Lunes 21 de marzo de 2011
• Calderón y la cultura de la corrupción
• Critica fortunas de políticos corruptos
• La complicidad y transa en el gobierno
Un niño de 13 años de edad, Elías Mussali Bissu, reclamó al presidente de la República que se preocupe por los niños que, por su pobreza, no pueden estudiar en México. En justificación a su indiferencia, Felipe Calderón confesó ante la comunidad judía, que en México se han hecho fortunas inmensas al abrigo del poder, por lo que hacen falta servidores públicos orientados al bien común.Sin nombrarlos, Calderón aludió la semana pasada a los gobiernos priistas, cuando declaró en otra reunión, esta vez con la Cámara de Comercio de México, que el país fue educado en la cultura de la complicidad, la corrupción y la transa.
Ambas afirmaciones son hechos conocidos por todos los mexicanos, y sólo habría que corregirle al presidente que no es el país educado en la cultura de la corrupción, sino el gobierno sumergido en el pantano de corrupción. Nada nuevo lo dicho por Calderón. Funcionarios y políticos del PRI se enriquecieron por decenios al amparo del erario público, al grado de acuñar con cinismo aquella frase de que vivir fuera del presupuesto es un error.
Esa corrupción gubernamental que señala Calderón, ha sido por décadas la responsable de que más mexicanos se sumen a los millones de personas que no pueden satisfacer sus necesidades básicas de vida: alimentación, educación, salud, vivienda y vestido.
De los 112 millones de mexicanos, son casi 80 millones los que por lo menos no pueden satisfacer o por lo menos tienen problemas con alguno de esos cinco satisfactores básicos de vida. Este deterioro en la sociedad se ha incrementado todavía más en los gobiernos panistas, debido a que los miles de millones de pesos que autoriza el Congreso para combatir la pobreza nunca llegan a su destino.
El mismo gobierno de Felipe Calderón reconoce que la diferencia entre el municipio más rico del país, el de San Pedro Garza García, en Nuevo León, con el más pobre del país, Cochoapa el Grande, en la montaña de Guerrero, son 40 años de vida. Es decir, el promedio de vida en uno es de 80 años y en el otro apenas llega a los 40.
Pero si la corrupción fue la marca de los priistas durante 70 años que estuvieron en el poder y que ahora pretenden recuperar, ¿qué han hecho los panistas en sólo 10 años que llevan al frente del gobierno federal? Nunca lo sabremos más allá de lo que los medios de comunicación investiguen e informen. Es fácil criticar a otros gobiernos, en este caso los priistas, sin hacer una autocrítica, pues Felipe Calderón y Vicente Fox simplemente han sido cómplices, omisos y promotores de esa corrupción gubernamental que ha lacerado a la sociedad mexicana.
Pero no sólo eso. Lejos de combatir la corrupción que tanto critican a los regímenes priistas, los gobiernos panistas de Fox y Calderón alentaron en la última década el abuso del poder, el desvío de recursos públicos, la complicidad con empresarios, el chantaje político y el encubrimiento y protección de funcionarios y políticos que han corrompido leyes y han asaltado las arcas públicas.
Calderón puede acusar entonces a los priistas una y otra vez, y no se va a equivocar; dónde falla, es al excluirse de la crítica por su pésima administración, pues las evidencias de corrupción de él y su antecesor son, quizás, igual o más perversas que las cometidas en los 70 años que el PRI mantuvo el poder político en México.
En esta columna hemos documentado cada lunes hechos vergonzosos de corrupción de servidores públicos con empresarios, y nadie en el gobierno se ha interesado en investigar y aplicar la ley. Por ejemplo, cómo olvidar las corruptelas de los hermanos Bribiesca Sahagún, hijos políticos de Vicente Fox, cuando desde Los Pinos exigían al entonces director general de Pemex, Raúl Muñoz Leos, el otorgamiento de contratos petroleros para empresas privadas que los tenían como comisionistas.
O aquella auditoría a la administración de la residencia oficial de Los Pinos, en donde la misma Secretaría de la Contraloría documentó onerosos gastos públicos y desvío de recursos en la reconstrucción de las cabañas y el menaje en la casa presidencial, a cargo de un amigo constructor del presidente Vicente Fox. Ese expediente fue archivado y se exoneró a los funcionarios y empresarios responsables del desvío de recursos públicos.
Más recientemente, está la acusación penal que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público presentó ante la Procuraduría General de la República, en contra del hasta hace poco procurador federal de Protección al Ambiente (Profepa), Patricio Patrón Laviada, y de sus hermanos, por los delitos de delincuencia organizada, lavado de dinero y vínculos con bandas del narcotráfico.
Ese expediente que recibió la PGR en el último mes de gobierno de Vicente Fox, fue extraviado premeditadamente para proteger a un destacado miembro del gabinete de Felipe Calderón. Han pasado cuatro procuradores generales de la República, incluido el último Arturo Chávez Chávez (quien por cierto en breve dejará el cargo) y todos han sido cómplices por encubrir a la familia Patrón Laviada.
Qué critica Calderón por esa cultura de complicidad, corrupción y transa, si él mismo forma parte de ella y como presidente de la República la tolera, la promueve y, por supuesto, no hace absolutamente nada para combatirla.
Cuando habla de las fortunas inmensas hechas al abrigo del poder, el presidente de la República estaría pensando en su propia familia; en la de Vicente Fox y Marta Sahagún; en la familia Patrón Laviada. O sólo en la gran familia priista que incluye a los Echeverría, a los López Portillo, a los Salinas o a los Zedillo, sólo por mencionar algunas, pues la lista es tan grande que en este pequeño espacio no cabría la lista con todos los nombres involucrados.
Claudica Calderón ante EU
leer mas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
#Dontriananews gracias por escribirnos