16 de noviembre de 2010

José Alfonso Suárez del Real: LA REVOLUCIÓN INCOMODA AL CALDERONISMO

LA REVOLUCION INCOMODA AL CALDERONISMO

“La honra se forja en la conciencia y  se consolida
y crece con las acciones generosas y esclarecidas”
José Vasconcelos.

Por: José Alfonso Suárez del Real y Aguilera.

Tras la anodina celebración del bicentenario de nuestra Independencia, cuyo fugaz paso por el imaginario colectivo se redujo a un artificiosa mixtura de un Disney-Parade, un Carnavalito y una suerte de Xantolo, el gobierno federal no pudo ocultar su incomodidad con el centenario de la primera revolución social del siglo XX, y a través del desventurado Secretario Ni-Ni, informa que tal efeméride no tendrá ni plaza ni emblema.
Por las vueltas que dio el portavoz de los “festejos” nos queda claro que la administración de Calderón se contenta con honrar en “petit comité” a Madero en Los Pinos,  militarizar un desfile tradicionalmente deportivo y “apantallar” al respetable con el espectáculo multimedia en la plaza de la Constitución.
El escueto programa de actividades difundido por las autoridades federales confirma la impresión de la nula importancia que para el “gobierno del cambio” tiene este centésimo aniversario y su profundo contenido social en la vida del pueblo mexicano.
Resulta entendible, aunque no justificable,  que los enemigos de la Revolución Mexicana, agrupados en torno a la derecha que se integró bajo las casullas del  Partido Católico Mexicano en la primera década del siglo pasado para oponerse, entre otros asuntos a la laicidad del estado y particularmente a la educación gratuita y laica, expresen en pleno siglo XXI su incomodidad histórica evitando resaltar el centenario de ese movimiento popular.
Esa derecha, que tras los aciagos sucesos de la Cristiada, se reagrupó en el Partido Acción Nacional, fundado en 1939 con el fin de detener y revertir la educación socialista y los procesos expropiatorios que impulsó el General Cárdenas, a quien tildaron siempre de comunista, se niega a reconocer los alcances y aportes de los hombres y mujeres que un 20 de noviembre, de hace una centuria, se rebelaron en contra del autoritarismo que hoy algunos funcionarios del gobierno federal tanto añoran.


Tras una década como partido en el gobierno, los mexicanos hemos testimoniado su aversión al proceso revolucionario ante su obsesión por desmantelar todas y cada una de las conquistas que el pueblo de México ideó y fraguó a partir de 1910.
Prueba de su acendrada oposición al espíritu social de nuestra revolución se patentizan con la fiebre de subrogación de servicios de bienestar a la población; la extinción de empresas públicas, como la Compañía de Luz y Fuerza del Centro; la abdicación a favor de la oligarquía magisterial de la educación pública de nuestros niños; la obcecación por imponer una estado de guerra a la población inerme y por desconocer las facultades del municipio libre, figura defendida por los constituyentes revolucionarios.
A pesar de su afán por ocultarlo, el verdadero emblema calderonista en contra de este primer centenario de la Revolución Mexicana, es su obsesión por lograr la aprobación “fast-track” de la Ley de Asociaciones Público-Privadas, instrumento jurídico que garantiza el desmantelamiento del estado nacional, por el cual lucharon tantos hombres y mujeres desde 1910 para acabar con las oligarquías y con la injusticia social.
Parafraseando a quien nos legó el espíritu incluyente del quehacer educativo y cultural de la Revolución, José Vasconcelos, el pueblo - al que tanto desprecian los calderonistas-, ha forjado en su conciencia colectiva la honra que merecen los próceres revolucionario, y esa honra la consolida y hace crecer con acciones generosas y esclarecidas defendiendo con ello los verdaderos postulados de Madero, Carranza, Zapata y Villa, en contra de los turbios intereses de una administración que reniega de sí misma al negar los aportes de la Revolución Mexicana.

¡AMLO 2012!

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