Reciban mi saludo al cual adjunto copia del artículo enviado hoy a El Heraldo. Espero que resulte de su interés.
Daniel Torres Jáquez
Daniel Torres Jáquez
Dos versiones sobre la guerra perdida
Daniel Torres Jáquez
Sobre la guerra contra los cárteles de las drogas y su secuela de crímenes, inseguridad y violencia, hay al menos dos versiones, las cuales se confrontan en momentos coyunturales, como el caso de la marcha encabezada por Javier Sicilia que concluyó en un diálogo fallido con el comandante supremo.
La primera versión es la de quienes aprecian la política de enfrentamiento y la presencia de soldados y policías en las calles, como un acto de decisión y valentía de Felipe Calderón. Argumentan ellos que ninguno de los gobernantes que lo antecedieron se atrevieron a enfrentar al crimen organizado.
La segunda versión es la de quienes critican esa política y quisieran a los militares en los cuarteles. Ellos ven la guerra de Calderón como el medio que utilizó para legitimarse en el poder, luego de su precario y cuestionado “triunfo” sobre López Obrador.
También creen que al convertir su guerra en asunto prioritario, por sobre el combate a la pobreza y el desempleo, Calderón buscó granjearse al gobierno gringo, al disponer de cuantiosos recursos humanos, económicos y materiales para cuidarles su frontera. En agradecimiento a tan buena disposición, el gobierno gringo ha facilitado a los negociantes de armas el tráfico de allá para acá.
Otra idea que prevalece entre analistas proclives al gobierno, es que la situación de violencia e inseguridad que se enseñorea en el país no es culpa de Calderón, sino de los delincuentes que resisten la arremetida gubernamental que limita sus actividades comerciales y sus ganancias.
Según esa idea, en la disputa por el territorio nacional se matan entre bandas de delincuentes y de paso matan agentes del orden y a personas que cruzan las balaceras entre buenos y malos. A esto último el gobierno le llama “daños colaterales”.
Afines y contrarios al gobierno dan por cierto que las actividades del crimen organizado siempre han existido en México, pero los gobiernos del PRI y el PAN que antecedieron a Calderón las toleraban y se desarrollaban en relativa paz, es decir, le daban vigencia a la regla de oro del capitalismo: “Dejar hacer, dejar pasar”.
Las actividades de los traficantes de drogas no se han suspendido un instante, pero la embestida de Calderón hizo que se recrudeciera el enfrentamiento, florecieran nuevas actividades delictivas, como el secuestro, la extorsión, el asalto a mano armada, los hechos sangrientos.
El esfuerzo guerrerista ha sido vano. La producción, comercio y consumo de la droga no ha disminuido un ápice. Los agrupamientos criminales se han renovado. Las actividades del crimen organizado se multiplicaron, sus ganancias han seguido creciendo. De paso, el gobierno con su política ha ido propiciando un jugoso mercado de la droga en nuestro país. La droga que impide que llegue a Estados Unidos se queda en México.
Ahora tenemos más droga en las calles de México y más viciosos mexicanos. También más inseguridad y violencia y más miedo.
Dada la situación que estamos viviendo, el próximo año, año de elecciones presidenciales, nos resultará atractivo un discurso político que hable de paz y libertad, de trabajo y producción, de bienestar y progreso, es decir, de todo aquello que hemos perdido en esta docena trágica de gobiernos panistas.
Nota al margen.-
Dice la profesora Elba Esther Gordillo, que en 2006 fue rechazada por López Obrador y que Madrazo quería expulsarla del PRI. Entonces, no tuvo más salida que aliarse con Felipe Calderón. A cambio de su apoyo la Gordillo consiguió el ISSSTE para Miguel Ángel Yunes, la Coordinación del Sistema de Seguridad para Roberto Campa y la Lotería Nacional para Francisco Yáñez. No comenta lo que le dieron a su yerno y a otros familiares, a quienes prácticamente les entregaron la Secretaría de Educación Pública. Concluye que no le avergüenzan sus arreglos con Calderón. Se entiende. La señora es una cínica. Carece de vergüenza.
Hoy la Gordillo sugiere que no atina por quién decidirse para el 2012. No ha recibido propuestas concretas. No sabe quién de los aspirantes le ofrece más. Declara que se halla en ánimos de meter a los aspirantes en una licuadora, a ver cuál sale. Por lo pronto empezó a apoyar a Peña Nieto en la elección del estado de México. Luego se amarran para la grande… A menos que esa gente de “las manos limpias” del PAN suba la puja. ¿Quién da más?
Comentarios a torjaq_42@hotmail.com¡AMLO 2012!
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