13 de diciembre de 2010

Luis K’Fong: Keremos hospitales… no keremos federales

Keremos hospitales… no keremos federales


Luis K’Fong
 
Siempre me pasa lo mismo: me da por presentir que ahora las y los compañeros finalmente se cansaron; ante el boicot de los medios y la relativa indiferencia de la gente que invitamos y no acude; decidieron no llegar.

Hoy fue peor, habían pasado cuatro minutos de las cuatro de la tarde, y Rocío y yo éramos el quinto y el sexto en llegar. Pero poco a poco fueron goteando. Finalmente salimos veintitantos. Al final fuimos treinta y cuatro. Como la semana pasada, como otras veces, como que nos hemos estacionado en esa cifra.

Eché de menos a algunos de los que nos han acompañado otras veces, vi caras nuevas y saludé a otros que habían dejado de caerle. El caso es que volvimos a sacar una kaminata más contra la muerte, la número 21.
 
Disfruté enormemente la actitud de quienes nos veían, sobre todo los automovilistas que atendieron el llamado de nuestros compañeros/as, los que sostienen letreros que rezan: “pita por la paz”, se sueltan sonando el claxon repetidas veces y nos saludan: sea formando la uvé con los dedos, cerrando el puño o levantando el pulgar.

También me gusta que los escasos peatones que topamos, atiendan con gran cuidado la explicación verbal que les da la activista que los volantea, o bien verlos leer muy atentamente nuestra argumentación, la escasa que cabe en media cuartilla…

Kaminar suele cansarme, mi cuerpo ya no está para esos trotes, pero hacerlo con otros treinta y tres gentes que gritan conmigo consignas en contra de la militarización, me hace olvidar que la semana pasada terminé adolorido y que hoy será igual.

No importa. Como todavía no llego a la conclusión de los médicos de Juárez —dicen que ya no serán marchas lo que hagan, sino acciones más fuertes—; como todavía no hemos podido sacar a la calle más allá de un medio centenar de compañeras y compañeros valiosísimos, pero todavía escasos; seguiré kamianando con ellos.

Esperando que al vernos se animen las mayorías a protestar públicamente, a dejar el refunfuño particular y el reniego de autoconsumo. O bien, por qué no, que aparezca otra protesta mejor lograda, organizada e incluyente, que nos acepte con todo y nuestra irreverencia y radicalidad; y sumarnos, fundirnos con un movimiento que pueda presentar una alternativa al evidente fracaso de los gobiernos de los de arriba.

La de hoy tuvo dos rasgos particulares, uno personal, pero que quiero compartir con ustedes: entre los que abrimos la kaminata estaba mi suegra, la mamá de Rocío. La maestra cuenta con 78 años de edad, pero como vive por ahí por Santa Rosa, quiso estar a la hora de que se iniciara la kaminata.

El otro, es que al final, en el momento en que repartimos propaganda en el crucero a los autos que hacen el alto, llegó un convoy de policías federales. Eran muchos o tal vez mi indignación lo hizo ver así. Deben haber sido segundos los que duraron en pasar frente a nosotros, pero fueron suficientes para hacerle sentir nuestro rechazo gritándoles las consignas que la resistencia ha acuñado para el caso:

“¡Queremos escuelas, queremos trabajo, queremos hospitales; no queremos federales!” Que repetido varias veces por treinta gargantas al unísono, eriza el vello del cuello a quien lo oye, sobre todo si se grita en la cara de quienes nos ocupan, como si fuéramos un país enemigo.

Al final, lo volvimos a hacer: nos reunimos en conciliábulo. Decidimos que la próxima, la del día 18 de diciembre va a ser aquí mismo: Independencia y 20 de noviembre de la ciudad de Chihuahua, a las 4 de la tarde.
 
Para el sábado 25 de diciembre, se dividieron las opiniones. Los que querían suspender, los que nos negamos, los que propusieron variar ligeramente, pasándonos al domingo 26.

La decisión fue que saldremos tal cual hemos prometido. Los sábados 25 de diciembre y 1 de enero a las 4 de la tarde, de Salvador Novo e Izalco, en el Infonavit Saucito, el mismo crucero donde comenzamos la Primera Kaminata contra la Muerte.

Ojalá y a pesar de ser días festivos por decreto, pues no hay nada que celebrar, la gente llegue, cuando menos cincuenta tercas y tercos que nos hemos mantenido de una o de otra manera.
 



-- ¡AMLO 2012!

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