La triple tragedia de Marisela | Ediciones Impresas Milenio
La triple tragedia de Marisela
Vuelta prohíbida
Néstor Ojeda
2010-12-19•Al Frente
[Protesta de la activista. Foto: Jesús Alcázar/AFP]
Protesta de la activista. Foto: Jesús Alcázar/AFP
A las carreras, en medio de un fuerte operativo de seguridad, fue enterrada ayer Marisela Escobedo Ortiz, quien fuera asesinada el pasado jueves a las puertas del Palacio de Gobierno de Chihuahua. La activista exigía algo cada vez más inalcanzable para los mexicanos comunes y corrientes: justicia.
La tragedia de Marisela sólo se puede atribuir a la podredumbre que impera en nuestros sistemas social, político, jurídico y policiaco. Tres jueces declararon inocente al homicida confeso y ex pareja de su hija Rubí, lo que la convirtió en una activista en busca de que el responsable de arrebatarle a su niña cumpliera el castigo por haberle quitado la vida.
Por fortuna, los esfuerzos de esta madre incansable tuvieron éxito, pero fue demasiado tarde. Un tribunal colegiado revirtió la sentencia que dejó libre al asesino de Rubí, pero el daño ya estaba hecho: el homicida confeso Sergio Rafael Barraza Bocanegra se dio a la fuga y hasta hora se desconoce su paradero.
En el momento de su muerte, Marisela Escobedo acampaba a las puertas del Palacio de Gobierno de la capital de Chihuahua, centraba su esperanza en que el nuevo gobernador César Duarte hiciera algo más, un esfuerzo extraordinario para localizar y detener al asesino de Rubí.
Hasta ahí llegaron por ella. De un vehículo bajó un sujeto, la persiguió y la baleó. Murió y ni en la muerte tuvo paz, pues se fue sabiendo que el homicida sigue impune y, además, su familia recibió amenazas, por lo que tuvo que adelantar el funeral.
En estos momentos de zozobra, no se puede evitar comparar su historia con la de otra madre coraje: Isabel Miranda de Wallace, quien durante cinco años luchó hasta ver tras las rejas a los secuestradores y asesinos de su hijo Hugo Alberto. Y tampoco se puede evitar descubrir las diferencias.
Sin quitar mérito alguno a la señora Wallace, Marisela no tuvo el dinero para pagar espectaculares y ofrecer recompensa, no fue recibida en todos los medios ni tuvo trato especial de parte de autoridad alguna. La señora Escobedo fue protagonista de la triple tragedia de ser pobre, víctima de la injusticia y de las balas de los criminales. Eso es México, el país donde la justicia no es para todos.
nestor.ojeda@milenio.com
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