Editorial: El cambio, en manos del pueblo
México está en una encrucijada, y lo que hagamos o dejemos de hacer
afectará nuestro futuro, como pueblo y como nación. El
neoliberalismo saquea al país; subordina el Estado a la oligarquía;
destruye la ecología y el tejido social con la violencia y la
pobreza; rompe el pacto social con sus abusos.
Y como los poderosos no van a cambiar, la única salida es transformar
de raíz a México.
Esto sólo será posible si los ciudadanos construimos un poder
social, con un proyecto común y un espítiru unitario. La vía
democrática implica organizar, desde abajo, la conquista del gobierno
y forzar el cambio verdadero a través del voto.
Ir a la raíz de la violencia
La estúpida política del gobierno de Calderón ha llevado a México
a un baño de sangre sin precedentes. Asegura que no hay otro camino,
que el conflicto armado durará años y costará miles de vidas más.
La inseguridad no deja de crecer, vastas regiones del país carecen de
autoridad, se multiplican los enfrentamientos entre sicarios o con
militares y policías. Aumentan las muertes y los criminales asesinan
cada vez con más saña y extrema crueldad.
Pero la descomposición actual no sólo es producto de las decisiones
absurdas en materia de seguridad. Un factor más profundo es la
desarticulación social generada por el desempleo, la pobreza y las
carencias educativas y de salud. El modelo económico neoliberal ha
cerrado las salidas: migrar a Estados Unidos, mendigar en centros
urbanos de México o delinquir, son las únicas opciones de muchos
para subsistir.
La delincuencia se extiende y se fortalece por la corrupción
imperante. Qué estado de derecho puede haber si las elites políticas
y económicas violan sistemáticamente las leyes y los derechos
humanos. Cómo eliminar el narcotráfico con corporaciones policiales
infiltradas, con secretarios de Estado que se enriquecen en forma
inexplicable, con procuradores que usan la justicia para beneficiar
electoralmente al PAN y para dar garantías jurídicas a los negocios
de sus socios.
La moral neoliberal coloca el éxito individual a cualquier costo como
valor supremo, por eso muchos ven a los narcotraficantes como
individuos ejemplares y eficientes hombres de negocios.
El narco ha dejado más ganancias que las empresas privatizadas, de
Salinas a Calderón; más que los monumentales robos al erario
público, como el Fobaproa (56 mil millones de dólares); más que los
excedentes petroleros que desaparecieron entre 2000 y 2006 (casi 80
mil millones de dólares) o los contratos multimillonarios otorgados
por Pemex a transnacionales como Repsol y Halliburton.
Por otra parte, el auge del narcotráfico da al gobierno
estadounidense el pretexto perfecto para aumentar su injerencia en
asuntos políticos, militares y económicos de México. Intervención
tolerada y pedida por Calderón, que vulnera la independencia nacional
y mantiene al país como un gran mercado de la industria armamentista
estadounidense. El lavado de dinero beneficia principalmente a
instituciones financieras de ese país. Y para colmo, el desbarajuste
de Calderón puede usarse para justificar una intervención militar en
regla.
Morena se suma al clamor: "No más sangre"
Para acabar con la violencia criminal hay que ir hasta sus raíces: el
modelo económico, generador de desempleo, miseria y marginación; y
la corrupción imperante en las instituciones.
El Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) propone cambiar la
política económica y poner en el centro las necesidades de la
población; asimismo, promueve una revolución de las conciencias, una
revolución moral a favor de los valores éticos del bienestar común,
la solidaridad y el sentido de comunidad. Se propone a los ciudadanos
la recuperación de las instituciones para ponerlas al servicio de la
gente; acabar con los privilegios de las grandes corporaciones;
combatir la corrupción y recuperar la soberanía nacional.
Lo que está en juego es nuestra sobrevivencia como pueblo y como
nación. Como principio ético, los integrantes de MORENA somos
solidarios con las víctimas de la violencia. Sin pretender dirigir o
capitalizar la auténtica indignación social, nos sumamos al clamor
popular: basta de violencia; no más sangre.
Episodios de la historia de méxico. Muerte y vida de Emiliano
Zapata
Luz Nieto
Engañado por el traidor Guajardo, Emiliano Zapata falleció el 10 de
abril de 1919 en un atentado en la hacienda de Chinameca, la más
grande del estado de Morelos, propiedad de la familia Alonso, y uno de
los espacios en que iniciara su lucha revolucionaria en 1911.
El agravio que lo convocó a romper con el orden porfiriano, y
después con el maderismo, se volvió insoportable en la medida en que
reconoció la continuidad de la opresión en la historia de México.
En un Manifiesto firmado en Tlaltizapán en compañía del general
Francisco Villa, señalaban ambos dirigentes:
"Cambiando los hombres y las épocas, en México los hechos siguen
siendo los mismos y la dolorosa realidad no ha variado. De un lado
vemos al orgulloso hacendado, que no tiene necesidad de trabajar para
vivir, y que sin embargo todo lo posee en abundancia, y del otro
contemplamos al humilde campesino, para que otro sea el aprovechado y
él siga padeciendo dolores y humillaciones, hambres y miserias.
"Nuestros jornaleros, aunque sean hombres y aunque la ley
sarcásticamente los llama ciudadanos, no tienen ningún derecho real
y efectivo…
"No son libres, no son dueños ni de su persona ni de su trabajo, no
pueden ahorrar aunque quisiesen; no tienen posibilidad, ni deseos, ni
manera de instruirse; no pueden aspirar a la felicidad, como el resto
de los humanos, porque para ellos el bienestar, la libre iniciativa,
el derecho al mejoramiento, son cosas vedadas…".
La lucha por la transformación del país debe tener como objetivo
lograr que cada hombre, cada mujer vivan con dignidad, en igualdad de
derechos, en la integridad de sus diferencias, en libertad,
creatividad, iniciativa, seguros y felices. Tenemos que ir lejos, a
fondo, en el camino que nos señalaron quienes lucharon hasta el
último de sus días por todos nosotros.
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