26 de febrero de 2011

PROCESO: Al acecho, el “ulisismo” José Gil Olmos y Pedro Matías

Al acecho, el “ulisismo”
José Gil Olmos y Pedro Matías


Instalado en sus nuevas oficinas del Palacio de Gobierno de Oaxaca –que el régimen anterior convirtió en museo y hasta en salón de fiestas–, Gabino Cué pide paciencia para dar muestras de que habrá justicia y una transición a la democracia en el estado: “No es fácil acabar con un régimen autoritario de 80 años, es un proceso, pero vamos a dar pasos firmes”.
Los primeros tres meses del nuevo gobierno han sido complicados. Primero Cué enfrentó el desconocimiento del Instituto Estatal Electoral, controlado por el PRI, a las autoridades electas en 49 municipios. Asimismo, tuvo que negociar con el priismo el presupuesto federal por más de 42 mil millones de pesos a cambio de cederle la Junta de Coordinación Política en el Congreso local, que es clave para las negociaciones de la reforma del Estado.
Después envió una iniciativa de ley para que todos los mandos medios y altos del gobierno estuvieran titulados, lo que provocó la renuncia de tres de ellos. Finalmente, el 15 de febrero se enfrentaron policías y maestros, ya que éstos adelantaron dos meses el pliego petitorio de aumento salarial y otras prebendas que anualmente consiguen con movilizaciones y paros.
El gobierno de coalición encabezado por Gabino Cué, utilizado por las dirigencias del PAN y el PRD, así como por el gobierno federal como ejemplo del éxito de las alianzas electorales, está a prueba porque no ha dejado satisfechos a los sectores políticos, cívicos y sindicales que lo ayudaron a triunfar y ahora exigen acciones contra Ulises Ruiz y varios colaboradores suyos también acusados de violaciones a los derechos humanos.
Organizaciones como Congruencia Ciudadana, recientemente formada por priistas y panistas, así como el Frente Estatal de Víctimas contra la Represión, han criticado a Cué por los enfrentamientos de policías federales y estatales con maestros de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). La refriega ocurrió el martes 15, durante la visita oficial de Felipe Calderón, y el saldo fue de 15 profesores detenidos –que ya fueron liberados– y un herido de gravedad, el dirigente Marcelino Coache.
Ahora ambas agrupaciones exigen la renuncia del director general del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), Bernardo Vázquez, hijo del exgobernador priista Pedro Vázquez Colmenares; de la secretaria general de Gobierno, Irma Piñeyro –excandidata del partido de Elba Esther Gordillo, el Panal, a la gubernatura–, y del secretario de Seguridad Pública estatal, Marco Tulio López Escamilla, excolaborador del secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna.
Por eso Víctor Leonel Juan Martínez, politólogo de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), señala que el choque con los maestros “va a ser la prueba de si nos encaminamos a una transición o si nos quedamos en la mera alternancia en el poder. Es tiempo de que revise la estrategia, de dar un golpe de timón, de revisar el equipo (de Cué), porque esta amalgama de fuerzas que lo ayudó como candidato a ganar, ahora es el mayor riesgo y debilidad, porque cada una de ellas jala de manera facciosa para su lado”.
Isidoro Yescas, también académico de la UABJO, señala que el reto para Gabino Cué es restaurar la legalidad que Oaxaca perdió totalmente con Ulises Ruiz. “El riesgo es que nos quedemos con una alternancia que reproduzca los vicios del viejo régimen, con pocos avances en términos de reformas constitucionales profundas y de una nueva cultura política”, señala en entrevista.
También él enfatiza la necesidad de que el gobernador recomponga su gabinete, llegue a acuerdos con los partidos para descongelar la iniciativa de reforma del Estado, empodere a la sociedad civil y, sobre todo, actúe contra los exfuncionarios que la sociedad señala como responsables de corrupción y represión.
Hasta ahora, dice, “no hay un Ejecutivo fuerte ante un grupo de poder como el ulisismo, que está permanentemente buscando cómo alentar el conflicto y desestabilizar al gobierno. Tenemos un gobernador muy comprometido con movimientos sociales y con un cambio profundo en las instituciones y en la cultura política de Oaxaca, pero no tiene el equipo para realizar eso”.
Yescas opina que a Gabino Cué se le puede agotar el tiempo para consolidar el gobierno de transición democrática por varias razones: el Congreso local no está funcionando; el PRI juega a paralizar todas las iniciativas que mande gobierno estatal y hace lo posible por mantener los órganos electorales en su poder; en 2012 inicia la sucesión presidencial y Cué debe decidir si va con el PAN, el PRD o Andrés Manuel López Obrador, y, sobre todo, porque el PRI quiere demostrar que un gobierno de alianzas no funciona.
“El dinosaurio patalea”

Entrevistado en el Palacio de Gobierno, desde donde se ve un plantón de mujeres triquis en el zócalo, Gabino Cué dice: “La transición es un proceso que debe ir de la mano con cambios institucionales, de formas y estilos que tienen que estar asociados con la transparencia, con la no corrupción, pero sin dejar de ver al pasado, porque al final de cuentas son recursos públicos.
“Si no investigamos qué se hizo caeríamos en una irresponsabilidad, no puedo validar obras que se pagaron y que no se han hecho. En su momento vamos a denunciar y a proceder jurídicamente ante los hechos que hablen de un manejo inadecuado de recursos… Pero estamos en un proceso que a veces lleva tiempo. La gente se desespera; sin embargo, nosotros vamos a cumplir, no dejaremos que sea una simple alternancia sino (buscaremos) que sea una transición democrática.”
–Se han publicado opiniones en el sentido de que hubo pactos con el gobierno anterior para tener un estado manejable.
–Quizás así se ha percibido. Muchos quisieran que a partir del día 1 de diciembre no hubiese ningún priista trabajando en el gobierno, en ninguna área. Yo tomé la decisión de que fuera un proceso, no podía desmantelar un gobierno de un día para otro, porque el que estamos conformando también tiene una curva de aprendizaje: es una administración plural, donde mucha de la gente que llegó no tiene la experiencia necesaria, viene de la sociedad civil y quiere una oportunidad.
Reconoce que, guste o no, el PRI en Oaxaca tiene una presencia política que le dio más de 600 mil votos en la reciente elección y que proviene de sus más de 80 años de gobierno. Por eso considera que sería un gran error dinamitar de inmediato los puentes de comunicación con ese partido.
“A lo mejor ese tipo de actitudes en aras de buscar una gobernabilidad pueden entenderse como debilidad, pero no es así –aclara –, lo importante es el saldo. Hoy puedo decir que, a dos meses y 23 días, después de la alternancia, gozamos de paz y gobernabilidad.”
Precisa que ha dedicado los casi tres meses que lleva en el gobierno a regularizar al personal burocrático, atender los conflictos poselectorales en 49 municipios y establecer convenios para ejercer más de mil 600 millones de pesos del presupuesto.
Además, confía en que los vestigios caciquiles se irán extinguiendo a falta del dinero del gobierno. “El dinosaurio patalea, ahí sigue y no lo podemos quitar de un día para otro, será todo un proceso”, insiste.
–Pero parece que su gobierno está a la defensiva y el dinosaurio está a la ofensiva.
–En esta primera etapa hemos ido reaccionando a hechos que nosotros no hemos generado, pero tuvimos que atenderlos. Por ejemplo: 48 municipios de usos y costumbres y uno de régimen de partido fueron anulados. Eso no lo decidimos nosotros, fue un órgano electoral que todavía está bajo el control del viejo régimen.
Admite que mientras su gobierno no se asiente y no tome los hilos del estado, no podrá generar confianza. Pero reitera: “No puedes abrir la caja de Pandora porque incendias (Oaxaca). Eso no significa que falte voluntad. Estoy convencido que en los seis años vamos a dejar un gobierno que va a cumplir con las expectativas que generó, pero es un proceso”.
–¿Cuándo culminará la primera etapa?
–Yo planteé 111 días, en los que vamos a dar respuestas a los temas que nos planteamos: justicia, derechos humanos, específicamente de los migrantes, de la mujer y de los indígenas, que no se atendían. Queremos transparentar la relación con los medios; eso nos vulnera un poco y estamos sujetos a la crítica, al golpeteo. Quizás en un régimen autoritario, de canonjías, como lo ha vivido Oaxaca, habría otra percepción si actuáramos como antes se hacía, pero no queremos eso y por eso estamos sufriendo los costos.
Cué confía en que su primera etapa de gobierno termine el 21 de marzo, al establecer la fiscalía para investigar los crímenes del pasado y la comisión de la verdad que la acompañará, descongelar la iniciativa de reforma del Estado que está en el Congreso para introducir las figuras de referéndum, plebiscito y revocación del mandato, y conocer si las cuentas de Ulises Ruiz ameritan una auditoría.
–En Zacatecas y Veracruz los nuevos gobernadores iniciaron con acciones. Aquí la gente esperaba una reacción inmediata.
–Sí, pero en estos estados no ha habido nada, ni detenidos, fue sólo el escándalo mediático. Ahora resulta que, si no lo haces bien, pasas de victimario a víctima; por eso hay que actuar con mucho cuidado. Pero sí vamos a actuar.


¡AMLO 2012!

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