14 de julio de 2011

INDICE POLÍTICO: Monumento sexenal

Monumento sexenal | Periódico Zócalo

Monumento sexenal

La Estela de la Corrupción que en algún momento podría ser erigida a la vera del añoso Paseo de la Reforma plasma con exactitud y rigor lo que este sexenio calderonista ha significado para México: retraso, descomposición, fraude, favoritismos, desprecio por la ley, palabrería que no va acompañada de hechos… y un largo etcétera para el que no alcanzaría el espacio de esta colaboración.

Cuando dentro de unos años alguien pasee por ahí recordará sin duda que la dificultosa erección de esa estructura priapica es la herencia que Felipe Calderón dejó a la Nación, acompañada de un vulgar “¡Tomen su Bicentenario!”.

Pero, peor aún, de alguna forma la develación del lodazal de corrupción en el que acabará sumergida la monumental obra que algún día tendrá que concluirse –dicen que para los festejos del Tricentenario—y que en estos días han hecho el diputado Pablo Escudero y el propio ganador del proyecto con el que se simbolizarían dos siglos de Independencia y uno de Revolución, recuerda a este escribidor la historia apenas contada por dos de las asistentes a los bunga-bungas de Il Cavaliere Silvio Berlusconi.

En efecto, dos menores de edad que en sólo una ocasión, el 22 de agosto del año pasado, acudieron a Arcore, la mansión de Il Cavaliere a las afueras de Milán, decidieron contar a los fiscales del “caso Ruby” lo que vieron aquella noche.

Y su relato, aparecido en el diario La Repubblica y que coincide con el de otras tres chicas que ocasionalmente asistieron a esas fiestas, habla de unos bunga-bungas muy distintos a los que defienden Berlusconi y la mayoría de las invitadas a sus fiestas...

Las dos chicas en cuestión se llaman Ambra Battilana y Chiara Danese, tenían ambas 18 añitos recién cumplidos cuando acudieron a la villa de Il Cavaliere invitadas por Emilio Fede, investigado por inducción a la prostitución, director de informativos de una de las cadenas de televisión de Berlusconi y con quien las dos amigas habían hecho una prueba para convertirse en metorinas, como se conoce a las jovencitas que presentan el clima en los noticieros del emporio mediático del premier italiano.

Las chicas, que aseguraron que si se han decidido hablar es porque están hartas de que se las tome por prostitutas, cuentan que la noche de marras había unas 15 chicas en Arcore.

Que, para empezar, el primer ministro italiano ofreció a sus invitadas unos anillos de regalo que decía que eran de Tiffany pero que según Ambra eran pura bisutería. Que luego vino la cena, en la que Berlusconi contó numerosos chistes subiditos de tono.

Hasta que durante el ágape Il Cavaliere sacó una estatua que representaba una especie de cascarón del que salía un pene enorme, del tamaño de una botella de agua de litro y medio. “Berlusconi pasó la estatua a las chicas y le pidió que besaran el pene. Lo besaban y simulaban sexo oral”, aseguró Chiara según un relato que publicó en abril el diario La Repubblica.

Hasta ahí la analogía.

Porque la estructura prÍapica que con dificultades enormes se erige desde hace un par de años en el Paseo de la Reforma es, también –proporciones guardadas, en cuanto a los personajes- el monumento que el ocupante de Los Pinos saca a la ¿luz? para que los contribuyentes adoremos.

Una burla. Otra más de sus muchas estafas.

La Estela de Luz -que esperamos algún día ignoto quede concluida- alumbra a la perfección lo que este sexenio nos ha significado y costado a los mexicanos.

Iba a ser un arco, como éste iba a ser el sexenio del empleo y acabó convirtiéndose en el de los más de 50 mil muertos… y contando.

Iba a ser inaugurado en septiembre del año anterior, como en este sexenio iba a ser respetado el Estado de Derecho y acabó convirtiéndose en la época más negra en cuanto a violación de las garantías individuales.

Iba a ser… como el calderonato. Iba a ser…

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