MICHOACANITO CON MICHOACANAZO.
…y el coco de Cocoa
Había una vez un país Muy Muy Cercano. Ese país era gobernado por un personaje chiquitito con complejo de Nerón. Le decían Michoacanito. Michoacanito era efectivamente una edición moderna, de bolsillo, de aquel Nerón que una vez incendió Roma. Aficionado a la lira y a la liba, Michoacanito traía en la mano una caja de fósforos. Alrededor de Michoacanito, siempre alerta, andaba un grupo de bomberos encargado de que la lumbre no alcanzara al pequeño Nerón. Las yermas praderas del país Muy Muy Cercano ardían en llamas, pero Michoacanito estaba siempre protegido. Aun así Michoacanito inventó un bono de riesgo para que él y sus amigos se repartieran 500 millones de chiquipesos al año.
En el mes de julio de 2009 se realizarían elecciones intermedias en Muy Muy Cercano. Michoacanito sabía que su partido no ganaría esas elecciones, pues la gente no estaba contenta con que se la llevara aventando fósforos, mientras libaba y libaba. La gente no quería votar por su partido para que Michoacanito no tuviera fósforos y botellas más grandes. Entonces Michoacanito ideó un tremendo plan. Pensó que si perdía todo Muy Muy Cercano, lo que parecía ya inevitable, de perdida debería ganar Michoacán, su terruño llameante y querido. Daré un michoacanazo, dijo Michoacanito.
Entonces, en mayo de 2009, Michoacanito mandó apresar a 35 funcionarios y presidentes municipales de Michoacán. Casi todos los apresados eran de un partido que es el coco de Cocoa. Cocoa Calderón es la hermana mayor de Michoacanito. A Cocoa también le gusta jugar con fósforos y quiere ser gobernadora de Michoacán; pero el partido que es el coco de Cocoa se interpone en su camino.
El tremendo plan de Michoacanito funcionó inicialmente a la perfección. En la televisión, la radio y los periódicos, Michoacanito tenía muchos amigos (casi todos a sueldo) que le ayudaron a presentar como narcotraficantes a los enemigos políticos de Michoacanito y Cocoa. El “Michoacanazo”, llamó la jauría de cámara y micrófono a la aprehensión de los paisanos de Michoacanito. Ahora sí, pensó Michoacanito, si se acaba el mundo en Muy Muy Cercano, me iré a Michoacán, con mi hermana Cocoa, a quien ya le limpié el terruño. Por cierto, los funcionarios aprehendidos en el michoacanazo fueron exhibidos rapados y en overol amarillo, el color del partido que es el coco de Cocoa.
Pero algo no cuajó. El caso es que los michoacanos no se tragaron el cuento de Michoacanito. El 7 de julio de 2009 se conoció la noticia: el partido de Michoacanito perdió en todo Muy Muy Cercano, pero también perdió en Michoacán. En ese estado sólo ganó tres distritos, mientras que el coco de Cocoa ganó ocho. A Michoacanito no le quedó otra que agarrar la botella y, otra vez, a brindar con extraños. “Siempre caigo en los mismos errores”, pensó, mientras acariciaba nerviosamente la cajita de fósforos.
Pasaron los meses y en los juzgados se presentaron las pruebas que incriminaban a los aprehendidos en el Michoacanazo. Unas hojas arrugadas que llamaron Narconómina, la que encontraron en un vehículo utilizado por narcos. Ahora nadie sabe donde está el vehículo donde estaba la narconónina; el carro se hizo humo. Además declaró un testigo “protegido”, que ahora también se hizo humo. Se presume que el “testigo” huyó en el mismo carro, dejando una estela… de humo.
A los jueces, con esas pruebas tan vaporosas, no les quedó otra más que declarar inocentes a los inculpados y dejarlos ir libres, como debieron estar siempre. ¡Qué fea cruda se cargan ahora Michoacanito y sus amigos de la jauría mediática! Alegan ahora parcialidad de los jueces. Pero basta un vistazo a las “pruebas”, para convencerse de que todo fue un vil invento. Un invento vil cuyas motivaciones electoreras son inocultables.
Los habitantes de Michoacán y de todo Muy Muy Cercano viven cada vez más preocupados. Saben que a la cajita de Michoacanito ya le quedan pocos fósforos. Pero, cada vez más nervioso y más borracho, Michoacanito es más peligroso. Hasta que llegue el día en el que los bomberos no lo puedan cuidar ni a él, pues las llamas lo rodean, y se le acercan.
Martín Vélez
¡Es un Honor Estar con Obrador!
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