14 de septiembre de 2010

De chivo, los tamales (v2.0): ACKERMAN: Empresarios, al banquillo

De chivo, los tamales (v2.0): Empresarios, al banquillo


Empresarios, al banquillo
John M. Ackerman

MÉXICO, D.F., 13 de septiembre.- “Un empresario que se colude para elevar los precios no es otra cosa que un criminal común. No merece ningún trato especial y debe ir directo a la cárcel”, aseveró Joe Philips, quien fungió como director de la división de Competencia Económica de la OCDE en París por casi tres décadas. “Cuando las empresas tienen una vida tranquila –continuó Philips–, cuando no existe una competencia vigorosa, invierten menos, innovan menos y ven reducida de manera significativa su productividad. Este es el problema principal con la economía mexicana hoy”.
Por su parte, Juan Rodríguez, abogado litigante de la división Anti-monopolios del Departamento de Justicia de Estados Unidos –instancia que en los últimos años ha enviado a docenas de empresarios a la cárcel por periodos hasta de cinco años–, declaró: “Lo que buscamos es que los empresarios que incurran en prácticas monopólicas se llenen de pavor”.

Ambos expertos participaron en un seminario de análisis de las posibles modificaciones a la Ley Federal de Competencia Económica (LFCE) organizado por el doctor Jorge Witker en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM hace unos días. Las conclusiones del seminario son contundentes: Es impostergable aplicar medidas drásticas que auspicien una verdadera economía de mercado en el país, para que los mercados dejen de estar controlados por unos cuantos empresarios que actúan en contra del interés público.

Actualmente, la LFCE y el artículo 28 constitucional son casi letra muerta. La inexistencia de sanciones fuertes y la limitación tanto de las facultades como de la autonomía de la Comisión Federal de Competencia (CFC) han generado una situación en la que, de acuerdo con estimaciones de la misma Presidencia de la República, 42% del ingreso de las familias más pobres se destina a la compra de bienes de consumo básico con un acentuado sobreprecio.

Al respecto, el diputado federal Mario di Costanzo presentó una iniciativa que denominó Ley de Precios Competitivos. En la exposición de motivos revela que en México pagamos 223% más que en Estados Unidos por cemento, 230% más por servicios de telefonía fija, 150% más por concepto de intereses en tarjetas de crédito y créditos bancarios, así como comisiones bancarias inusitadamente caras para los estándares internacionales. También existen serios problemas de competencia para los productos más básicos, como la leche, el huevo, la tortilla y el pan.

Al mismo tiempo, en México ningún empresario ha pisado la cárcel, o siquiera se ha visto sujeto a un proceso penal, por prácticas monopólicas. Eso sí, nuestras prisiones están llenas de gente pobre cuyo único delito en muchos casos ha sido el robo de un artículo menor de alguna de las tiendas propiedad de los barones del dinero de la economía mexicana.

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