2 de agosto de 2010

Carlos Iaquinandi Castro, redacción de SERPAL>> El imperio contraataca

>> El imperio contraataca: "

>> El imperio contraataca.

Por Carlos Iaquinandi Castro, redacción de SERPAL.



Los buenos propósitos y las frases sensatas con las que el presidente Obama se refirió a nuestra América Latina al comienzo de su mandato, no se corresponden con los hechos concretos de su gobierno. El golpe de hace poco más de un año en Honduras fue el primer indicio de ese desacople entre sus palabras y sus acciones. Tras una calculada ambivalencia, finalmente EE.UU. no cumplió su compromiso de no reconocer a un gobierno golpista y cesar la ayuda militar. Por el contrario, su diplomacia trabajó para oxigenar al golpista Micheletti y favoreció que su gobierno de facto “aguantara” hasta la convocatoria electoral que dio paso a su sucesor, Porfirio Lobo. Este nuevo gobernante asumió condicionado y no solo no promovió la investigación judicial sobre el golpe, la violación constitucional o los crímenes de la represión, sino que premió con distinciones o puestos significativos a los ejecutores del derrocamiento de Manuel Zelaya y continuó el hostigamiento contra militantes del Frente de Resistencia. Maestros, campesinos, sindicalistas, fueron amenazados o asesinados. En solo 90 días de su mandato 8 periodistas resultaron muertos por sicarios. Ningún crimen fue esclarecido.



El “procónsul” norteamericano



Desde meses antes del golpe de junio del 2009 ha sido evidente el protagonismo del embajador norteamericano en Tegucigalpa. Recientemente se reveló que el diplomático Hugo Llorens estuvo al tanto de la preparación del golpe y que participó de las reuniones conspirativas. Pero si alguna duda quedaba de la injerencia del gobierno de los Estados Unidos en este retroceso de la democracia continental, ahora se anuncia que Porfirio Lobo permitirá la instalación de una nueva base militar norteamericana en territorio hondureño. El canciller Mario Canahuati informó que el enclave se levantará en la zona de La Guanaja, Departamento de Islas de la Bahía. Bajo el pretexto de controlar el narcotráfico, a comienzos de año ya se había inaugurado una base similar en el departamento de Gracias a Dios, fronterizo con Nicaragua. Las bases son operadas por personal hondureño, pero con asesoramiento de oficiales del Comando Sur del Ejército norteamericano que desde hace muchos años controla –además - la base aérea de Palmerola. A esta unidad fue inicialmente conducido el presidente Zelaya cuando el golpe de estado (28-6-2009) antes de expulsarle hacia Costa Rica.




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