El toro educativo puede meterle los cuernos a Lujambio y Gurría y sacarlos del ruedo por dar pases tontos
Pedro Echeverría V.
1. “Mejorar la calidad de la enseñanza en México requiere no sólo mantener una inversión creciente en el sector, sino crear un sistema de evaluación e incentivos para los docentes que sea “robusto, transparente e independiente”, afirmó el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), José Ángel Gurría, quien llamó al titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Alonso Lujambio, a “agarrar el toro por los cuernos”. Propone Gurría: que los profesores de enseñanza básica que tengan bajo desempeño de manera permanente sean “excluidos” del sistema educativo, y solicita a la SEP establecer periodos de “inducción y prueba” hasta de un año de tutorías, tanto para docentes recién egresados como para los que buscan una plaza definitiva, con el fin de fortalecer el sistema educativo”. Silencian los tontos que no es problema de enseñanza, sino de política educativa.
2. Esos funcionarios de Educación (Reyes Tamez, Josefina Vázquez, Lujambio), designados por el presidente de la República en turno, saben tanto del sistema educativo como yo de astronauta, es decir, nada. ¿Cómo es posible que le echen la culpa a los profesores cuando éstos sólo han sido dóciles transmisores de las políticas educativas que se ordenan por los burócratas funcionarios de la SEP? o ¿cómo echarles la culpa a los profesores cuando por lo menos la mitad de los niños de enseñanza elemental y secundaria acuden a la escuela sin haber desayunado, desnutridos, desde hogares desintegrados y miserables? La realidad es que si alguna culpa tienen los profesores es esa docilidad, cobardía, ignorancia política y, hasta oportunismo, de dejarse manipular por autoridades de la SEP y dirigentes sindicales venales o “charros” que han estado siempre aliados para destruir la educación pública.
3. Pero, ¿Quién evalúa a los evaluadores? ¿Es al organismo privado Ceneval, con sus criterios empresariales y muy parciales, en el que hay que confiar que dictamine a los profesores que deben ser excluidos? Lo que sí saben los profesores es que los concursos de oposición, pero mucho más los tradicionales exámenes de admisión o de conocimientos, suelen ser el peor engaño, la más grande farsa que sirve para validar o legitimar cosas ya determinadas con anticipación. Cuando al Ceneval le encargan una evaluación, sus técnicos preguntan de antemano cuántos deben pasar la prueba y cuántos deben reprobarla para abrirla o cerrarla; o bien cómo ideologizar la prueba para eliminar a los enemigos del gobierno y del sistema. Así de sencillo es esto y lo saben perfectamente los profesores. ¿Qué pasa en una evaluación cuando PAN, PRI, PRD, el grupo empresarial, Televisa, etcétera, presentan una lista de recomendados?
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