Ciberactivistas: nuevos ciudadanos
Daniel Gershenson, al Consumidor.
Foto: Manuel Enrique Ortiz Vazquez
El uso se Twitter para expresar demandas sociales está rompiendo barreras entre los ciudadanos y sus autoridades
Karla Garduño Morán
Ciudad de México (3 abril 2011).- A las 12:05 del martes 23 de marzo, Eduardo Morales, @inversible, anunció por Twitter que la banqueta que dos días antes habían pintado 25 ciudadanos a lo largo del Puente de los Poetas estaba siendo borrada.
Cuarenta minutos después, él mismo confirmó el rumor con una foto. A pesar de contar con sólo 47 seguidores, en 10 minutos su tweet ya había sido retransmitido por activistas que participaron en la pinta de la banqueta, académicos y periodistas que en conjunto superan los 38 mil seguidores.
Personajes como Andrés Lajous (con 8 mil 191 seguidores), Maite Azuela (5 mil 594), Alberto Serdán (2 mil 658), Jesús Robles Maloof (8 mil 93), José Merino (6 mil 554) y Tamara de Anda, mejor conocida como Plaqueta (10 mil 63), difundieron la noticia.
En una hora, el tema de la llamada #Wikibanqueta había acumulado 200 comentarios de 101 personas distintas, muchas de las cuales sólo retwitteaban los comentarios de los principales activistas, quienes cuestionaban a las autoridades por construir vías que excluyen al peatón y por borrar la banqueta que ellos habían pintado para evitar más atropellados de los que ya ha habido en el Puente de los Poetas. Documentaban su descontento con fotos y videos relativos al tema.
A las 13:25 horas, apenas una hora y 20 minutos después de la denuncia, el secretario de Obras y Servicios del Distrito Federal, Fernando Aboitiz, respondió: "yo no mandé borrar nada"; y 16 minutos después ya estaba comprometiéndose a ayudar a construir las banquetas. "Les propongo que lo hagamos bien, no clandestinamente. Yo los ayudo. Laura Palma (directora técnica de Servicios Urbanos) los contactará para hacer la banqueta", informó el funcionario usando el mismo medio de comunicación: Twitter.
En poco más de una hora los ciudadanos reunidos en el colectivo "Camina Haz Ciudad" –conformado el 21 de marzo, con la pinta de la Wikibanqueta– consiguieron un compromiso del GDF sin salir a la calle.
En este colectivo hay algunos personajes que son conocidos en los círculos más politizados de las redes sociales; a quienes se relaciona con causas tan diversas como la movilidad, la educación, los derechos humanos, el uso racional del presupuesto, la defensa de la libertad en internet y la promoción del voto nulo. Son activistas que han hecho de las redes sociales –contando a Twitter, Facebook, YouTube y los blogs– su principal herramienta de trabajo, no sólo por su potencial como medio de información sino también por sus ventajas económicas. Ni siquiera necesitan una oficina para hacer su trabajo.
"Las redes sociales, aquí como en todo el mundo, se están volviendo un instrumento o una herramienta de comunicación muy importante. Es una manera poco costosa de participar, reduce mucho los costos de movilización y es un instrumento muy barato para convocar", dice Fernanda Somuano, investigadora de El Colegio de México y especialista en movimientos sociales.
El perfil de los ciberactivistas concuerda con el del usuario promedio de internet en México, según el estudio realizado en 2010 por la Asociación Mexicana de Internet: pertenecen a uno de los tres niveles socioeconómicos más altos y tienen entre 25 y 44 años. También son parte del 31 por ciento de los internautas que se toman el tiempo de mantener o participar en sitios de comunidad virtual y redes sociales, equivalente a 9 millones 180 mil personas. Pero, los ciberactivistas tienen la particularidad de estar involucrados en organizaciones de la sociedad civil, por lo que son una minoría entre los 30.6 millones de internautas mexicanos (el 27 por ciento de la población total).
Están lejos del millón 600 mil seguidores que tiene la cantante Anahí, la más seguida en México según www.twitter-mexico.com (el que más tiene apenas sobrepasa los 8 mil followers), pero son protagonistas de un movimiento en ciernes que ha logrado hacerse escuchar.
"El tema de la sociedad civil está cambiando, se está volviendo un proceso más efectivo, hay nuevos líderes que llevan un rato en esto, que manejan los mensajes y la comunicación de otra forma. Empieza de manera casera pero se convierte en todo un canal de comunicación alternativo para difundir una causa; cualquier persona puede participar en la incidencia política con técnicas que no son la investigación y el cabildeo, sino el activismo y la movilización ciudadana, tienen un trabajo muy fuerte con medios de comunicación, pero también tienen un componente muy grande de acciones ciudadanas, de llamados a la acción para que los ciudadanos comunes y corrientes se sientan parte del cambio", explica Mónica Tapia, directora de Alternativas y Capacidades, una asociación dedicada a apoyar a las organizaciones civiles para lograr que su trabajo tenga una incidencia en la agenda pública.
De Túnez a Xicoténcatl
Las revueltas en el mundo árabe en este año (Túnez, Egipto, Libia) evidenciaron el poder del internet para convocar y organizar movimientos sociales. El papel que las redes sociales jugaron para que los ciudadanos decidieran salir a las calles ha hecho que sean vistas como una nueva forma de hacer revolución, una e-revolución, según el filósofo francés Bernard-Henri Levy.
"El motor de esta revolución han sido los internautas. Los usuarios de Twitter, Facebook, YouTube, etcétera. Han sido esos hombres y mujeres que, provistos de un smartphone, recorrían las calles de Túnez para filmar la represión y la insurrección", escribió Levy en enero pasado en un texto titulado Lecciones tunecinas .
Tras el movimiento de Túnez que inició el 17 de diciembre con la protesta de Mohamed Bouazizi, un vendedor ambulante que se prendió fuego frente a un edificio oficial y que desembocó con la renuncia del presidente Zine el Abidine Ben Ali el 14 de enero, Egipto entendió que la clave era internet.
En la primera jornada de manifestaciones, el 25 de enero, el presidente Hosni Mubarak ordenó la desconexión de Twitter y Facebook; para el cuarto día el país se quedó sin servicios de internet y telefonía celular.
En México, los alcances del ciberactivismo son más modestos, pero han dejado lecciones importantes a sus protagonistas. Una de ellas es que a toda acción virtual debe corresponder una acción real.
Los activistas coinciden en que para lograr que las causas que se mueven en el mundo de las redes sociales tengan incidencia en la agenda pública es preciso llevarlas al terreno físico, a través de manifestaciones, foros, presencia en los congresos o cualquier otro tipo de participación ciudadana.
"La combinación virtuosa es el movimiento virtual, la comunicación en las tecnologías, que impacta en los medios masivos o tradicionales y que genera debate público, manifestación pública fuera de las redes", dice Rogelio Gómez Hermosillo, protagonista de los movimientos de la sociedad civil desde la década de los noventa y actual presidente de Alianza Cívica.
Andrés Lajous, quien participa en diversos movimientos, especialmente aquellos relacionados con la reforma política y la movilidad urbana, identifica tres etapas en el activismo más exitoso. Primero: construir argumentos con toda la información disponible; segundo, difundir esta información y, tercero, movilizar.
"Y esa movilización es la que se convierte en una exigencia, o en una protesta o en una llamada de atención a los gobiernos, eso es lo que ha hecho cualquier organización, la única diferencia es que con las redes puedes hacerlo todo al mismo tiempo y muy rápido", dice Lajous.
Junto con otro grupo de ciudadanos, académicos y ex militantes de partidos como él, quien formó parte del equipo de Patricia Mercado en el Partido Alternativa Socialdemócrata, Lajous participó en 2009 en el movimiento por el voto nulo, identificado como la primera muestra del poder de las redes a nivel nacional.
A través de la red, los grupos que en diversas ciudades promovían la anulación del voto como forma de protesta ante la falta de representatividad de los legisladores, abrieron foros de discusión, presentaron argumentos, convencieron a indecisos y también se pusieron en contacto entre ellos, haciendo tal ruido que despertaron el interés de las autoridades.
Aunque los partidos minimizaron el movimiento, en la Secretaría de Gobernación levantó curiosidad y el 18 de junio una decena de estos ciudadanos fueron convocados por Fernando Gómez Mont a una reunión de 20 minutos en la que sobre todo se escucharon las demandas, aunque no hubo ninguna promesa.
"La clase política no sabía si realmente éramos millones, si se iba a cumplir la profecía de José Saramago (que en su novela Ensayo sobre la lucidez retrató a un pueblo entero que decidió no votar) o éramos nada más unos loquitos. No sabían la cantidad de personas que estaban con nosotros. Ese desconocimiento inicial sí fue un incentivo para aceptarnos como interlocutores", cuenta Alberto Serdán, otro de los promotores del voto nulo, quien es investigador de temas relacionados con política social, transparencia y rendición de cuentas.
Antes de la elección y de conformarse en la Asamblea Nacional Ciudadana (ANCA), los llamados anulistas definieron una agenda común de demandas: transparencia y rendición de cuentas de los legisladores, formas de participación ciudadana y candidaturas independientes.
El 5 de julio los votos anulados representaron un porcentaje inédito en una elección intermedia (5.25 por ciento). Los anulistas lo consideraron un logro, pero no abandonaron sus demandas.
Entre otras acciones, lanzaron a finales de octubre de ese año la campaña ¡Ya Bájenle!, que pedía la reducción del presupuesto de los partidos y que logró reunir 30 mil firmas en un documento que fue enviado a los legisladores.
El gobierno federal asumió parte de su agenda y la incluyó en la propuesta de reforma que envió Felipe Calderón al Congreso el 15 de diciembre del 2009; incluso se convocó a algunos ciudadanos a las mesas de debate organizadas por Gómez Mont.
La presión de los anulistas se mantuvo y del 19 al 23 de abril del 2010 varios miembros del movimiento recorrieron el país desde cuatro ciudades (Tijuana, Cancún, Comitán y Monterrey) viajando de aventón y difundiendo sus propuestas. El llamado #AventónCiudadano fue transmitido en tiempo real a través de las redes sociales.
La discusión de la reforma política en el Congreso se fue junto con Gómez Mont de Gobernación en julio del 2010, pero la ANCA se mantiene viva y sus integrantes –actores y organizaciones civiles que trabajan por causas disímbolas– la retoman eventualmente. Por ejemplo, el 8 de marzo pasado organizaciones de Jalisco integrantes de la asamblea presentaron ante el congreso local una iniciativa para reducir el presupuesto a los partidos.
"Todavía no tenemos mucho impacto sobre los tomadores de decisiones. Les empieza a llamar la atención, empiezan a estar alertas, pero todavía falta que nos hagamos conscientes del poder de las redes sociales y que sepamos traducirlo a acciones que estén vinculadas con política pública, que quien toma las decisiones te dé un espacio", asegura Maite Azuela, activista especializada en acceso a la información y rendición de cuentas y vocera de la organización Dejemos de Hacernos Pendejos (DHP).
Nuevos liderazgos
Paola Ricaurte, académica del departamento de Comunicación y Periodismo del Tec de Monterrey y estudiosa de las redes sociales, identifica a los ciberactivistas como un grupo muy reducido, "una élite muy crítica, liberal, con una conciencia clara de las cosas que no están bien".
Sin embargo, en este reducido grupo están surgiendo liderazgos de personas que no se dedicaban al activismo pero que por el hecho de contar con información y ser especialistas en algunos temas se han convertido en líderes.
Uno de los éxitos más notables del ciberactivismo fue impulsado por personajes que no eran activistas de tiempo completo:
Alejandro Pisanty, presidente del capítulo mexicano de la Internet Society, lanzó el 19 de octubre del 2009 su rechazo al impuesto del 3 por ciento a las telecomunicaciones –incluido internet– que el gobierno federal planteaba en el proyecto de Ley de Ingresos y Miscelánea Fiscal del 2010. El abogado León Felipe Sánchez se sumó a su causa y creó el tema #InternetNecesario, que en su primer día acumuló más de 32 mil mensajes de diversos usuarios que rechazaban el nuevo impuesto.
Tras cuatro días de una campaña de información y protesta que se expandió como un virus a través de las redes –principalmente Twitter y blogs–, sus principales promotores obtuvieron la atención del Senado. El perredista y presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología, Francisco Castellón, fue el primero en escuchar sus argumentos y el 23 de octubre, el entonces presidente del Senado, Carlos Navarrete, los recibió. No fue difícil convencerlos y finalmente el impuesto a internet quedó fuera del paquete económico 2010.
"Nos impactó cómo había funcionado y nos clavamos a ver cómo puedes vincular nuevas tecnologías a incidencia en la agenda pública", cuenta Antonio Martínez Vázquez, quien desde 2009 se metió en el activismo y también participó en el movimiento de Internet Necesario.
Una de las claves para lograr esa incidencia es lograr que más gente tenga información sobre los temas, reconocen los activistas. Para algunos, de hecho, las herramientas de internet son más una plataforma de información que una red de socialización. Por eso quienes tienen la mayor información sobre los temas adquieren cierto liderazgo.
"No creo que las redes sociales sea lo que le esté dando a la gente poder, sino la información, el acceso a la información. Es una herramienta para acceder a la información, pero no es un medio. Lo que te empodera no es Twitter es la información que la gente te da", dice Geraldine Juárez, especialista en temas de internet, y quien más que activista se considera una ciudadana preocupada.
El interés de esta mexicana radicada en Suecia por la defensa del internet abierto y el debate sobre la propiedad intelectual se ha convertido en toda una causa a nivel internacional.
En Suecia Geraldine se enteró que México estaba negociando el Acuerdo Comercial Anti-falsificación (ACTA, por sus siglas en inglés), un tratado que busca regular a nivel internacional el tema de los derechos de autor y que ha provocado el rechazo de varios sectores en todo el mundo no sólo por sus contenidos, sino por la secrecía con que se negocia.
Junto con Antonio Martínez y León Felipe Sánchez, Geraldine comenzó a difundir lo que era ACTA. Los activistas advirtieron al Senado que el tratado estaba siendo negociado por el gobierno federal sin que se hubiera pedido autorización a los legisladores.
El 5 de octubre del 2010 la Cámara alta aprobó un punto de acuerdo para pedir al gobierno que dejara las negociaciones.
El hashtag de #ACTA ha generado tantos seguidores, que los políticos lo aprovechan para autopromoción. Todavía el 15 de marzo pasado el senador panista y aspirante a la Presidencia en 2012, Santiago Creel, se manifestó en contra del acuerdo y se ganó la aprobación de varios twitteros.
"Yo apoyo la libertad en internet, por eso de entrada digo NO a #ACTA", escribió en su cuenta @SantiagoCreelM y fue retwitteado por 64 personas.
Picando piedra
Los protagonistas del ciberactivismo coinciden en que en esta nueva arena política hay batallas que se pierden, batallas que se ganan y otras que no se dejan de luchar y en las que son indispensables los activistas de tiempo completo.
"Ningún cambio institucional va a llegar por el simple hecho de dar un retweet, ni por el hecho de que tengas 40 mil seguidores y de repente empieces a difundir información. El cambio se da cuando los políticos abren canales de participación a miembros de la sociedad civil, a los activistas formales que están todo el día metidos persiguiendo diputados, todo el día cabildeando iniciativas y tratando de juntar recursos humanos y monetarios y proponiendo acciones para lograr los cambios. Las redes han servido para difundir la información pero yo sigo respetando a los activistas de la calle", dice Genaro Lozano, catedrático en el ITAM sobre movimientos sociales y quien participó activamente en el debate sobre los matrimonios entre parejas del mismo sexo en el Distrito Federal, aportando información académica al tema.
En este campo de batalla las organizaciones civiles no tienen todavía una presencia especialmente activa en redes, aunque proporcionan el material informativo para sustentar las causas. Sin embargo, algunas empiezan a hacer esfuerzos por entrar en ellas de manera más dinámica.
El Centro de Análisis e Investigación, Fundar, uno de los referentes en los temas que tienen que ver con transparencia y rendición de cuentas, lanzó el pasado 30 de marzo –junto con la organización Article 19– un estudio sobre el crecimiento del gasto federal en publicidad. Pero su acción no se quedó en la presentación de la información, sino que pusieron en internet una página abierta para que la gente denuncie abusos en la publicidad oficial y abrieron cuentas de Facebook y Twitter (@publioficial) para sostener el debate al respecto.
"Nuestra primera apuesta fue el sitio web y ahora estamos trabajando con el ciberactivismo. Dado que la clase política también ya metió un pie ahí y también los medios de comunicación, nos hemos conectado, y los resultados son sorprendentes", apunta Miguel Pulido, director ejecutivo de Fundar.
Mientras que Fundar tiene apenas 941 tweets, un promedio de 1.5 tweets diarios, y 2 mil 062 seguidores, Jesús Robles Maloof, uno de los activistas más movidos en la red, twittea en promedio 99 veces por día y tiene más de 8 mil followers.
"Las redes sociales potencian la comunicación entre ciudadanos con intereses afines, quienes en cierto momento podemos coincidir en tomar acción específica sobre temas comunes. Es diferente a la organización tradicional, más rápida pero en ocasiones más efímera", dice Robles Maloof, activista en el tema de los derechos humanos desde hace 20 años.
Las organizaciones defensoras de la despenalización del aborto, por ejemplo, han tardado en denunciar la aprobación en los estados de las leyes que protegen la vida desde la concepción porque no tienen una reacción inmediata, dice el activista.
"La primera ley en aprobarse fue la de Sonora (octubre del 2008), pero las ONG no se enteraron inmediatamente; falta reforzar el proceso, tener activistas independientes que puedan actuar de inmediato", apunta Robles Maloof.
En cambio, cuando el 3 de noviembre del año pasado la Procuraduría General del Estado de Chiapas detuvo al bloguero Héctor Bautista –quien cuestionaba duramente al gobierno estatal–, acusándolo de pornografía infantil, en las redes se desató una intensa campaña a su favor que exigía la libertad de expresión. Finalmente, el 12 de diciembre, las autoridades desistieron de su acusación y lo liberaron.
El éxito de lo mediático
También hay organizaciones cuyo trabajo es tan mediático que tienen un impacto viral en las redes y, por lo tanto, mayor incidencia en sus acciones.
En Guadalajara, por ejemplo, Ciudad para Todos y Guadalajara en Bici han logrado poner en la agenda pública el tema de la movilidad urbana y en su lucha han conseguido frenar algunas obras polémicas.
Su estrategia consiste en organizar eventos o intervenciones que llaman la atención de los medios y que producen fotos y videos que circulan fácilmente por las redes, de manera que el tema se convierte en un éxito.
Ellos, por ejemplo, comenzaron a colgar bicicletas blancas en los lugares donde atropellaban a ciclistas. Las fotos se difundieron de tal forma que la acción se copió en lugares como el Distrito Federal.
También fueron ellos los primeros que intervinieron la calle para ganarle espacio a los autos. El 9 de enero pasado varios jóvenes pintaron a lo largo de Avenida Santa Margarita (ruta hacia el Tec de Monterrey) una ciclovía ciudadana que, a diferencia de la Wiquibanqueta, fue conservada por las autoridades.
"Nuestra manera de natural de comunicarnos son las redes sociales. Sin redes sociales todo lo que está pasando sería prácticamente imposible. Aunque el impacto político todavía no es a través de las redes sociales, sino a través de los medios formales. Cuando sales en el periódico el político se intimida y se genera una reacción, pero los medios no te pelan si no estás en las redes sociales a menos de que seas alguien", dice Felipe Reyes, conocido como @Felipeno y quien fundó Ciudad para Todos en 2007.
A través de las redes, además, estos grupos han sumado a sus luchas a actores importantes como la Cámara de Comercio, el Colegio de Arquitectos y la Cámara de la Industria de la Construcción, con quienes formaron un frente para detener el proyecto del gobierno federal de construir la Vía Express. Ante la presión, el gobernador Emilio González Márquez los invitó a llevar a cabo un dictamen técnico con la información disponible y prometió que si era negativo, frenaría la obra. El estudio se hizo y se presentó el 12 de febrero con un dictamen negativo. Finalmente, el 30 de marzo, los legisladores votaron en contra del proyecto que pretendía concesionarse a particulares.
Coaliciones de temporada
Con la metáfora de una nube que se mueve, deja caer la lluvia y luego se dispersa, Jesús Robles Maloof explica que tanto él como otros activistas promuevan en las redes no sólo la agenda que los caracteriza, sino que también se unen a otras causas cuando es necesario.
Él mismo, que trabaja principalmente en el tema de acceso a la justicia y derechos humanos, también comenta y denuncia los temas de movilidad como la Supervía o la Wikibanqueta, los de educación y los ecológicos que denuncia Daniel Gershenson, @alconsumidor, otro de los activistas con más causas.
En el tema de la guardería ABC, por ejemplo, Gershenson y Robles Maloof están siempre presentes. Juntos apoyan al Movimiento 5 de Junio, conformado por ciudadanos y padres de familia afectados por el incendio en la guardería de Sonora.
Pero Robles Maloof también estuvo presente en los cabildeos a favor de la reforma de Derechos Humanos y concentra muchas de sus fuerzas en el tema de la justicia en Ciudad Juárez.
Gershenson igualmente dedica la mayor parte del tiempo a sus causas: defensa de los consumidores y de la ecología, pero también está presente en los temas de reforma política y rendición de cuentas que defienden Maite Azuela y Alberto Serdán, los cuales también trabajan en la Coalición por la Educación.
"Se están creando focos de resistencia que, si conservamos esta horizontalidad, esta transversalidad, sí pueden convertirse en grupos de presión bien entendidos, con una perspectiva ciudadana y sin un ánimo partidista. Hemos encontrado la manera de hacer sumas cualitativas, sumas exponenciales, y son vínculos que sí pueden perdurar", señala Gershenson, fundador de la asociación civil Al Consumidor.
Los ciberactivistas reconocen que por lo pronto la movilización en las redes está constreñida a un grupo reducido de promotores, sin embargo, confían en que es posible politizar a más ciudadanos a través de este medio. En los próximos dos años, dicen, con las elecciones federales del 2012 como contexto, el potencial de las redes sociales será puesto a prueba.
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¡AMLO 2012!
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