La señal es clara: Los ciudadanos no obtendrán nada de lo que por derecho les corresponde si para ello se ponen en riesgo los privilegios y la impunidad de la oligarquía instalada en el poder desde hace más de 27 años.
No importa de dónde vengan las voces que reclaman paz social, equidad, justicia, respeto a la dignidad y a la vida, nadie será escuchado, al contrario, quienes se sobrepasen en su anhelo de cambiar la situación de privilegios para unos y sufrimiento para la mayoría, serán nulificados por los medios de comunicación que hoy tienen el poder de distorsionar la verdad, por sus propios intereses.
Poetas, maestros, trabajadores, luchadores sociales, defensores de la tierra y de los derechos humanos, artistas, intelectuales, profesionistas, deudos de los muertos de la guerra contra el narco y el crimen organizado, periodistas honestos, todos serán hechos a un lado porque así conviene a los grandes intereses empresariales, nacionales y extranjeros.
Ante el dolor y el sufrimiento de quienes han perdido a sus seres queridos por el baño de sangre que provocó Calderón, su respuesta desvergonzada es muy clara: seguirá está guerra porque tenemos la “fuerza y la razón” para ganarla.
No habrá diálogo ni reconsideración de los compromisos que Calderón adquirió con tal de llegar al poder.
Bien lo ha dicho Andrés Manuel López Obrador en repetidas ocasiones: nada puede cambiar si se llega al poder atado de pies y manos.
La única salida pacífica que tenemos para recomponer el estado de cosas, para detener la violencia y defender la soberanía nacional es abandonar la idea de que la solución a nuestros problemas llegará de arriba. Sólo unidos y organizados desde abajo podremos derrotar a la oligarquía y evitar que nuevos fraudes electorales coloquen en el poder a los políticos que tanto daño nos han causado.
Ni un voto más al PRI ni al PAN.
¡AMLO 2012!
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