14 de marzo de 2011

Oficio de Papel Nada que festejar este 18 de marzo Juicio a Calderón y Suárez Coppel Consuman privatización de petróleo

Oficio de Papel » 2011 » Marzo
Lunes 14 de marzo de 2011

Nada que festejar este 18 de marzo
Juicio a Calderón y Suárez Coppel
Consuman privatización de petróleo

Ante la amenaza de perder su posición como exportador de petróleo, la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) – de la cual depende gran parte de los ingresos con los que sobrevive este país – busca delegar en compañías privadas su responsabilidad constitucional de remontar la crisis de reservas por la que atraviesa. Además, desde el primer año de gestión de Felipe Calderón, la petrolera mexicana cayó del sexto al onceavo lugar en el listado de las mayores firmas petroleras del mundo.

Sin embargo, esta estrategia de “diversificación” no es nueva y ha fallado en experiencias recientes que se han convertido en esquemas velados de privatización: arrendamientos, contratos de servicios múltiples, integrales y subrogaciones. Ese ha sido el problema: Pemex no ha sido transparente y, en medio de la indefinición, la corrupción se cuela como el agua que inunda un edificio y mina sus más profundas estructuras.

Así, este 18 de marzo, más que un nuevo aniversario de la expropiación petrolera a manos del general Lázaro Cárdenas, será para Felipe Calderón y su director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, una fecha histórica de cómo fracasaron, se corrompieron y vendieron al mejor postor lo que tantos años había significado el principal orgullo nacional: el petróleo.

Nada que festejar y mucho que lamentarse, de cómo gobiernos priistas y ahora panistas acabaron con las principal industria del Estado y arrasaron con las arcas de la paraestatal petrolera. Hoy como nunca, la corrupción en Pemex se ha convertido en algo inherente a su forma de operación, empresa que otorga contratos de bienes y servicios en donde servidores públicos se enriquecen con las comisiones y sobornos; empresarios corruptos, mexicanos y extranjeros, abultan sus cuentas bancarias mediante el incumplimiento de obras y servicios; los políticos del gabinete, del Congreso y hasta de la Corte festinan las recomendaciones que hacen a la paraestatal petrolera en beneficio de consorcios privados; el sindicato sigue asaltando la caja de la empresa petrolera, y hasta los abogados que litigan los juicios de Pemex en México y en el extranjero, se ven beneficiados económicamente cuando pierden los casos en tribunales.

Como documenta la reportera Nancy Flores, en la portada de la más reciente edición de la revista Contralínea, la paraestatal ya no es dueña de plataformas, equipos de perforación ni buques-tanque. Mientras tanto, su deuda total por 675 mil millones de pesos compromete poco menos de la mitad de sus activos y la importación de petrolíferos supera ingresos por 690 mil millones, tan sólo en lo que va del gobierno de Calderón. Una delicada situación financiera.

Aún más, el sistema de refinerías opera a menos del 50 por ciento de su capacidad. Además, se posterga la decisión de construir una nueva refinería, a pesar de que la paraestatal mantiene ese proyecto entre las prioridades que vende a los inversionistas del mercado de valores. No obstante, ni siquiera la publicidad que se ha dado a este proyecto ha logrado que se termine con la decisión “política” adoptada en la década de los ochenta, en el gobierno de Miguel de la Madrid, de no volver a construir refinerías.

Es en medio de estos fracasos que a 73 años de la expropiación petrolera, impulsada por el general Lázaro Cárdenas del Río, la iniciativa privada ha sustituido a Pemex en el control de sus procesos, incluso aquellos que se consideran estratégicos, como la exploración y explotación de los hidrocarburos.

Más allá del inagotado debate en torno a las violaciones a la Constitución, Pemex y su transición hacia los nuevos esquemas de participación de la iniciativa privada en el sector petrolero ha fallado en el seguimiento, control y cumplimiento de objetivos. En otras palabras, ha sido la alta burocracia de la paraestatal la que, escudándose en los “obstáculos” del régimen fiscal, ha fallado en dirigir el destino de la industria petrolera nacional que hoy navega a la deriva.

Un ejemplo que ilustra la ausencia de una estrategia son los contratos de arrendamiento y servicios que han permitido a la filial Pemex Exploración y Producción (PEP) ceder el control al sector privado de 47 plataformas ubicadas en el Golfo de México, de acuerdo con la respuesta a la solicitud de información 185700001610 hecha por Contralínea.


LEER MAS

http://oficiodepapel.com.mx/contenido/?m=20110314

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

#Dontriananews gracias por escribirnos