tanto como sea posible el Estado de Bienestar característico de la Europa de la postguerra.
Sin la presión política del bloque socialista, los oligarcas están dispuestos a pulverizar los avances sociales obtenidos por algunos grupos de trabajadores del llamado primer mundo. Las previsiones de Marx se cumplen dramáticamente: el desarrollo del capitalismo es cada día más contradictorio y más explotador. La figura del obrero de clase media, bien pagado y dueño de un patrimonio significativo se desvanece y es sustituida por el joven precario, mendigando contratos temporales y “flexibles”, carente de toda seguridad y despojado de todo.
Las agresivas y multitudinarias protestas eran esperadas. El pueblo griego será el conejillo de indias del nuevo experimento neoliberal. Si el Estado griego resiste las pletóricas movilizaciones, el plan será puesto en marcha sucesivamente en Irlanda, Portugal y España –los países con mayores compromisos bancarios y menores obligaciones sociales- y luego en Italia, Inglaterra –donde ya se comenzaron a aplicar las primeras medidas de empobrecimiento- y así hasta conseguir el desmantelamiento total del Estado Social Europeo.
En las paradójicas y contradictorias circunstancias de esta nueva batalla entre las oligarquías financieras y los pueblos, no extraña que el presidente Obama siga llamando a combatir la dictadura de los especuladores y demande mayores impuestos a los grandes capitalistas para evitar su propia crisis de deuda, prevista para el próximo dos de agosto. El gobierno del país capitalista más poderoso, que no se tienta el corazón para asesinar niños en Asia y África, y para continuar el criminal bloqueo contra la digna Cuba, mantiene una lucha tensa y prudente contra una oligarquía mundial que en su ambición es capaz de amenazar de muerte a su mayor aliado. Las contradicciones oligárquicas afloran, inundando de calamidades y sufrimientos, pero al propio tiempo establecen condiciones favorables para la lucha popular, una oportunidad que no podemos dejar pasar.



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