PATRIA ZURDA
Wikileaks: Informante o lavadora de cara imperial
Juan Carlos Vallejo*
¿Es realmente Wikileaks una fuente de información seria o es una burda lavadora de cara imperial? ¿Es Julián Assange un informante o es un agente con una misión definida? ¿Están siendo Wikileaks y Assange utilizados en su buena fe o son una “herramienta barata”(1) de una potencia mundial?
Desde que el portal Wikileaks “filtró” el 27 de Julio de 2007 el video "Collateral Murder"(2), –gracias al soldado Bradley Manning- en el que desde un helicóptero de los invasores a Irak asesinaban a 12 civiles (entre ellos dos niños y dos periodistas de la agencia Reuters), los medios de comunicación internacional corrimos a hacer el despliegue que la noticia ameritaba aunque el mundo ya sabía que ocurría muy a menudo. Julian Assange, director del portal Wikileaks, hablaba de “la mentalidad de video juego”(3) de los soldados invasores que disparaban a diestra y siniestra contra objetivos civiles que no representaban una amenaza. Obviamente el video era cruel evidencia que mostraba ante el mundo la masacre de un pueblo inerme cuyo pecado era estar asentado en un territorio rico en petróleo. Las imágenes del video ocuparon por varias semanas los titulares de todos los medios de comunicación del orbe. Yo mismo le dediqué un segmento de mi columna “Notas de ANNCOL”(4) de abril. En ese momento me dije: “por fin un abanderado del periodismo independiente aparecía en escena con semejante plato para desenmascarar las atrocidades de una de las aventuras bélicas de un imperio delirante y sus aliados”.
De tiempo atrás, Michael Moore(5), publicaba en su página web cartas y fotografías que soldados apostados en Irak (y luego en Afganistán) le enviaban. Parte de ese material le sirvió para producir el documental Fahrenheit 9/11 en el 2004. Pero también le sirvió al Pentágono para poner controles estrictos en la correspondencia, correos electrónicos y uso de videos por aquello de “la Seguridad Nacional”(6).
En julio 25 de 2010, otra vez Wikileaks sorprendía al mundo con el “Afghan War Diary”, la filtración más grande de documentos de guerra desde “los Papeles del Pentágono” hecha por Daniel Ellsberg(7) sobre los pormenores de la invasión a Vietnam.
Aquí es bueno detenernos: Si ponemos en una balanza lo que representaron los documentos filtrados por Ellsberg frente a los de Wikileaks, los segundos quedan en deuda. Es decir, no aportan nada diferente a lo ya conocido y denunciado por organizaciones humanitarias, medios independientes y hasta por las mismas cartas publicadas por Moore. Lo que llama la atención es que otra vez(8) el impenetrable Pentágono, tal vez el sitio más inexpugnable en la tierra, vuelve a fallar en sus controles internos. Pueden ver la marca de los zapatos de un objetivo militar desde un satélite a miles de kilómetros de la tierra; pueden escuchar y decodificar comunicaciones desde un cómodo sillón en Virginia; pueden bloquear y desbloquear páginas web enteras por meses; pero no pueden impedir que “documentos secretos” salgan a la luz pública con enorme facilidad. De verdad que a simple vista uno no cae en cuenta y se deja llevar como cordero al punto de aplaudir la “filtración”. Pero al momento de valorar la información filtrada quedamos desilusionados.
Hay un hecho que quiero resaltar antes de entrar en el tópico de las recientes “filtraciones diplomáticas” de Wikileaks, y es la forma del cómo se establecen “verdades” en los medios de comunicación, en las aulas de clase, en las conferencias internacionales.
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http://guerrillaviaweb.blogspot.com/2010/11/wikileaks-informante-o-lavadora-de-cara.html
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