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Crecen amenazas de federales contra periodistas y ciudadanos
Martín Orquiz
El Diario | 05-07-2010 | 23:59 | Local
Cuando Lucio vio que la mujer policía le puso la pistola en la cara y comenzó a empujarlo con la otra mano, sintió miedo, no por el hecho en sí puesto que es blanco frecuente de hostilidades policiacas, sino porque temió que el descontrol de la agente hiciera que disparara por accidente.
“Apenas llegamos, no sabíamos lo que había pasado, no sabíamos que ahí estaban ya los agentes, porque muchas veces llegamos primero que ellos, pero en cuanto nos vieron se nos vinieron encima para amedrentarnos”, contó.
Lucio Soria, fotógrafo de El Diario, y varios trabajadores de otros medios de comunicación, han sido agredidos y amenazados por elementos de la Policía Federal (PF) en diferentes escenarios cuando acuden a cubrir eventos violentos.
Especialistas dijeron que los policías repiten esta actuación ilegal no sólo en contra de los representantes de la prensa, sino de la ciudadanía en general.
Consideraron que la actitud de los agentes obedece a dos razones: la primera tiene que ver con el descontrol que tienen los mandos sobre los elementos; la segunda, con la frustración que sienten los oficiales al ser exhibidos por la poca efectividad en el combate a la delincuencia.
Al tratar de impedir el trabajo de los comunicadores los policías atentan contra el derecho a la información consagrado en la Constitución Mexicana, lo que resulta controversial porque siendo quienes deben procurar la legalidad, por el contrario la violentan, agregaron abogados.
El incidente que cuenta Soria ocurrió el domingo pasado, cuando desconocidos dispararon poco después de las 9 de la noche en contra de elementos federales de inteligencia logrando herir a cinco, uno de los cuales murió horas después cuando recibía atención médica.
Ricardo Muñoz, su compañero, sufrió también el embate de los oficiales, mientras otros trataban de auxiliar a los policías caídos en el cruce de las calles Río Yaqui y Papigochi.
“Reportaron a unos lesionados de bala, no sabíamos que eran policías, llegamos y entramos por la Papigochi, ahí vimos a algunas personas que estaban tiradas y a otras que querían subir a una troca roja y a un carro negro”, recuerda Soria.
Cuando se estaban acercando para tomar las fotografías, les salieron al paso una mujer y un hombre, quienes al parecer eran agentes federales vestidos de civil, los que comenzaron a empujarlos y a apuntarles con sus armas.
La oficial era la más alterada, mientras que con una mano empujaba a Lucio hacia atrás con la otra le puso una pistola en la cara, pero también se las arregló para golpear con el hombro a Muñoz, con esa acción le tiró el flash de su cámara. Enseguida los reporteros gráficos comenzaron a preguntarles por qué los trataban de esa manera.
“No les des explicaciones a estos hijos de su pinche madre, a chingar su madre de aquí”, contestó el policía.
Mientras eran agredidos, pudieron escuchar que otro hombre gritaba: “Súbelo ya cabrón (a uno de los heridos), ahí vienen los cabrones de la prensa”.
El periodista indica que sintió miedo de resultar herido o muerto, ya que la mujer actuaba de forma errática y se tropezaba perdiendo el equilibrio de forma constante, por lo que podía disparar accidentalmente su arma.
Afirma que tomó los hechos con tranquilidad, les pidió a los agentes calma para emprender la retirada, lo que hicieron sin dejar de hacer su trabajo.
El representante de El Diario indicó que ha enfrentado innumerables confrontaciones con los elementos federales, con integrantes de otras corporaciones y con soldados cuando realiza su trabajo, amparado con la libertad que le concede la Constitución de la República.
Pero, igual que el domingo, los agentes no parecen entender que están atentando en contra de un derecho universal de los ciudadanos.
Recuerda que apenas el sábado pasado acudió al reporte de una persona muerta en el cruce de las calles Artículo 123 y Cromo.
Cuando llegó comenzó a tomar fotografías, pero un elemento de la PF lo agredió verbalmente y se le abalanzó gritándole: “no nos tomes las caras hijo de tu pinche madre, por culpa de ustedes los periodistas nos están matando”.
Confundido, Soria lo cuestionó acerca de su actitud, pero el ataque continuó.
Minutos después, el mismo elemento se le acercó para “darle permiso” de hacer su trabajo, pero el fotógrafo ya lo había cumplido para entonces.
Frustración y falta de control
El criminólogo Óscar Máynez Grijalva considera que este fenómeno se genera –por un lado– por la falta de control de los mandos policiacos, porque si los oficiales se comportan de una forma irregular se debe a que las cuerdas de los mandos están flojas.
Si los jefes tuvieran realmente las riendas de lo que hacen los federales, menciona el especialista, entonces ya hubieran intervenido para “pintar la raya” y que no se registraran más conflictos.
La segunda situación que se refleja es que, ante la falta de resultados, los agentes se sienten agredidos por la prensa porque constantemente están transmitiendo que los policías no están haciendo bien su trabajo, dice.
Cualquiera de las dos circunstancias que se esté registrando es mala, tal como lo es que dejen a los oficiales actuar en contra de la sociedad.
La frustración invade a los policías por no lograr contener la racha de violencia que se registra aquí, mientras que la prensa realiza su trabajo de evaluar la función pública y expone esos resultados, pero provocan una actitud adversa por parte de los elementos policiacos.
“Una de las señales de que una democracia funciona es precisamente la libertad de prensa y el respeto a los medios. En los Estados donde el gobierno es autoritario y fallido, históricamente contra los primeros que se dejan ir es contra los medios porque reflejan esa realidad”, explica.
En este caso, continúa, el discurso oficial de las autoridades federales de México ha sido confrontado con la realidad que publican los medios.
Por eso, cuando un Estado pasa de democrático a autoritario, opta por corromper a los periodistas o a ponerles trabas, lo que es una evolución esperada y natural.
Hablando exclusivamente de la actitud de la Policía Federal en Ciudad Juárez, los medios reflejan una realidad que les incomoda y se provoca esa reacción.
Recuerda que el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, echó la culpa a los medios de comunicación de que la ciudadanía no le creyera los resultados que daba a conocer, argumentando que eran cuestiones de percepción.
El criminólogo indica que los mandos de la corporación debieron ponerle un remedio al conflicto desde el primer hecho que se registró, pero no quieren o no pueden hacerlo, en cualquiera de los casos se vislumbra un efecto negativo para la sociedad.
Señala que aun cuando todos los Estados tratan de controlar a los medios, esto sucede con mayor énfasis en los fallidos o los autoritarios.
Violan garantía del derecho a la información
Otro reflejo de la actitud de la PF en contra de los trabajadores de los medios ocurrió apenas el primero de julio, cuando un grupo irrumpió en las instalaciones de la Casa del Periodista en Ciudad Juárez, y encañonaron con sus armas a los reporteros sin motivo aparente.
Adrián Ventura Lares, presidente de la Sociedad de Periodistas y Comunicadotes (SPYC), cuenta que esa tarde agremiados a esa Asociación Civil fueron víctimas de la prepotencia y del abuso de autoridad por parte de agentes de la PF.
Los agentes, con lujo de violencia y fuertemente armados, ingresaron sin una orden de cateo a la propiedad localizada en el cruce de Ignacio de la Peña y Ecuador de la colonia Partido Romero.
Más de 30 agentes federales del equipo táctico y de élite llegaron en siete unidades, entre ellas dos blindadas, dos unidades línea Suburban azules con vidrios polarizados sin número de identificación, así como las unidades tipo pick up con números 13592, 10662, 10839, con las que rodearon el área.
Los policías ingresaron al patio trasero, violaron la puerta y se metieron a las oficinas apuntando con sus armas a los reporteros, a quienes les ordenaron moverse de su área de trabajo, dio a conocer.
Luego, continúa, se dirigieron a una de las oficinas en donde se encontraba él para encañonarlo y ordenarle que se tirara al piso.
El comunicador cuestionó a los policías su actitud, enseguida un elemento cortó cartucho de su arma larga y lo amenazó con dispararle.
Luego se acercó otro agente, quien al parecer estaba al mando de la operación y ordenó la retirada.
Uno de los policías dijo que buscaban a supuestos “secuestradores y armas” ya que atendían una denuncia ciudadana, pero no dieron más explicaciones de su proceder.
Al retirarse los federales, el periodista empezó a tomar fotografías de las unidades y elementos que participaron en el allanamiento, mientras los policías lo amenazaron para que dejara de hacerlo.
Al lugar llegaron más trabajadores de los medios de comunicación afiliados a la SPYC a preguntar lo que había ocurrido.
El reportero gráfico Alejandro Bringas comenzó a realizar su trabajo captando aspectos de la escena de la intromisión, minutos después arribó un segundo grupo de agentes que lo rodearon y le exigieron que se identificara a pesar de que portaba a la vista su gafete de El Mexicano y de la agencia Reuters.
Al darse cuenta de que era reportero, uno de los elementos, le dijo: “tú eres de los que nos anda poniendo… tú fuiste el que puso a los cuatro compañeros”, e intentaron privarlo de su libertad, pero al darse cuenta de la pretensión de los federales los periodistas salieron para encararlos.
El fotógrafo de prensa se agarró con sus dos manos de una unidad estacionada, por lo que los policías no pudieron llevárselo de inmediato y desistieron cuando fueron enfrentados por los reporteros.
“No justificamos actitudes prepotentes y actos fuera de la ley. Mucho menos que se estigmatice a profesionales de la comunicación sin tener elementos suficientes para ello, como lo hicieron algunos de los agentes”, declara Ventura Lares.
Héctor González Mocken, vicepresidente en la zona norte de la Confederación de Colegios y Asociaciones de Abogados de México, considera que acciones como la anterior violan la garantía del derecho a la información, la que está elevada a rango constitucional.
“Cuando los actos son en contra de la Constitución, no sólo se comete la acción en contra del Estado de Derecho, sino en contra de la misma Constitución que ordena lo que las autoridades y los ciudadanos deben observar”, explica.
Su violación, agrega, es motivo inclusive para generar acciones penales en contra de quien lastime el derecho a gozar esa garantía individual, toda vez que el Código Penal Federal contempla sanciones a las autoridades que cometan abusos.
El profesionista expresa que tan protegido está ese rubro, que puede solicitarse una serie de amparos en contra de la autoridad que insiste en vulnerar ese derecho de los gobernados.
Considera que violentarlo pone en riesgo a la sociedad, ya que impedir que se ejerza el derecho a la información es representativo de un Estado antidemocrático y autoritario.
“No sólo es un derecho nacional, sino uno internacional porque México ha suscrito pactos con otros países acerca del derecho a la información, lo que se dio a través de una lucha internacional que se ha gestado durante muchos años y es una conquista, es un derecho natural, es una de las garantías individuales de segunda generación”, indica.
Cuando se desdeña como lo han hecho los agentes federales, considera el abogado, se genera un motivo o atributo para que los medios de comunicación o los periodistas formulen una querella en contra de quien quiera obstruir el derecho a la información.
El Estado, advierte, está limitado a no ir más allá de lo que le permite la Constitución.
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