4 de abril de 2011

José Alfonso Suárez del Real y Aguilera: Reclutamiento forzoso- penalización de la pobreza

Reclutamiento forzoso: penalización de la pobreza
“Se llevaron a Zapata
La leva se lo llevó,
no pierdan la fe  muchachos
¡Viva la Revolución!
Corrido de la Leva, 1911

Por: José Alfonso Suárez del Real y Aguilera

La propuesta del gobernador César Duarte para revivir una de las instituciones más odiadas de la humanidad, la leva, lastima profundamente a la memoria histórica de la Patria.
Una de las víctimas de este reclutamiento forzado fue Emiliano Zapata, quien en 1909 fue enviado al 9° regimiento de caballería de Cuernavaca, por agitador, quedando sometido a las órdenes del Jefe del Estado Mayor del Gral. Díaz, Pablo Escandón, como su caballerango.
La malquerencia popular hacia la leva obligó al Ejército Constitucionalista a eliminar su práctica perversa, y a ello ayudaron los estudiantes que se integraron a la lucha revolucionaria, quienes a través de sus encendidos discursos, convencían a campesinos, peones y trabajadores a unirse a “la bola”,  esa tropa popular que se hizo fuerza armada de batalla en batalla hasta el triunfo de la Revolución.
Imbuidos en un espíritu de construcción de un Ejército del Pueblo, los responsables de su concreción desterraron el odiado mecanismo, y tal era su animadversión hacia él que aún, ante el inminente riesgo que representó la beligerancia de las potencias del Eje, la ley del Servicio Nacional Obligatorio, impulsada por el General Cárdenas en 1939, fue aprobada hasta 1940 y entró en vigor hasta 1942, año en el que se convocó a los varones nacidos en 1924 para cumplir su contraprestación a la defensa de la Patria, a través de su reclutamiento por un año en las instalaciones de las Fuerzas Armadas.
Al término de la guerra el programa de internamiento motivó una profunda discusión en torno al destino de los recursos otorgados al mantenimiento e instrucción de esos jóvenes, por sobre la conveniencia de destinar esos recursos para facilitarles acceso a instituciones, - como el Politécnico Nacional-, en donde además de capacitarse para integrarse a un pujante mercado laboral, podrían recibir educación cívica e instrucción deportiva que hiciera de ellos ciudadanos ejemplares.
La argumentación a favor de cumplir con el deber del Estado mexicano de proveer a niños y jóvenes de una educación pública, gratuita y laica, ampliando para ello la cobertura educativa a niveles medio y tecnológico, sustentó uno de los proyectos más ambiciosos de la pedagogía nacional.
Este compromiso se fortaleció durante el sexenio de López Mateos, periodo en el que se instituyó la gratuidad de los libros de texto a nivel primaria, se fortaleció el apoyo alimentario a través del Instituto Nacional para la Protección a la Infancia, además de construir infinidad de aulas urbanas y rurales con los recursos que provenían de las ventas de Pemex, cuyo lema sexenal fue: “Mejores escuelas, harán de nuestro hijos mejores mexicanos”.
La percepción de conjura que se apoderó del presidente Díaz Ordaz en 1968, hizo que la educación superior fuese vista como un riesgo a la estabilidad del régimen, y que los jóvenes fuesen identificados como un peligro para la sociedad. Esas falacias propiciaron acciones de control a través del presupuesto a la educación superior y del otorgamiento de la mayoría de edad a los 18 años, - no a los 21-, pues con esa disposición se garantizó que los “agitadores” fuesen juzgados como adultos.
Con esas medidas se instauró una tiranía, que - como afirmó Montesquieu-, al ejercerse a las sombras de las leyes y con apariencia de justicia se convierte en la peor de las tiranía, y este precepto de simulación de la legalidad y de firmeza, se arraigó profundamente en detrimento de los derechos de los niños y jóvenes de este país, sujetos desde hace más de 4 años a la total abdicación del Estado en dos de sus derechos fundamentales: educación de calidad y trabajo digno y bien remunerado y a quienes todavía se les endilga el peyorativo de NiNis cuando es el Estado el causante de que ni estudien, ni trabajen.
Por ello, la propuesta del Gobernador Duarte, además de penalizar la pobreza de nuestros jóvenes,  resucita a la Leva tan odiada por los forjadores del México Revolucionario, los condena al reclutamiento forzoso con la pérdida de su libertad y por ello constituye una inadmisible ofensa a los principios y a los compromisos que forjaron no solo al Estado mexicano, sino al partido en el cual milita el declarante, al impulsar un crimen de lesa humanidad,  y que hace 100 años convocó a la Revolución con los acordes del corrido que relata la forzosa reclusión de Zapata a quien la leva se lo llevó y a cuyos jóvenes les pide  no pierdan la fe  muchachos, para exclamar comprometido ¡Viva la Revolución!

¡AMLO 2012!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

#Dontriananews gracias por escribirnos